De las canchas en pausa y las historias doradas del deporte UdeC
Crédito: Dirección de Comunicaciones UdeC
La emergencia sanitaria impidió el desarrollo de las múltiples actividades presupuestadas para el año pasado. Sin embargo, 2020 comenzó y finaliza con grandes satisfacciones en uno de los deportes emblemáticos de la Universidad de Concepción: el básquetbol.
2020 trajo consigo el estreno del portal informativo Noticias UdeC y de la sección Deporte, destinada a la cobertura exclusiva de las múltiples actividades deportivas que se desarrollan durante todo el año en la casa de estudios penquista.
Es así como las ramas de fútbol, básquetbol, voleibol y tenis —más todos los otros deportes UdeC— tendrían su espacio, donde semana a semana se informaría sobre el desarrollo de las competencias internas, así como cuando los y las estudiantes tuvieran que representar a la casa de estudios en distintos campeonatos a nivel comunal, provincial, regional, nacional e internacional.
En efecto, el año comenzó con la noticia de la nominación de dos alumnas de la Universidad de Concepción a la selección nacional de básquetbol. Se trató de Yenicel Torres Vivanco, alumna de tercer año de Enfermería, y Josefina Viafora Reyes, alumna de tercer año de la carrera de Ingeniería Civil Química —ambas becadas por la Universidad de Concepción—, quienes desde hace varias temporadas vienen desarrollando destacadas actuaciones en el concierto deportivo nacional y veían reflejado su buen momento con una convocatoria a la selección absoluta.
Sin embargo llegó la pandemia, y la preparación para el Sudamericano de Cali se retrasó. Nadie sabía con exactitud por cuántos meses esta situación impediría el normal desarrollo de las actividades. Tiempos de incertidumbre que se resolvían con entrenamientos físicos coordinados vía Zoom, que sirvieron para que las seleccionadas mantuvieran su estado y condición física.
Yenicel Torres y Josefina Viafora | Cedida
Diez meses tuvieron que pasar para que, a través de estrictos protocolos sanitarios, el Minsal autorizara la concentración en modo burbuja de las seleccionadas en Santiago. Con mucha felicidad, las muchachas que tuvieron que desplazarse lo hicieron con la esperanza de dejar el nombre de Chile en lo más alto, literalmente.
Yenicel, quien es alera y mide 1,75 m, recalcó que “desde muy pequeña mi meta fue llegar a esta instancia, porque hay jugadoras que son referentes a nivel nacional, que tienen mucha experiencia, con las que una debe competir y siempre se hace muy difícil; era un reto personal y en mi familia estaban muy emocionados y lo consideramos una oportunidad tremenda».
Por su parte, Josefina —con su 1,80 m de estatura— quien ocupa la posición de ala-pívot, señaló que desde los ocho años se decidió por el básquetbol, en un momento donde también practicaba atletismo y ballet. La espigada estudiante cree que su nominación es un premio al esfuerzo realizado en años anteriores, y se muestra muy agradecida de tener la oportunidad de poder complementar estudios y deporte “en una universidad tan prestigiosa”.
El fútbol y una mirada al pasado
La noticia de la nominación de Yenicel y Josefina abría un año que se esperaba muy movido para el deporte universitario, sobre todo si se considera que luego del estallido social en octubre de 2019, muchos torneos nacionales universitarios —que generalmente se juegan en diciembre— debieron ser suspendidos y la esperanza de los y las deportistas recaía en este 2020.
Selección de fútbol masculino UdeC 1977 | Cedida
Pero nada de eso ocurrió, y ante el vacío obligado de las canchas, las páginas de historia sirvieron para desentrañar los momentos dorados del deporte universitario, uno que siempre ha tenido a la UdeC como animador principal y fuente inagotable de personajes.
La primera nota histórica tuvo relación con el Campeonato Nacional de Fútbol Universitario, donde la Universidad de Concepción ha tenido tradicionalmente excelentes representativos, pero la copa de campeón le ha sido esquiva por diferentes motivos. La primera vez que estuvo cerca fue en 1977 en el certamen disputado en Valparaíso, donde el elenco UdeC consiguió el segundo lugar tras caer en una definición a penales luego de una campaña invicta.
En un principio eran solo muchachos interesados en jugar fútbol, pero poco a poco se fue conformando un grupo que tenía en común un gran talento para aquel deporte y haberse formado bajo condiciones psicológicas adversas, debido a la dictadura militar que vivía Chile en ese periodo. Pero faltaba un elemento: don Luis Vera Avendaño, leyenda del fútbol regional, quien llegó a encabezar un proyecto ambicioso que quería dejar al fútbol universitario en lo más alto.
