Crédito: César Arroyo | Dircom
El resultado de los trabajos realizados por la Dirección de Servicios, a través de la empresa especializada SurConserva, fue la restitución del color original de la escultura y la aplicación de una capa protectora de crema de cera de abeja.
Luego de la limpieza realizada durante los meses de verano, nuevamente aparece descubierta la escultura Homenaje al Espíritu de los Fundadores, que, junto al Campanil, domina en el Foro de la Universidad de Concepción.
Desde la primera quincena de noviembre, la escultura de 7 metros de alto, ejecutada por el Premio Nacional de Arte Samuel Román, se mantuvo cubierta para albergar a los seis especialistas de la empresa SurConserva que realizaron los trabajos de limpieza y mantención, por vez primera desde su inauguración en enero de 1966.
El director de Servicios de la Universidad de Concepción, Dr. Alejandro Tudela, destaca la importancia de realizar mantención a la escultura, de manera de evitar que los elementos orgánicos e inorgánicos descubiertos en un diagnóstico realizado por los especialistas de SurConserva, pudieran dañar la superficie de la obra.
En ese informe se manifestó que los deterioros detectados en la obra estaban asociados a las características propias del material, la incidencia de los elementos ambientales y el paso del tiempo en clima costero, sin apreciarse alteraciones que afectaran a la obra a nivel estructural.
La limpieza de esta emblemática escultura universitaria es parte de los trabajos de conservación de la Plaza Hundida del Foro, y se enmarca en un proceso más amplio de recuperación del patrimonio universitario, que se complementa con los trabajos de restauración de la fachada de la Casa del Arte, que culminaron a fines de 2021, y con la limpieza especializada de las esculturas blancas del Campus, que se abordará próximamente.
Planes de conservación
La restauradora y directora de SurConserva, Pamela Quiroz, señala que, en general, la obra se encuentra en buen estado de conservación. Las mayores alteraciones, dice, se traducen en suciedad superficial generalizada, debido a su exposición al medio y a la ausencia de limpieza con anterioridad.
Por ello, junto con la limpieza de la obra se fueron realizando labores de conservación y sellado de la superficie para impedir el deterioro por agentes naturales.
Quiroz explica que, a lo largo del proceso de intervención y tras las pruebas de limpieza físico/químicas realizadas en distintas zonas del monumento, se percataron de que los procedimientos especificados en la propuesta de intervención no reaccionaban de igual forma en todas las zonas de la obra.
“Cabe destacar que las pruebas de limpieza iniciales se habían podido hacer sólo en la parte baja de la escultura, debido a la falta de elementos de elevación. Entonces resolvimos, luego de varias pruebas e investigaciones, utilizar un procedimiento físico/químico poco invasivo y que proporcionaba buenos resultados en la limpieza de la corrosión color verdosa (el mayor deterioro, además de la sociedad superficial presente). Este tratamiento consiste en la eliminación de las sales metálicas que producen esta corrosión, a través de la aplicación, de manera mecánica, de un agente complejante que extrae las sales, para posteriormente retirar con compresas el agente y limpiar la superficie. Esta fue la mejor solución encontrada para conservar la pátina del bien patrimonial”, señala la restauradora.
Los trabajos se iniciaron con la limpieza superficial para remover la suciedad y deposiciones de origen animal, así como también la eliminación de sedimentos producto de la inflorescencia o restos naturales. Posteriormente se efectuó una limpieza de forma mecánica, terminando el procedimiento con el secado de la superficie.
“El objetivo principal de un proceso de conservación es estabilizar la materialidad del bien cultural, asegurando su conservación; por lo tanto, eliminar todo agente dañino y proporcionar protección futura de éstos”, dice.
La especialista señala que, si bien la materialidad de la obra es bronce, el artista Samuel Román concibió el monumento con un patinado artificial. “Esta pátina original era de color grisáceo opaco, por lo que la obra nunca fue de color bronce brillante. Por lo tanto, nuestra principal preocupación era mantener y no alterar la pátina con la que fue creada la escultura, por lo que todo proceso, prueba e investigación se hizo con ese propósito”.
Los principales criterios de actuación utilizados fueron los de mínima intervención, la salvaguarda de los valores culturales del bien, el respeto por sus características esenciales y por los aspectos constructivos, formales, volumétricos, y funcionales; compatibilidad de los materiales y técnicas empleadas en la intervención; y la reversibilidad de las acciones realizadas, esto último pensado en la aplicación final de la capa de protección en la obra.
Paralelo a este trabajo, se realizó un registro exhaustivo y detallado de todas las decisiones que se tomaron, procedimientos realizados y materiales aplicados, de manera de elaborar protocolos y planes de conservación preventiva para el mantenimiento del monumento a futuro.
Espíritu en el bronce
Ubicada en la Foro Universitario, en diagonal al Campanil, como contrapeso visual del emblemático edificio, la monumental escultura abstracta, de rasgos antropomórficos, fue originalmente pensada como un reconocimiento al rector fundador Enrique Molina Garmendia, y luego concebida como homenaje al conjunto de personas que impulsó la fundación de la Universidad de Concepción.
Luego de dos llamados a concurso que se declararon desiertos, se optó por convocar al destacado escultor nacional Samuel Román para la realización de esta escultura. Una vez realizado el encargo, el artista confeccionó una serie de bocetos primarios, basados en la personalidad de Enrique Molina Garmendia, dibujos que fueron luego traspasados a maquetas de greda.
Teniendo esa figura como referente, se realizó el traspaso de la obra a su tamaño definitivo. La estructura/esqueleto que sostiene la escultura está realizada con una enfierradura cubierta de madera y rejillas, sobre las cuales luego se aplicaron masas de papel y yeso. Todo este proceso puede apreciarse en el documental Un espíritu en el bronce, realizado por otro gran artista: Virginio Arias, con libreto del destacado escritor y poeta Nicomedes Guzmán.
Luego de dos años de trabajo, y una vez resuelto el tema de la cabeza, que inicialmente representaría a Enrique Molina Garmendia, pero que luego transitó a una imagen abierta que simboliza a los fundadores de la Universidad, se finalizó el original que fue utilizado como matriz de la pieza que, finalmente, fue fundida en bronce en los talleres de ASMAR, en Talcahuano.
La inauguración de la escultura se realizó el 7 de enero de 1966 y fue encabezada por el rector Ignacio González Ginouves.
“La escultura, más que el espejo de agua y el mismo muro con cerámicos, es un ícono dentro del Foro de la Universidad de Concepción. De hecho, mucha de la memorabilia que hay acerca de la Universidad se centra en tres elementos claves: el friso del Arco, el Campanil y la escultura de Samuel Román. Esta última es el único elemento de los tres que refleja a los fundadores, dando cuenta de aquellos personajes que fueron visionarios en su época”, concluye Tudela.
Tags
- Compartir
- Compartir
Noticias relacionadas
Reportajes