Salud Trans para Chile: una historia escrita con cuerpos y resistencias
Crédito: Dpto. de Obstetricia y Puericultura
Defender la salud trans hoy es también defender la democracia. Es rechazar el odio que patologiza, la burocracia que posterga y la ignorancia que niega derechos.
Durante mucho tiempo, la salud ha sido un territorio hostil para las personas trans y de género diverso en Chile. Consultas médicas negadas, diagnósticos psiquiátricos impuestos y un Estado ausente configuraron un escenario de exclusión estructural. De esa herida nació el Bloque de Salud Trans para Chile, una articulación que, a pesar de la pandemia por COVID-19, desde el año 2020 reúne a activistas, profesionales de la salud y personal académico comprometido con un objetivo simple: que la salud deje de ser un privilegio y se reconozca como un derecho para todas las personas.
El camino ha sido largo. Desde sus primeros encuentros en Concepción y Valparaíso hasta el último, celebrado en Santiago de Chile, el Bloque ha tejido una red descentralizada y solidaria que ha logrado dialogar con el Estado en sus propios términos. Su mayor logro se concretó en septiembre de 2025 con la Primera Política Nacional de Salud para Personas Trans y de Género Diverso, un documento histórico que marca un antes y un después en la relación entre el sistema sanitario y las comunidades trans.
Pero el desafío recién comienza. Una política sin financiamiento ni participación vinculante corre el riesgo de convertirse en letra muerta. Por eso, el siguiente reto del Bloque es la creación de un Programa Nacional de Salud Trans, que garantice atención integral, formación de especialistas, acompañamiento psicosocial y respeto a la diversidad en todo el territorio nacional. Porque la salud trans no se reduce a tratamientos hormonales o cirugías, sino que abarca bienestar físico, mental y social a lo largo de todo el curso de vida.
Defender la salud trans hoy es también defender la democracia. Es rechazar el odio que patologiza, la burocracia que posterga y la ignorancia que niega derechos. Chile ha avanzado, pero aún no ha aprendido a escuchar a las voces que históricamente han sido silenciadas.
Como recuerda el Bloque de Salud Trans, no hay justicia social sin justicia trans. El desafío ahora es que esa frase se transforme en realidad: una salud libre de discriminación, construida desde los territorios y sostenida por la convicción de que la diversidad no enferma, sino que humaniza.
Columnista
Dra. Mercedes Carrasco Portiño
Profesora asociada del Dpto. de Obstetricia y Puericultura. Facultad de Medicina.
Universidad de Concepción.
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