Con una campaña donde desde el principio pisaron fuerte, en la final se encontraron con la Pontificia Universidad Católica de Chile, que contaba con la ventaja de poder integrar a sus filas a jugadores de cualquiera de sus dependencias repartidas a lo largo y ancho de Chile. Aún así, se sobrepusieron a un 0-1 y llegaron a la definición por penales, donde cayeron por 4-5, sin que eso borrase el legado de este grupo que hasta el día de hoy se mantiene vigente y cuyo lema es “Con la UdeC en el corazón”.
Campeones nacionales en Valdivia 1985 | Cedida
Ocho años transcurrieron para que la copa llegara por única vez a la Universidad de Concepción. Valdivia 1985 fue la sede que encontró a una UdeC muy fuerte en todas las líneas, con un cuerpo técnico que realizó un trabajo concentrado en la parte física y con individualidades que decidían un partido en un segundo.
Aunque la nomenclatura era distinta —II Juegos Nacionales de la Educación Superior— el fondo y el objetivo eran el mismo. Para llegar a dicha instancia, los representantes del Campanil debieron vencer a duros rivales en la etapa zonal. Desde ese momento, el rigor físico se apoderó de los entrenamientos. Bajo la dirección técnica de Óscar Herrera Gacitúa, que tenía como ayudante a Justo Farrán y como preparador físico a Juan Marco González, nadie quería quedar fuera de la nómina que iría a Valdivia. Por ese motivo, los entrenamientos fueron subiendo su nivel y el equipo volaba.
Luego de pasar la primera etapa con algunas dudas, la etapa final se jugó con cuatro equipos en un formato todos contra todos. En la primera fecha, derrotaron al local por 1-0, en la segunda vapulearon a la Universidad de Chile —ante quienes habían caído en el partido inaugural del torneo— por 3-0 y en la última fecha tuvieron una categoría enorme para empatar ante la Universidad de La Frontera —que si les ganaba salía campeón— para levantar la copa de campeón. Hasta el año pasado aún seguían jugando juntos cada vez que podían a pesar de lo lejos que están algunos y esperan retomar esa linda costumbre apenas sea posible.
Vóleibol femenino y glorias panamericanas
Así como el fútbol masculino marcó la historia en 1985, el vóleibol femenino lo hizo en 1996. Hasta ese momento, la Universidad de Concepción no ostentaba títulos en la rama femenina. Costó mucho trabajo, pero desde ahí consiguieron una increíble racha que las consagró como el equipo más ganador en la década de los ’90.
Campeonas nacionales de vóleibol 1996 | Cedida
Siempre en el deporte se tiende a hablar de familia, aunque muchas veces los hechos no lo demuestren. Acá sí se puede hablar de una familia, ya que dos de las futuras campeonas nacionales, Verónica Véliz Manríquez y Pilar Contreras Parraguez, ambas becadas por la Universidad de Concepción desde su ingreso en 1992, en las primeras semanas —cuando aún no estaba lista la residencia universitaria que las recibiría— fueron acogidas por el seleccionador de vóleibol de esos años, Cristian Hernández Wimmer, en lo que fue el inicio de una bella amistad que se mantiene hasta nuestros días.
Dichos logros no fueron automáticos. Véliz recuerda que en su primer Nacional Universitario de Vóleibol en 1992 les fue bastante mal. Por más que mejoraban, no era suficiente, pero todo cambió en 1995, donde llegaron otras dos jugadoras que habían sido seleccionadas chilenas juveniles: Carolina Andrades Farías desde Talca y Marcela Rivera Pérez desde La Serena.
Ese año perdieron la final ante la U. de Chile, pero el deporte les dio revancha. Al año siguiente, y debiendo enfrentar siempre la presión del público en contra en el gimnasio de la Universidad del Bío-Bío, arrollaron en la final a las capitalinas por 3-0 y le dieron el primer gran título en el vóleibol femenino a la UdeC. Además, no perdieron un solo set en todo el torneo. Un equipazo.
Jordan Iturra en la Copa ReCell by Oncocit | Cedida
Se ha escrito de tres de las cuatro ramas deportivas presentes en la Universidad de Concepción. Solo falta el tenis. Y acá las palabras son mayores, ya que la UdeC se consagró a nivel sudamericano y panamericano hace un par de años gracias a un gran equipo, donde brilló con luces propias el tomecino Jordan Iturra Fuentealba, actual estudiante de segundo año de Enfermería UdeC y profesor de educación física por la misma casa de estudios.
A nivel de equipos, haber obtenido el título en el Nacional Universitario de Tenis 2017 les dio los boletos al Torneo Sudamericano disputado en Colombia, donde Jordan se proclamó campeón en individuales y en dobles. Luego, al año siguiente, disputo los Juegos Panamericanos en Sao Paulo, Brasil, donde consiguió nuevamente la medalla dorada en singles y la de bronce en dobles, donde formó dupla con Bastián Acevedo Olmos.
