La historia del TUC: cuando el teatro floreció en Concepción al alero de la UdeC
Crédito: Archivo Fotográfico UdeC
Fueron casi treinta años de tablas y escenas, que marcaron un hito en el mundo del arte nacional. Un futuro Rector dirigiendo y un elenco amateur marcaron el inicio de esta historia, que repasamos en el marco del aniversario 101 de nuestra Universidad y el #NuevoSigloUdeC.
El Teatro de la Universidad de Concepción es parte de aquellos hitos que se conservan en la memoria de la ciudad, como luces que guiaron el acontecer cultural de su época. Alrededor del teatro crecieron grandes artistas, una prensa especializada, la bohemia penquista y un público interesado en los montajes, conformando una comunidad que se mantuvo activa por casi treinta años.
La primera obra del Teatro de la Universidad de Concepción (TUC) se estrenó en 1945. Fue dirigida por quien se convertiría —en 1952— en el Rector de la Universidad, David Stitchkin Branover. Se trató de “La Zapatera Prodigiosa”, de Federico García Lorca. Stitchkin, reconocido por ser un impulsor de la extensión y las artes en la Universidad, estuvo así íntimamente ligado a la historia de uno de los grandes hitos culturales de la UdeC.
El rector David Stitchkin Branover/Archivo Fotográfico UdeC
La investigadora del Departamento de Español UdeC, Dra. Patricia Henríquez Puentes, recuerda este hito para comenzar el relato de una historia que partió con un grupo amateur de teatro y culminó con una compañía universitaria, que se unió a un momento de efervescencia cultural que floreció en todo el país, el mismo que finalizó con el golpe de 1973.
La historia del TUC, entonces, está íntimamente ligada a la historia política y social de Concepción. “Hay una voluntad en este tiempo de cerca de 30 años, de gobiernos, de politicas, de anhelos ciudadanos de cambio radical en la conformación cultural y social de las ciudades. En todo ese periodo el elenco se mantiene y va recibiendo el impacto de todo eso que va pasando”, señala Henríquez.
Es así como, en un comienzo, las obras que monta el TUC son extranjeras, alineados con los que se presentaba en los teatros europeos. Ya para 1953 se monta la primera obra chilena, El Ensayo de la Comedia, de Daniel Barros Grez y en los años 60 y 70, la preponderancia de lo local aumenta, incluso con dramaturgos surgidos del grupo como José Chesta y Roberto Navarrete, quienes exponen en sus obras la realidad del mundo minero, pesquero y campesino.
Una luz a nivel nacional
En 1951 la Universidad creó un Consejo para la formalización del teatro, lo que lo incorpora a la institución y contribuye a la profesionalización del elenco. Durante esa década, el TUC sigue creciendo. El elenco fundacional, que contó con figuras relevantes como Brisolia Herrera, Mireya Mora e Inés Fierro, se complementó con actores venidos de Santiago como Delfina Guzmán, Jaime Vadell y Luis Alarcón, quienes se instalaron en la ciudad a partir de 1958. En la dirección también estuvieron destacados profesionales como Gustavo Meza y Blanca García.
En el año 1959 llega Pedro de la Barra, considerado el padre del teatro chileno, y dirige Población Esperanza, de Isidora Aguirre y Manuel Rojas. La llegada de Pedro de la Barra marca un giro en el tipo de obras que se presentan y empuja la puesta en escena de obras locales, sobre todo de un joven dramaturgo y actor: José Chesta, cuyas obras retrataron la vida de los pecadores artesanales, entre otros grupos sociales locales.
Actores del TUC: Brisolia Herrera Cartes, Andrés Rojas Murphy, Mireya (Yeya) Mora Muñoz/ Archivo Fotográfico UdeC.
Tras el terremoto, el grupo tuvo que rearmarse, pues perdió su espacio físico. Esto marca la partida de la mayor parte de los actores santiaguinos. Las obras chilenas y extranjeras continúan montándose durante la década.
“Cuando llegamos a fines del 60, el asunto se polariza políticamente, no solo en el teatro, también en las familias y en la Universidad. Surgen movimientos políticos. También ocurre en otras ciudades. Esto tiene todo que ver con el teatro, si partimos de la premisa que el teatro está en relación con el territorio y sus problemáticas” señala Henríquez, apuntando que esto explica el giro que dan las obras en la década del 70, lo que aumenta los montajes nacionales y agrega autores como Bertolt Brecht y Máximo Gorki.
“Todo termina en abril de 1973 con Santa Juana de América, dirigida por Julio Román”, cierra la profesora. Fue el fin de un boom cultural, que no solo se dio en el teatro, sino también la literatura y otras artes, de las que la Universidad fue protagonista.
Memoria y futuro
Desde la década de los 80 que Patricia Henríquez investiga sobre el TUC. Primero fue como estudiante de doctorado, con su profesora Marta Contreras y luego como académica de la Universidad. Para ella, el recordar a estos hombres y mujeres que protagonizaron un evento cultural de tal maginitud es no solo hacer memoria, sino también proyectar la historia de la UdeC. “Es imposible olvidar el legado que recibimos. Hay dos ejercicios básicos que proponemos y que tienen que ver con la memoria proyectada hacia atrás y hacia adelante. En este caso, del aporte que hizo la Universidad al propiciar, dar origen y acoger las incipientes inquietudes teatrales que otras generaciones tuvieron allá por la década de 1940”.
Para mayor información sobre el Teatro de la Universidad de Concepción, se puede revisar el libro «Historia del Teatro de la Universidad de Concepción» de Marta Contreras, Patricia Henríquez y Adolfo Albornoz.
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