Algas invasoras aumentarán su presencia en costas chilenas por efecto de la contaminación y el cambio climático

Los ecosistemas marinos, tanto como los terrestres, están sufriendo los efectos del cambio climático y de la gran cantidad de desechos que se arrojan al mar. Las floraciones algales nocivas y el desplazamiento de especies nativas por especies invasoras son problemas crecientes, incluso para costas con barreras naturales como las de Chile.

Es por eso que el investigador del Laboratorio de Estudios Algales, AlgaLAB, Erasmo Macaya Horta, abogó para que cada vez más personas, sean científicos o no, aprendan sobre las algas que viven en el mar chileno, y puedan apoyar los esfuerzos para proteger la biodiversidad.

Estos temas formarán parte de un simposio sobre especies marinas invasoras, que será parte del XLII Congreso de Ciencias del Mar que se desarrollará en Puerto Montt, del 22 al 26 de mayo. Macaya, en conjunto con otros investigadores e investigadoras presentarán los últimos conocimientos en la materia y realizarán un taller para público general, con el objetivo de analizar las especies que se encuentran en la costa.

“Chile tiene algunas barreras naturales como las bajas temperaturas de las corrientes y cuenta con cerca de 20 especies de macroalgas identificadas como no nativas y cuatro a cinco especies invasoras. En países como Nueva Zelanda o Estados Unidos se han encontrado más de 100 especies no nativas”, explicó Macaya.

Si bien en la Región del Biobío no se encuentra una gran cantidad de algas no nativas, ya se descubrió que el alga Codium se radicó en las costas de la isla Mocha, con lo que tiene el potencial de expandirse al resto de las costas regionales.

En general, cabe destacar que las macroalgas no tienen veneno, a diferencia de las microalgas que producen fenómenos como las floraciones algales nocivas, que se denominan comúnmente mareas rojas.  Sin embargo, “a veces llegan en gran cantidad a la playa y se descomponen, generando un efecto en el turismo por el mal olor que producen”. Este problema, “se ha incrementado en frecuencia e intensidad y no va a disminuir, por la combinación del aumento de temperatura y nutrientes como fertilizantes o aguas servidas sin procesamiento”. También hay efectos económicos para quienes trabajan con cultivos marinos. “las algas invasoras crecen rápidamente y desplazan a la flora nativa, con efectos nocivos en la biodiversidad y también en la economía. Hay cultivos en los que las algas crecen encima y se pierde tiempo y dinero en su limpieza”.

Trabajo conjunto

La difusión del conocimiento respecto a las algas es cada vez más importante, dado el crecimiento que se espera de las floraciones explosivas. En varios países, existen series largas y monitoreo constante para detectar a tiempo la llegada de una especie no nativa. “Si se detectan en una etapa temprana, se puede tener más éxito en erradicarla. Cuando se asienta, lo único que se puede hacer es contenerla para que no se expanda más”. Por ello es importante “que se conozcan las especies y ojalá que la comunidad esté monitoreando. A veces hay pescadores que te dicen que vieron especies que no conocen. Hay aplicaciones de teléfono, como iNaturalist, que ayudan al reconocimiento de especies y muchas veces se han logrado detectar gracias a esto”.

Hace poco se detectó la presencia de un alga similar al cochayuyo en las costas de Puerto Montt, comentó Macaya, traída por una persona que pensó en cultivarla para su comercialización. “Las autoridades se demoraron meses en reaccionar, fue lento. Y esta era un alga potencialmente invasora, no sabes qué efectos pueda tener”.

Respecto a cómo llegan las especies invasoras, el académico señaló que el movimiento de especies de cultivo es una de las opciones más probables. “por ejemplo, si alguien compra semillas de ostras y las traslada de un lugar a otro, puede estar trayendo esporas de algas que no se ven, y que cuando comienzan a crecer se descubren. Ese es el vector principal, la introducción de especies de importancia comercial. Lo siguiente es el tráfico marítimo, si revisas en cualquier momento los niveles de tráfico mundial, es impresionante. Hay algunos países que tienen protocolos de limpieza o piden a los buques que evacúen sus aguas de lastre en alta mar, pero la cantidad de tráfico es tan grande que se hace impracticable hacerlo en todos los casos”.