“Cuando llegamos al Sudamericano me encontré con un muy buen nivel. Todos fueron extenistas que después siguieron estudiando, por lo tanto, fue una gran experiencia. Luego, el Panamericano fue aún mejor, porque también estaban presentes potencias como Estados Unidos, Canadá y México, con jugadores de un mejor nivel que los del Sudamericano. Estuvo más duro y haber ganado me abrió muchas puertas”, afirmó Jordan Iturra, quien hasta el día de hoy hace noticia, ya que hace un par de semanas llegó a la semifinal de la Copa ReCell by Oncocit disputada en Concepción, donde estaban presentes tenistas profesionales como Bastián Malla.
Al estar estudiando una segunda carrera, son muchos los años que le quedan a Jordan para defender a la UdeC, así que seguramente su palmarés irá creciendo y de nuevo estará en los destacados del año.
Una leyenda viva y otra que partió
Una de las historias que mayor aprecio despertó entre los usuarios fue la que tuvo como protagonista al trabajador de la Biblioteca UdeC, Pedro Núñez Arriagada. Para los amantes del fútbol, hablar de Pedro Núñez es referirse a la historia del balompié en la casa de estudios penquista. Con una trayectoria de más de 40 años, aún se ve lejano el día en que cuelgue los botines y deje de lado su pasión por el fútbol.
Sus más de 60 años no son impedimento para que siga siendo respetado dentro de la cancha en su calidad de stopper. Férreo en la marca y en el juego aéreo, ostenta una condición física muy superior a la mayoría de los estudiantes a los que se enfrenta, que podrían ser perfectamente sus nietos. Como jugador del Sindicato 3 de Trabajadores de la Universidad de Concepción, equipo que milita en la segunda división del Campeonato Interfacultades, siempre su equipo está programados en los horarios de colación (13.30 horas). El frío, viento, lluvia o calor insoportable no son impedimento para que Pedro Núñez sea el primero en llegar, siempre con una sonrisa.
Pedro Núñez Arriagada | Rama de Fútbol UdeC
Varios años ha hablado de su retiro, pero sus compañeros no se lo permiten. Es el capitán y lo demuestra en cancha, nunca dando un balón por perdido y siempre con una palabra de apoyo, tanto para con sus compañeros como hacia sus rivales. En 2019 el estallido social impidió su partida del césped artificial, el año pasado fue la pandemia, así que se cree que su retiro solo podrá ser avalado cuando jubile en un par de años más, donde se le hará el homenaje que corresponde en su querida cancha.
Fuera de ella, don Pedro es igual de querido. Con un conocimiento único de la ubicación de los miles de libros que ha acomodado por largos años, simplifica el trabajo de estudiantes que en sus primeros años deambulan sin comprender muy bien el funcionamiento de un coloso como la Biblioteca Central Luis David Cruz Ocampo. Además, siempre una palabra de aliento viene de don Pedro hacia los y las estudiantes que pasan largas horas en su lugar de trabajo.
Al igual como a Pedro Núñez se lo asocia inmediatamente con el Fútbol UdeC, toda historia tiene un inicio. Don Sergio Viveros Canales, extrabajador de la Universidad de Concepción, es sin duda el hombre más importante en la historia del fútbol universitario de la principal institución de educación superior del sur del país.
Sergio Viveros Canales | Rama de Fútbol UdeC
Don Sergio fundó en 1953 la Rama de Fútbol de la Universidad de Concepción, en la que se mantuvo como presidente por más de 40 años, hasta su jubilación en 1996. Ahí nació el Campeonato Interfacultades con solo ocho equipos hasta llegar a los 36 que tiene hoy agrupados en dos divisiones.
Estuvo presente en los grandes momentos del Fútbol UdeC. Obtuvo su título de entrenador profesional, fue ayudante técnico en el histórico Campeonato Regional ganado por el Campanil en 1962 al lado del DT Luis Vera Avendaño, con quien repetiría dupla en el subcampeonato estudiantil de 1977 en Valparaíso.
Como si fuera poco, en las reuniones que él encabezaba ya en sus últimos años como dirigente, en 1993, surgió la idea de que la UdeC tuviera un equipo que peleara por entrar al fútbol profesional, naciendo el Club Deportivo Universidad de Concepción, que a pesar de su corta data, ha obtenido importantes trofeos y ha representado al país en copas internacionales.
Lamentablemente, a la edad de 90 años don Sergio partió de este mundo. Se llevó consigo miles de anécdotas, miles de horas de desinteresado amor por un deporte que lo tuvo como jugador, árbitro, entrenador y dirigente; un ejemplo para todas las generaciones futuras y un nombre que seguramente seguirá sirviendo de inspiración por décadas.
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