Día de las abejas: investigadores UdeC resaltan importancia de los polinizadores
Crédito: Web Naciones Unidas
Los polinizadores son relevantes en la reproducción de gran parte de las plantas a nivel mundial, en la generación de frutos y semillas, así como en la producción de muchos cultivos de importancia alimentaria.
Desde hace varios años, expertos han alertado de una crisis en la polinización a nivel global, debido a la disminución de poblaciones y especies que cumplen esta función, por efecto de la alteración de sus hábitats y del cambio climático, entre otros factores.
Los polinizadores son relevantes en la reproducción de gran parte de las plantas a nivel mundial, en la generación de frutos y semillas, así como en la producción de muchos cultivos de importancia alimentaria, siendo las abejas uno de los principales agentes de esta tarea.
Para crear conciencia sobre el rol de los polinizadores y su protección, Naciones Unidas declaró el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas.
“Este día es muy relevante, ya que llama a la población y a los entes gubernamentales a tomar conciencia y dar atención a la importancia de proteger a las abejas, resaltando la dependencia de la sociedad y el ambiente de estos nobles insectos”, señala la académica del Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía, Marisol Vargas Concha.
“Las abejas polinizan aproximadamente la totalidad de las plantas con flor, en términos productivos, se ha estimado que cerca del 40-60% de las especies producidas para alimentación dependen de las abejas para su polinización, así mismo son claves para mantener la biodiversidad”, agrega la investigadora del Campus Chillán.
Las principales amenazas a que están expuestas las abejas -cuenta- están relacionadas con la disminución de áreas silvestres y de biodiversidad de especies vegetales, a lo que se suma los agroquímicos que cuando son mal usados pueden causar la muerte de estos insectos.
“Adicionalmente debemos destacar enfermedades propias de la especie que requieren de manejo intensivo para su control, así como de estudios para comprender como afectan estas enfermedades y como tratarlas”, dice.
Esta es una de las áreas de trabajo de la Dra. Vargas que, junto a investigadores del Laboratorio de Sanidad Apícola de la Facultad de Agronomía, ha estudiado diversos virus que afectan a las abejas y, de manera particular, el Virus de las alas deformadas (DWV).
“Este patógeno está distribuido en todo el mundo y está relacionado con la mortalidad de las colonias durante el invierno, particularmente cuando es transmitido por el ácaro Varroa destructor, uno de los principales parásitos que amenaza a la especie”, explica.
El laboratorio ha reportado la presencia de dos de sus tres variantes en nuestro país (DWV-A y DWV-B) e identificando la prevalencia y distribución de éstas en las colonias de las principales regiones apícolas del país.
También están investigando las consecuencias de la enfermedad, que puede causar alteración de comportamiento o limitación en su capacidad de respuesta frente a estímulos.
“Actualmente, estudiamos cómo este virus afecta los órganos sensoriales de las abejas y cómo esto impacta en la interacción con las fuentes de alimentación. En el futuro esperamos seguir aportando al generar nuevos conocimientos en sanidad apícola, que tengan un impacto positivo en los planes de manejo de las enfermedades en abejas”, puntualiza la académica.
En la misma Facultad, actualmente están en desarrollo dos tesis relacionadas con abejas. Una de ellas está orientada a evaluar la polinización en cultivos bajo malla, especialmente frutales.
“Hoy en día se están poniendo mallas foto selectivas para disminuir el daño por golpe de sol, porque el aumento de las temperaturas ha hecho que la fruta se dañe mucho más, pero filtrar la luz puede afectar a la polinización, lo que no se sabe y justamente por eso lo estamos investigando”, señala el académico Gonzalo Silva Aguayo.
La segunda está centrada en el efecto de los insecticidas naturales sobre las abejas. “Se ha dicho mucho de la muertes de las abejas son por los compuestos sintéticos, especialmente los neonicotinoides y los piretroides principalmente, lo que es correcto; pero los insecticidas naturales, como tienen el apellido natural pasan con bajo perfil, nadie se preocupa por ellos y la gente no entiende que un veneno aunque sea natural o sintético sigue siendo veneno”.
El objetivo de este estudio, explica el Dr. Silva, es saber si los naturales para control de plagas dañan insectos polinizadores como las abejas y se proyecta hacer lo mismo con abejorros más adelante.
Especies nativas
Si bien el 20 de mayo pone el acento de forma particular en las abejas, la fecha apunta a los polinizadores en general, como destaca el investigador de Ciencias Forestales, Aníbal Pauchard Cortés, quien llama la atención sobre las especies nativas que cumplen esta función.
“Hay que entender que hay dos grupos de abejas: está la europea (Apis mellifera), que nos provee la miel y que cumple servicios ecosistémicos como la polinización de cultivos y, por tanto, imprescindible para la industria y el bienestar humano; pero también hay un grupo importante, a veces no visualizado, que son las abejas nativas, que son muy diversas y cumplen el mismo rol de polinizar. No proveen miel, pero polinizan cultivos, árboles y plantas nativas; por lo tanto, debemos preocuparnos por ambos grupos”, advierte el también director del Instituto de Ecología y Biodiversdidad (IEB) advierte
Por otro lado, añade que hay que valorar el aporte de otros animales en la polinización; “como algunos grupos de dípteros, moscas que son muy diversas, que también polinizan; tenemos murciélagos y aves, como los picaflores, que son polinizadores”.
El Dr. Pauchard explica que la crisis de la polinización es el resultado de una sumatoria de causas que han provocado su disminución a nivel mundial, como la intervención de los ecosistemas naturales, el uso de pesticidas, la introducción de polinizadores, el cambio climático y, de manera latente, la pérdida de la biodiversidad.
“Entonces lo que tenemos que hacer como país y a nivel global es reducir las amenazas a la biodiversidad, reducir los contaminantes, la tasa de uso de pesticidas, establecer corredores biológicos donde pueda haber una diversidad de especies que alimenten a estos organismos; mantener vegetación nativa en zonas de quebrada y alrededor de carreteras, por ejemplo, aunque sean parches pequeños, y ojalá mantener áreas protegidas, parques y reservas naturales más grandes”, indica.
La idea -recalca- es lograr un ambiente menos hostil para la biodiversidad; pero, en su opinión, lo que está pasando va en sentido contrario.
“Estamos transformando ecosistemas relativamente heterogéneos, en altamente homogéneos, con monocultivos forestales y de especies agrícolas, se reemplaza la diversidad de especies por una sola y con aplicación de una cantidad de químicos y energía que hace que la diversidad se desplome. Lo que tenemos que hacer es cambiar ese tipo de política”, aseveró.
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