Nuestros campus, facultades y el conjunto de nuestras capacidades académicas están siempre disponibles para nuestra sociedad, desde un trabajo interdisciplinario que aborda problemáticas complejas, aportando evidencia para el fortalecimiento del diálogo y el acervo de nuestra producción intelectual para el discernimiento ético.
Durante los últimos dos años hemos enfrentado como país un escenario fuertemente convulsionado por legítimas tensiones sociales derivadas de un largo desajuste entre las expectativas de una sociedad más exigente y un sistema político con dificultades para canalizar los problemas para la búsqueda de soluciones efectivas y oportunas.
La crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del covid-19 no ha hecho sino agudizar estas tensiones en nuestro país a nivel político, económico, educativo y de salud pública, entre otras, desafiando a su vez a la institucionalidad a ofrecer alternativas de política pública viables para superar los efectos inmediatos y de largo plazo de la actual catástrofe.
Como Red de Universidades Públicas agrupadas en el G9 compartimos la preocupación por este escenario, analizado también en el Consejo de Rectores y, en razón de nuestro carácter público, hacemos un llamado al diálogo fraterno y a la búsqueda de acuerdos transversales y de largo plazo para superar esta crisis.
Lamentablemente, hemos observado una importante degradación de la calidad del debate público, en que muchas veces prevalecen posiciones polarizadas, con expresiones descalificadoras y soluciones maximalistas a asuntos complejos que afectan a una sociedad diversa y pluralista en los que no ha sido posible construir consensos democráticos.
Debemos trabajar por reconstruir la confianza de la ciudadanía en las instituciones. Reconstruir el tejido social, la ‘affectio societatis’ y la integridad pública, en base al bien común desinteresado, es el único camino para alejar la desconfianza y la violencia, que hieren la convivencia y fraternidad de nuestra comunidad nacional.
El proceso constituyente puede ser una enorme oportunidad de dar expresión a este diálogo amplio y solidario que necesitamos, una oportunidad para fortalecer el sistema democrático, dotándolo de las herramientas y legitimidad que permitan hacerse cargo de los conflictos sociales en forma orgánica, reconstituyendo el espacio de nuestra convivencia democrática y resolución de nuestras justas diferencias.
Nuestros campus, facultades y el conjunto de nuestras capacidades académicas están siempre disponibles para nuestra sociedad, desde un trabajo interdisciplinario que aborda problemáticas complejas, aportando evidencia para el fortalecimiento del diálogo y el acervo de nuestra producción intelectual para el discernimiento ético. Nuestro compromiso es seguir proporcionando espacios de reflexión y diálogo abiertos a la discusión pública que se avecina. Los desafíos presentes requieren más que nunca de nuevos consensos, colaboración, generosidad y solidaridad.
Columna publicada originalmente en El Mercurio.
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Red Universitaria G9
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