A un año del Covid-19, investigadores UdeC revelan secuelas de la enfermedad
Crédito: Hospital Guillermo Grant Benavente.
La investigación trabaja sobre una muestra de 60 personas que cursaron cuadros leves a severos, y su objetivo es crear una herramienta predictiva sobre las secuelas de la enfermedad en la función pulmonar y conocer los patrones sistémicos, inmunológicos y clínicos asociados.
A un año la irrupción del Sars Cov 2 en Chile, médicos, académicos e investigadores reconocen que aún hay mucho que aprender sobre el virus y su enfermedad, la Covid-19, cuyos síntomas van desde la fiebre, dolor muscular y dificultades respiratorias hasta neumonía, síndrome respiratorio agudo grave (SRAS) y problemas renales, en sus casos más graves, causando incluso la muerte.
El término de la infección es tan solo un paso en la recuperación de los enfermos, puesto que varios de ellos acusan una serie de síntomas que persisten varios meses después de la convalescencia.
Es lo que han constatado los académicos del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunología de la Facultad de Farmacia, Estefanía Nova Lamperti y Gonzalo Labarca Trucius, en el proyecto Anid Efecto colateral de la defensa frente al Covid 19: Análisis de la respuesta inflamatoria y su asociación con un potencial daño pulmonar en pacientes recuperados que cursaron Covid-19 severo, moderado y asintomático.
La investigación trabaja sobre una muestra de 60 personas que cursaron cuadros leves a severos y su objetivo es crear una herramienta predictiva sobre las secuelas de la enfermedad en la función pulmonar y conocer los patrones sistémicos, inmunológicos y clínicos asociados.
La idea es hacer un seguimiento de los pacientes, desde el punto de vista clínico y sicosocial, en dos momentos —entre los tres y seis meses y a un año del diagnóstico— y establecer comparaciones entre quienes tuvieron enfermedad leve, moderada y severa, con controles de la función pulmonar, los anticuerpos y la activación del sistema inmune.
El médico internista Gonzalo Labarca cuenta que en la primera fase del estudio, dentro de los tres grupos se observa persistencia de la fatiga; somnolencia, autopercepción de olvido, descoordinación, falta de concentración, problemas cognitivos.
“Seguían síntomas como la falta de olfato y del gusto, cefaleas y, en algunos casos más específicos, debilidad y dolor musculares, con grados bien severos, incluso invalidantes en el caso de los que tuvieron infección severa”, señala.
De acuerdo al académico, más de la mitad de los pacientes con enfermedad leve tuvo algún síntoma y quienes estuvieron más graves registraron mayor compromiso en la función pulmonar. “En el scanner de tórax se observaron más secuelas pulmonares (que son resultado) del virus y el paso la UCI. Las drogas y el manejo del paciente también dejan secuelas”, explica el académico.
Incapacidad de mover los pies, de levantarse o caminar, pérdida completa de la fuerza, especialmente de los plexos que controlan el movimiento de las extremidades superiores e inferiores, parestesias (sensación de hormigueo) son algunas de las secuelas con que quedan los pacientes a nivel nervioso.
A ellas se suma, en los hombres, la disfunción eréctil en algunos casos severa. “Esto se esperaría en quienes estuvieron en coma inducido durante un mes, pero también está en algunos que tuvieron infección moderada. Va de la mano con los síntomas neuropáticos que algunos referían, como la imposibilidad de caminar; tal vez depende de la vía nerviosa afectada por el virus”, indica el médico.
En las mujeres son comunes los dolores de cabeza intensos, pérdida de cabello más allá de lo normal y brotes de acné, “que están relacionados con la respuesta inmune”. Otro aspecto que resalta el médico entre el grupo femenino es que en su mayoría se trata de mujeres con problemas de obesidad, que es considerado un factor de riesgo frente a la enfermedad.
El doctor Labarca anota que todo este conjunto de síntomas posteriores a la enfermedad se resumen en un concepto que se ha acuñado en el último tiempo: el Long Covid o Covid Prolongado.
“No son solo dos semanas de síntomas; hay pacientes que tienen una evolución más lenta, de tres a cuatro meses, que pueden estar dados por la inflamación o la respuesta que generó el cuerpo al virus. Probablemente eso va a ser parte de la normalidad en los controles posteriores; se estudia el cuerpo completo y no aparece otra explicación más que el virus. Hay que ver cuánto dura eso y después hacer seguimientos más largos”.
Por otro lado advierte sobre la importancia que tiene el estilo de vida y los hábitos saludables previos ala enfermedad. El sedentarismo y las comorbilidades, como la obesidad y la diabetes, dice, tienen un rol en la severidad de la infección; por eso, agrega, “este es el momento preciso para cambiar los hábitos de vida, empezar a controlar el estado de la salud, prevenir la diabetes, bajar de peso si está alto”.
