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Sorprendentemente, en Chile hemos demostrado tener las capacidades científicas para afrontar el desafío. La reciente convocatoria del Ministerio de Ciencia y Tecnología para proyectos de asignación rápida para enfrentar la pandemia, ha dejado 1057 propuestas, aunque solo 25 de ellas serán financiadas.
Es difícil escapar a las frases “pre-hechas” para describir el problema de salud pública que vivimos hoy y que relataremos a nuestros nietos en el futuro. Cuando pensábamos que la humanidad era indestructible, un virus desnudó nuestra fragilidad; mientras pensábamos que el conocimiento científico, en especial el Farmacológico de los últimos 80 años, nos mantendría a salvo de una catástrofe que solo el cine nos mostraba.
De esta forma, con desaliento conocemos la resolución de la OMS de suspender estudios clínicos acerca de la utilidad de la Hidroxicloroquina en tratamiento de Covid-19; mientras Rusia aprueba el Avifavir, que abre una esperanza, pero nos recuerda que no será fácil dar con una solución, eficaz y rápida, sin intransar los estándares de calidad que tiene el desarrollo y producción de medicamentos.
La ciencia, muchas veces cuestionada por crear conocimiento solo por crearlo; hoy nos proporciona el “radier” de ciencia básica para construir las soluciones que la salud pública anhela.
La industria farmacéutica, en asociación con las universidades más prestigiosas del mundo, prueban con urgencia más de una decena de alternativas de vacuna; mientras, el ciudadano combina su espera angustiosa con la credulidad a líderes que irresponsablemente proporcionan opiniones desinformadas sobre alternativas terapéuticas con escuálidos argumentos y elevado riesgo para la salud.
Sorprendentemente, en Chile hemos demostrado tener las capacidades científicas para afrontar el desafío. La reciente convocatoria del Ministerio de Ciencia y Tecnología para proyectos de asignación rápida para enfrentar la pandemia, ha dejado 1.057 propuestas, aunque solo 25 de ellas serán financiadas, no porque el resto sean malas, sino porque los científicos no hemos sido capaces de transmitir la importancia de la ciencia y su financiamiento a la sociedad.
Hoy la ciencia chilena, está poniendo al servicio del país, sus personas, sus laboratorios y todo su conocimiento para intentar aliviar las aflicciones de una sociedad en tiempos de Covid-19.
Columnista(s)
Dr. Jorge Fuentealba Arcos
Director CIAB UdeC
Director del Departamento de Fisiología UdeC
Presidente de la Sofarchi
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