Día Internacional de los Pastos Marinos: Chile tiene una sola especie y praderas originadas por clones
Crédito: Flickr.
Estos ecosistemas costeros tienen un alto valor ecológico y son fundamentales para la salud del planeta. A pesar de su relevancia, enfrentan amenazas y una pérdida acelerada en su superficie, lo que hace necesario un mayor esfuerzo de conservación y concienciación.
En mayo de 2022, la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó establecer el 1 de marzo como el Día Internacional de los Pastos Marinos con el fin de concienciar a la sociedad sobre el valor de estos ecosistemas y su conservación, considerando su aporte a los logros de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Los pastos marinos cubren cerca del 1% de la superficie marina, pero ofrecen una serie de servicios ecosistémicos valiosos para la medioambiente y la humanidad: pueden almacenar el 18% del carbono oceánico mundial; son puntos de alimentación, reproducción y hogar para diversas especies marinas, ayudan a filtrar la contaminación y a mejorar la calidad del agua; pueden almacenar nutrientes y actuar como línea de defensa a lo largo de las costas, entre otros.
Lamentablemente, la superficie de praderas marinas se ha estado reduciendo a partir de la década de 1930 y, según señala la resolución que origina este día, “cada año se pierde un 7 % de este crucial hábitat marino, lo cual equivale a perder pastos marinos del tamaño de un campo de fútbol cada 30 minutos”.
Asimismo, consigna que el 21 % de las especies de estas hierbas han sido catalogadas en la categoría de casi amenazadas, vulnerables y en peligro en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Este viernes se celebra por segunda vez la fecha que refuerza la importancia de estas áreas presentes en 156 países, desde los trópicos al círculo polar ártico, que a nivel global suman unos 300 mil kilómetros cuadrados, constituyéndose en uno de los hábitats costeros más extensos del planeta.
Los pastos marinos son plantas con flores y semillas (angiospermas), que forman prados -lo mismo que sus hermanos de tierra-, pero en el mar, en aguas someras.
“Se ven de forma muy similar a los pastos de los jardines o las plazas”, señala el académico del Departamento de Oceanografía e integrante del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), Erasmo Macaya Horta.
En superficie, representan aproximadamente el 1% de las zonas costeras a nivel mundial.
“Son especies que viven a poca profundidad, en general hasta 20 o 40 metros de profundidad, porque necesitan luz; no son tan abundantes si se comparan, por ejemplo, con las praderas o bosques de algas, que cubren cerca del 20% o incluso el 25% de la zona costera global”, señala el también Director del Laboratorio de Estudios Algales (Algalab).
El Dr. Macaya anota que estos pastos marinos pertenecen al mismo grupo que sus pares terrestres, lo que los hace muy interesantes desde el punto de vista evolutivo. Se estima que los pastos marinos aparecieron hace unos 100 millones de años, con un origen bastante debatido, que los situaba solo en humedales, manglares o plantas de agua dulce, explica el especialista en ecología, taxonomía y diversidad de macroalgas.
Estudios moleculares recientes sugieren que son un grupo polifilético; es decir, que todas las teorías eran correctas, agrega.
“Lo interesante es son plantas con flores que tienen que estar adaptadas a un medio con mucha sal, vivir sumergidas y adheridas al sustrato marino y reproducirse en él y eso implica que lo mismo que ocurre con las flores o el polen en la tierra tiene que suceder en el ambiente acuático. Son interesantes, porque tiene todas esas características, que son complejas; pero que hicieron de ellas un grupo exitoso, que pudo adaptarse a esas condiciones”.
En el norte
En Chile, estos ecosistemas están escasamente representados y solo existen en la zona norte en tres puntos: en la Región de Atacama en Bahía Chasco y en la Región de Coquimbo, en Puerto Aldea y Punta de Choros, todas pobladas con una sola especie, Heterozostera nigricaulis, que ha sido declarada en peligro en el sistema de clasificación del Ministerio del Medioambiente.
Pero, las praderas marinas de nuestro país, que en su conjunto suman poco más de tres kilómetros cuadrados- tienen otra particularidad: no se reproducen por vía sexual. Erasmo Macaya cuenta “nunca se han visto estructuras sexuales en los pastos chilenos y los estudios moleculares muestran que son clones”.
El académico acota que se ha establecido que son dos poblaciones de clones: una está presente tanto en Bahía Chasco como Puerto Aldea y la otra, en Punta Choros. “Para Chile -cuenta el investigador- se ha establecido que uno de los dos clones provendría de Bahía Port Phillip, en el Sur de Australia”, en una fecha que aún no se ha establecido claramente.
Por alguna razón -comenta el experto- en Chile no se dan las condiciones para que los pastos se reproduzcan a través de flores; de modo que la multiplicación se hace de manera vegetativa.
Los conocimientos en torno a los prados marinos aún están en desarrollo, la mayor parte de las cifras se basan en aproximaciones porque éste es aún un mundo por explorar y, según Erasmo Macaya, esto hace que la declaración de un día para estos ellos cobra sentido.
El docente cita datos que dan cuenta del crecimiento que han experimentado en los últimos años las menciones en medios de comunicación sobre las praderas que en general han sido mucho menos estudiados que otros ecosistemas marinos como los arrecifes de coral, manglares y humedales.
“Los pastos siempre tienen menos impacto en las noticias, son menos conocidos; pero cuando haces la evaluación de los servicios ecosistémicos, cuando los valorizas, los pastos marinos tienen mucho más valor que los otros tres o cuatro (sistemas). Todavía es un mundo menos conocido, entonces hay buenas razones para tener un día para hacer conciencia, para que la sociedad sepa más y los valore más”, puntualiza.
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