Crédito: Archivo
Una pregunta que nos podemos hacer es qué podemos aprender de la historia de la Tierra con respecto a la posible vida en otros planetas.
El origen de la vida en general, y de la vida compleja en particular, es un misterio profundo en nuestro Universo. Hasta hoy, llevamos detectados más de 5 mil planetas similares al nuestro en la Vía Láctea, de ellos manejamos información sobre su masa y radio y de la posible existencia de vida, casi no sabemos.
Hasta el momento sólo tenemos un ejemplo de un planeta con vida: la Tierra. El analizar la historia de la vida en nuestro planeta es de seguro interesante y estudiarla nos puede dar pistas respecto a las posibilidades (o no) de vida en otras partes. De la Tierra sabemos que se formó hace 4.55 mil millones de años y se estima que pasaron 550 millones de años hasta que se dieron las temperaturas y condiciones para ser habitable.
Las primeras protocélulas se formaron 200 millones de años después y las procariotas, organismos unicelulares que pertenecen a los dominios Bacteria y Archaea, aparecieron 300 millones de años más tarde. Las eucariotas dieron un paso significativo en el desarrollo y se hicieron presentes 2.1 mil millones de años más adelante.
Así, podemos inferir que por un largo periodo la vida existió solo de forma muy primitiva. Los primeros animales y plantas se formaron recién luego de 2.8 mil millones de años y la evolución de los primates comenzó hace 65 millones aproximadamente. La especie Homo Sapiens se formó hace unos 300.000 de años en el continente africano.
De esta manera vemos que la vida inteligente es un fenómeno muy reciente en la Tierra. Si algún observador mirara la Tierra hacia el pasado, probablemente la habría visto en su estado primitivo, con plantas y animales. Es poco probable que aquél observador detectara la presencia de humanos.
Una pregunta que nos podemos hacer es qué podemos aprender de la historia de la Tierra con respecto a la posible vida en otros planetas. Dado que la vida primitiva se formó rápidamente aquí, se puede suponer que lo mismo puede ocurrir en otros mundos.
Para formar vida como la conocemos en la Tierra, existen al menos evidencias tentativas que se necesitan ambientes como el nuestro para su creación. Las distintas moléculas orgánicas requieren diferentes condiciones ambientales para su formación, las que probablemente correspondieron a distintos lugares de nuestro planeta y por la existencia del clima, particularmente de la lluvia, quizás llegaron a un sitio común, como una laguna, donde pudieron formar unidades más complejas. Y se podría pensar que no sería viable, por ejemplo, en un mundo donde no existan distintas superficies, donde todo un planeta esté cubierto por un Océano.
Por el momento siguen siendo preguntas más especulativas, aunque esperamos que en un futuro no tan lejano la astronomía pueda contribuir a determinar cuáles son los planetas donde se formó la vida y donde no.
Columnista
Dr. Dominik Schleicher
Profesor asociado
Departamento de Astronomía UdeC
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