Crisis hídrica y emergencia sanitaria: el riesgoso escenario de conflicto que se abre en Chile
Crédito: Pxfuel
En el combate del Coronavirus, la recomendación más importante es lavarse las manos con jabón por 20 segundos. Sin embargo, hay cifras que revelan que muchos chilenos no pueden cumplir esta simple medida: cerca de 380 mil viviendas no tienen acceso al agua potable y otros tantos se abastecen con camiones aljibe.
En comunidades rurales como las de la Provincia de Petorca, Región de Valparaíso, sus habitantes reciben de 20 a 50 litros de agua por persona para todas las tareas de higiene de sus hogares. Esta cantidad está lejos de los 100 litros que recomienda la OMS. Sin embargo, es la realidad que se vive en muchos lugares del país, donde lavarse las manos por 20 segundos, varias veces al día, simplemente no es una opción.
La sequía y la escasez de agua están instaladas en gran parte del país y sus consecuencias son dramáticas. Los embalses han perdido el 20% de sus reservas en los últimos 10 años, la minería está usando agua de mar para sus procesos y, según datos de la ONG Greenpeace, cerca de 350 mil personas no cuentan con acceso al agua, lo que pone en riesgo su salud, sobre todo ante esta pandemia.
La preocupación por el complejo escenario chileno es internacional. Recientemente, el portal BBC Mundo publicó el artículo Megasequía en Chile: la disputa por la propiedad del agua en medio de la mayor sequía de la que se tiene registro, que destaca que nuestro país enfrenta la década más seca de su historia desde que comenzaron los registros de precipitaciones en 1915.
El artículo pone de relieve que la llamada «megasequía» ha dejado catastróficas consecuencias para agricultores y familias vulnerables, y que desde octubre pasado, en medio del estallido social, se ha instalado un cuestionamiento a la propiedad del recurso como una de los principales motivos de la escasez.
El país de América Latina donde los derechos de agua se pueden comprar y venderhttps://t.co/UruLrdwBbl
— BBC News Mundo (@bbcmundo) April 22, 2020
En efecto, el problema es urgente y tiene múltiples causas. Según el informe Escenarios Hídricos de Fundación Chile, el 44% de las causas se relacionan con gestión del recurso, como por ejemplo, marcos legales inadecuados o falta de fiscalización.
Un diagnóstico que en el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería de la Universidad de Concepción (Crhiam) conocen bien. Este centro desarrolla proyectos y formación relacionada a la gestión interdisciplinaria de los recursos hídricos.
Su directora, Gladys Vidal Sáez, señala que trabajan bajo el concepto de seguridad hídrica: garantizar las condiciones para contar con cantidad y calidad de agua suficientes, para el bienestar y el desarrollo económico sostenible. “Precisamente, el código de agua no prioriza las comunidades y lo que debemos tener presente es que si tenemos agua en una cuenca debe ser para las personas, para conservar la biodiversidad y luego para el desarrollo socioeconómico del país, pero esa priorización vital no está hecha en Chile”.
Esta dificultad, explica la Dra. Vidal, está en el fondo de los problemas que tanto las comunidades como los sectores productivos tienen para el uso del agua. “La realidad es que Chile es el único país del mundo en que no se puede hacer gestión del recurso. Es dramático. Y somos uno de los países mas afectado por el cambio climático”.
Sequía y escasez
La primera distinción que hacen los expertos es que sequía y escasez no son lo mismo: la primera se trata de un evento puntual debido a la falta de precipitaciones, en tanto la escasez es un desbalance permanente entre la oferta y la demanda, que depende de la actividad humana y del clima. Así lo explica Diego Rivera Salazar, Dr. en Ingeniería Agrícola. “Las consecuencias son evidentes; existe una mayor prevalencia de conflictos por el uso del agua, pero también hay merma en la producción e incerteza en la planificación, porque no hay claridad de lo que pueda ocurrir en el futuro”.
