Microplásticos, los pequeños grandes contaminantes del océano
Crédito: Centro Copas Sur Austral.
Al igual que los grandes plásticos, el principal problema de los microplásticos es que son polímeros sintéticos de muy lenta degradación, por lo que persisten largo tiempo en el ambiente.
Tienen menos de 5 milímetros de diámetro y un gran potencial de contaminante: los microplásticos son hoy uno de los grandes problemas que enfrentan los oceános a nivel global, lo mismo que los grandes plásticos.
La acumulación de basura plástica tiene una de sus máximas expresiones en la isla de este material en el Pacífico Norte; hay lugares críticos en el mundo, como el Mar Mediterráneo, o zonas del país que están más expuestas, como es el caso de Rapa Nui, que al estar cerca del giro oceánico del Pacífico, recibe alta cantidad de estos desechos en sus costas.
Las cifras mundiales estiman que cada año, los mares reciben entre 5 y 13 millones de toneladas de plásticos.
“Si consideramos que una botella de plástico de medio litro vacía pesa cerca de unos 10 gramos, esto sería equivalente a que ingresaran más de 500 mil millones de botellas al océano”, señala el estudiante del Doctorado en Oceanografía de la UdeC, Cristóbal Castillo Ilabaca, aclarando que la cantidad del material que llega al mar varía depeniendo, por ejemplo, de las actividades que se realicen cerca de la costa y la presencia de ríos que son los que transportan la basura desde su origen.
El biólogo marino (Universidad Austral) y Magíster en Oceanografía (UdeC) expuso sobre las amenazas del microplástico para el oceáno en una de las sesiones de los conversartorios virtuales de Ciencias del Mar, organizados por Copas Sur Austral, Algalab UdeC y Fundación Mar y Ciencia.
El concepto engloba a las piezas de plástico de un diámetro menor 5 milímetros, distinguiéndose los microplásticos primarios, lo que son fabricadas en ese tamaño —como partículas exfoliantes para cremas— y secundarios, los que resultan del fraccionamiento de piezas mayores y que, como comentó, son las más abundantes, explica el profesional.
El joven participa en el área de investigación sobre perturbaciones humanas en ecosistemas costeros del Centro Copas Sur Austral de la UdeC, donde realizó su tesis de magíster, un trabajo destinado a conocer la distribución de microplásticos en ambientes costeros de la Patagonia y mar interior de Chiloé, y su capacidad de transportar otros contaminantes, en un momento en que el tema alcanzaba una relevancia creciente a nivel internacional.
Pero en nuestro país existía, y aún es así —dice— muy poca información sobre la forma en que estos compuestos se presentan en el mar.
Al igual que los grandes plásticos, el principal problema de los microplásticos es que son polímeros sintéticos de muy lenta degradación, por lo que persisten largo tiempo en el ambiente, señala. “Por otro lado, por sus propiedades hidrofóbicas y lipofílicas, tienen afinidad con ciertos contaminantes que puede adsorber y transportar hacia zonas prístinas e incluso llevarlos hacia organismos”, explica.
Estas partículas pueden ser colonizadas por microorganismos que, al ser transportados por ellas, se propagan hacia otras zonas y pueden ser ingeridos por organismos como los copépodos (pequeños crustáceos) que ven afectados su apetito y tasas metabólicas, “algo similar a lo que les ocurre a las tortugas cuando consumen bolsas plásticas”, dice.
Castillo comenta que, de acuerdo a observaciones realizadas por estudiantes del Programa Cientificos de la Basura en las playas chilenas en 2008, la zona norte es la que registra mayor contenido de basura plástica; en tanto, que los estudios sobre las partículas pequeñas han evidenciado ingesta por parte de organismos, como peces, crustáceos y mamíferos marinos.
Sin embargo, aclara, existe poca información sobre la cantidad de microplástico que existe en la columna de agua o los sedimentos en el mar.
“Nuestra investigación fue pionera en este sentido, ya que cuantificamos y observamos la distribución de microplásticos en ambientes remotos y de baja influencia humana, como lo son los fiordos Patagónicos. Si bien, los resultados corresponden a una sola campaña de muestreo, algo así como “una foto” de un solo día, pudimos observar una baja abundancia de partículas plásticas: una por cada metro cúbico de agua muestreado”.
Como contraste, zonas de alta densidad poblacional como China presentan hasta 4 mil partículas por metro cúbico.
Esta investigación, que como contó tuvo el apoyo del Instituto de Fomento Pesquero en la toma de muestras, también estudió la presencia de microplásticos en sedimentos del mar interior de Chiloé.
“Esta es una zona de intensa actividad acuícola, por lo que creíamos podría existir una relación entre la acumulación de microplásticos y la actividad humana. Los resultados indicaron que, más que la cercanía a zonas de alta actividad acuícola y humana, la acumulación se debe principalmente a las corrientes marinas de esta zona, las que dispersan y acumulan microplásticos en el sector continental del mar interior”, indica.
Sobre la realidad de nuestra región, Castillo informa que hay estudios que registran ingestra de microplásticos en organismos marinos, pero que no existen datos suficientes para determinar la abundancia de este compuesto en el agua o sedimentos.
El problema del plástico representa uno de los tantos desafíos que se imponen a la ciencia en el combate de la contaminación. Cristóbal Castillo piensa que el mundo científico puede aportar al desarrollo de nuevos polímeros, como los biopolímeros, que puedan reemplazar los plásticos comunes, que son fragmentables pero no degradables.
“Además se podría reducir la producción de nuevo plástico, fomentando la producción secundaria a partir de material reciclado, evitando así el descarte. Esto ya se está realizando, aunque nuestro país está flojo en este sentido, si lo comparamos con países europeos”, señala.
Por otro lado, apela a la responsabilidad individual, recordando que cada persona puede elegir qué y dónde comprar, priorizar los productos a granel o en vidrio; pero considera que es necesaria la voluntad empresarial para hacer que sus envases y productos sean amigables con el ambiente.
“La contaminación por plásticos es un problema global, pero si no se aborda de manera local veo difícil detener su presencia en el ambiente. Podría ser que nuestro país tenga los mejores y más efectivos métodos para evitar el descarte de plásticos; sin embargo, si nuestros vecinos no se preocupan, éstos llegarán de igual manera, ya sea de forma directa, por las corrientes, o indirecta, por los alimentos”, expresa.
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