Inmunidad
Otro de los factores relevantes del estudio es el seguimiento de la presencia de anticuerpos en los pacientes a lo largo del tiempo. La doctora en Inmunología, Estefanía Nova, cuenta que ya se han hecho mediciones entre tres y seis meses siguientes a la enfermedad y que del grupo de 60 personas del estudio, 57 presentaron inmunoglobulinas G (IgG), un tipo de anticuerpo que brinda protección contra enfermedades bacterianas y virales.
“No es que los otros tres no los hayan presentado, pero sus valores eran bajos para el valor de corte de la técnica utilizada; aun así estaban aumentados con respecto al grupo de control, que no habían cursado el Covid”, indicó.
Dentro de estos análisis se observó una diferencia significativa entre quienes tuvieron una enfermedad severa y requirieron intubación u otro tipo de intervención, frente a los que hicieron una patología leve. “Se generó una respuesta más potente en las personas que tuvieron el Covid más severo”.
La Dra. Nova comenta que, de acuerdo a la planificación del estudio, por estos días correspondía una nueva medición de anticuerpos, para ver la evolución a un año. “Pero no contamos con que el proceso de vacunación iba a ser tan exitoso y ahora es complicado medirlos porque las personas que se vacunan generan anticuerpos… era el plan que teníamos (…) entonces tal vez hay que hacer algún tipo de análisis a largo plazo para ver cuánto duran estos anticuerpos. En el caso de otros coronavirus se ha visto que a los dos o tres años empieza a bajar la presencia de los anticuerpos en sangre”.
Los análisis de los cuadros de distrés respiratorio —insuficiencia respiratoria— han mostrado algunas diferencias por sexos, que están representados casi paritariamente en el grupo que, acota, es bastante paritario: 28 mujeres y 32 hombres.
De acuerdo a la académica, el 61% de los hombres tuvo cuadros de distrés al cursar la enfermedad; sin embargo, son las mujeres las que presentan secuelas respiratorias más importantes.
Otro dato que arrojan los exámenes clínicos es una alta incidencia de insulinorresistencia. La Dra. Nova explica que de los 60 pacientes, solo 17 tenían antecedentes sobre este problema, o diabetes, antes de contagiarse.
De los 43 restantes, el 65% presentó insulinorresistencia luego de haber tenido la Covid. “Esto podría tener una consecuencia si es que no se cuida o no se trata y puede llegar a diabetes mellitus. Ahora viene una segunda medición; tenemos que ver si esto se revierte con el tiempo o se mantiene como una secuela más a largo plazo”.
Con lo que ha conocido de la enfermedad, la académica llama la atención sobre el momento crucial vive el país en relación al número de contagios y ocupación de camas críticas. “Este virus nos sorprende cada día con todas las cosas que aparecen asociadas a la infección; no solamente por la severidad con que puede llegar, sino por las secuelas que puede dejar a corto o mediano plazo, como estamos viendo ahora, y quizá hasta en el largo plazo”.
Esto, a su juicio, nos llama a ser responsables, respetar las cuarentenas, cuidarnos entre todos y evitar contagiarse.
“Estamos en una situación muy crítica, los casos siguen altos en la región del Biobío, los sistemas de salud pueden colapsar en cualquier momento. Esto no es algo alejado, es algo que estamos viviendo”, señala.
Y advierte que el problema es que nadie sabe si al contagiarse tendrá un enfermedad severa o no ni cómo va a responder. “Hay varios patrones que no se conocen, es una ruleta rusa; por lo tanto, hay que tener conciencia, hay que cuidarse”, señala.
Por su parte, Gonzalo Labarca considera que en estos momentos se hace necesaria la inyección de recursos para continuar con planes de investigación sobre virus nuevos como Sars Cov 2 y también en programas de telemedicina para acompañar la recuperación de los pacientes.
“Cuando citamos a los pacientes (de la muestra de estudio) nadie los había visto desde que fueron dados de alta y se sentían un poco abandonados. El llamado es a tratar de ver cómo combinar apoyos para la investigación y la rehabilitación; ha habido tantos casos (que pueden ser estudiados) y mucha gente que necesita apoyo, que se pueden planificar algo bien”, dice.
El proyecto ha tenido colaboración del Centro de Biotecnología, el Centro de Vida Saludable UdeC, Hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción, Laboratorio PreveGen y el Complejo Asistencial Víctor Ríos Ruiz de Los Ángeles.
Para el director del establecimiento angelino, Brian Romero Bustamante, la colaboración con la UdeC es una forma de aportar con el desarrollo de conocimiento para la provincia, la región y el país. “Cada vez que se desarrolla investigación en salud, los resultados apuntan a mejorar conducta, protocolos, procedimientos con el fin de mejorar la salud de usuarios y beneficiarios”.
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