Crédito: Esteban Paredes Drake – DirCom UdeC
Chile, enfrentando una crisis hídrica aguda y clasificado como el 16° país con mayor estrés hídrico, requiere de una acción coordinada y basada en información actualizada para enfrentar este desafío.
Los recursos naturales son finitos. Esta es una realidad que muchas veces nos cuesta comprender y nos lleva a utilizarlos sin mayor cuidado. Particularmente, el 22 de abril se celebra el Día Mundial de la Tierra, una fecha que nos recuerda que debemos ser actores activos en la preservación del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad.
Hace unas semanas veíamos en los medios de comunicación la crítica situación que vive Coquimbo en materia hídrica, donde sus embalses apenas alcanzan el 6% de su capacidad, lo que ha afectado el suministro de agua tanto para consumo humano como para actividades agrícolas. Sumado a esto, se espera que este invierno arribe el fenómeno de “La Niña”, el cual está asociado a bajas temperaturas y escasas lluvias, empeorando aún más el panorama actual.
Sin embargo, el problema es más profundo. Según un informe del World Resources Institute, Chile se encuentra en puesto número 16 de países con un estrés hídrico alto debido a que la demanda de agua excede de manera significativa su disponibilidad. Asimismo, este escenario se ve agravado por los problemas de gobernanza y gestión de agua que han intensificado las consecuencias de la megasequía que vive el país desde hace 15 años.
Sin duda nos encontramos en una encrucijada, donde el tiempo corre y no estamos siendo capaces de adaptarnos a las nuevas condiciones que el cambio climático nos ha impuesto. La pregunta es ¿qué podemos hacer?, ¿cómo podemos tomar mejores decisiones y adaptarnos de manera más resiliente a esta realidad de estrechez hídrica que pareciera solo empeorar con el paso de los años?
Evidentemente la respuesta no es sencilla, pero si hay algo que contribuye a la toma de decisiones es contar con información actualizada de los territorios. Chile es un país con una gran diversidad geográfica, donde cada zona cuenta con características diferentes. Cambiar el paradigma desde gestionar la oferta a la demanda de agua es fundamental en este nuevo escenario de crisis hídrica. A nivel gubernamental se han realizado diferentes medidas para paliar la crisis, como el Plan Nacional de Rehabilitación de Pequeños Embalses, Tranques y Canales, y el reciente anuncio de la instalación de una planta de desalinización multipropósito en Coquimbo para 2029, por ejemplo, o tener en consideración el reúso de agua servida tratada, es clave para diversificar la matriz hídrica de esta zona.
Ser actores activos para el cuidado del medio ambiente significa, en primer lugar, entender este escenario. Para una mejora significativa en la gestión del agua se necesita de la coordinación entre distintos actores y sectores. En el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), hemos trabajado por más de 10 años en contribuir con investigaciones que aporten a la seguridad hídrica del país. Recientemente hemos elaborado un documento titulado “Patrimonio Hídrico de la Región del Biobío”, el cual lanzaremos el 23 de abril, y cuyo objetivo es justamente proveer de información actualizada sobre las cuencas que forman nuestra región.
Columnista
Dra. Gladys Vidal
Directora Centro ANID CRHIAM
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