Para la agricultura el desafío es mayor, pues junto al sector pecuario utiliza más del 70% del agua disponible y todavía no incorpora la eficiencia masivamente. Rivera, junto con el profesor Eduardo Holzapfel Hoces, comentan algunos proyectos que han desarrollado en el área: estudian la incorporación de nuevas tecnologías, como el uso de imágenes satelitales, para establecer zonas que se riegan mal; uso de sensores que miden humedad y que permiten saber qué plantas requieren agua y cuáles no, y proyectos de uso múltiple del agua: que el mismo recurso se use en riego y en generación de electricidad, por ejemplo.
Registros de precipitación al 19 de diciembre de 2019 (Dirección Meteorológica de Chile).
Estos mejoramientos no solo influyen en el ahorro de agua, sino también en la producción: en la Región de O’Higgins, tras la intervención de los expertos, un predio pasó de producir 30 mil kilos de cítricos a 80 mil, con la misma cantidad de agua. Estos desarrollos serán vitales para el futuro de la agricultura, un sector que ha cobrado mayor preponderancia debido a la necesidad de contar con abastecimiento suficiente para una población que hoy está confinada en sus hogares.
Minería en el desierto
Otro sector que se ve tensionado por la falta de agua es la minería, que usa cerca del 4% del agua disponible, pero lo hace en una zona que históricamente ha sufrido la falta del elemento. Por esta escasez de larga data es que, explica el académico Fernando Concha Arcil, la industria está más avanzada y ha llegado a soluciones de alto nivel tecnológico. Una de ellas es la desalinización de agua de mar. Se espera que para 2030, la mitad del agua para este sector provenga de esta fuente. Sin embargo, esta alternativa no está exenta de problemas. La extracción del agua y la posterior descarga salina en el mar puede provocar trastornos en el ecosistema marino.
Escasez hídrica: panorama de la minería en Chile
El director de CRHIAM, Dr. Fernando Concha, explica el panorama hídrico en la minería y cómo trabaja el centro en este tema.https://t.co/fA70ufSTlu— CRHIAM (@crhiam) September 28, 2018
Por lo mismo, se han generado movimientos sociales contra este sistema. Gladys Vidal explica que se generan dos grandes impactos, uno es la descarga de salmuera al mar y el otro “se da con los pescadores artesanales, porque la forma en que se succiona el agua es en una zona puntual, y ahí se genera una pérdida de biodiversidad, sobre todo en la fauna”.
Una de las ideas que se trabajan en el Crhiam, liderada por el profesor Concha, es mejorar la recuperación de agua desde los espesadores, que son grandes contenedores de los residuos minerales. Aquí el agua entra mezclada con partículas minerales, y se puede reciclar de manera óptima si se mide en tiempo real fenómenos como la sedimentación.
El equipo generó un modelo e instrumentos que permiten esta tarea, los que están listos para ser exhibidos. La idea es “detectar en línea los cambios de material que se generan en el espesador, como tamaño de las partículas, composición mineralógica, entre otras”, apunta Concha. Así, no solo se mejora la recuperación de agua, también se ahorra en el uso de reactivos, con el consiguiente mejoramiento de la eficiencia.
Todos estos esfuerzos dan cuenta de la búsqueda de soluciones desde la industria, pero los expertos reconocen que el problema del agua en Chile también es político. “El tema de fondo es que el país tiene un problema de gestión. El Estado propició un acuerdo, que todos íbamos a respetar el Código de Agua y el problema radica allí, porque se da derecho de aprovechamiento a las distintas empresas y con horizontes indefinidos”, indica Gladys Vidal.
Así, complementa la académica, mientras no se tenga una visión general, ni sepamos cuánto tenemos en aguas subterráneas o en las cuencas, no se podrá dar una solución integral a los conflictos. “Es un problema de escasez, sin duda, pero también de gestión del país”.
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