El Día Mundial de la muerte gestacional, perinatal y neonatal se conmemora cada 15 de octubre para visibilizar la pérdida de un bebé durante el embarazo y/o su primer año de vida, reflejando el dolor que la madre, el padre y toda la familia sufre y remarcando la necesidad de un trato humanizado durante la atención hospitalaria y posterior.
“Es importante visibilizarlo no solamente para quienes han vivido o están experimentando este duelo, sino que para la comunidad en general, para que se hable en realidad de estos temas y que podamos acompañar a las familias de manera efectiva”, identificó la Jefa de Carrera de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Concepción, Marcela Cid Aguayo.
La importancia de hablar de la muerte gestacional
La matrona estableció que hay evidencia científica de que cuando estos procesos no se llevan bien o no ha habido una buena contención, la situación deja marcas de por vida para esas familias. “Repercute también en su salud mental, hay más riesgo incluso de traumas o depresión futura y de las expectativas hacia un nuevo embarazo”.
El acompañamiento es fundamental, porque el proceso va a ser doloroso. “Si es un hijo o hija esperado no se mide por la semana, el amor no es algo que midamos por la edad gestacional en la que se produce la muerte de este hijo o hija”, señaló Cid.
La docente estimó en 2 de cada 10 embarazos se pierden de manera espontánea, sin ninguna causa directa aparente, durante el primer trimestre. Esta cifra baja a medida que el embarazo avanza.
“El hecho de no tener nada tangible, no tener la posibilidad de tener un lugar de encuentro o algo respecto a ese hijo o hija, hace también a veces más difícil sobrellevar el duelo, entonces la idea es poder visibilizar en comunidad y además hacerlo transversal para unir también a familias que han experimentado lo mismo y darle un buen acompañamiento”, explicó la matrona.
La aparición de la Ley Dominga
Luego de la pérdida de sus hijos Julián y Dominga durante sus gestaciones, Aracelly Brito denunció los malos tratos y falta de humanidad con la que fue atendida. Esto llevó a un grupo de parlamentarias a presentar un proyecto de ley en honor a Dominga, que fue aprobado y lleva su nombre.
La Ley 21371 establece medidas especiales en caso de muerte gestacional o perinatal, con el propósito de acompañar a las familias de manera integral, protocolizando la atención, resguardando su salud desde el ámbito médico, psicológico y social.
“Aporta herramientas concretas, como la Norma General Técnica y Administrativa del Minsal, instrumento que brinda estándares de implementación concretos y tangibles”, explicó la psicóloga del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Regional, Natalie Campos López. Para la profesional esto es realmente importante, pues permite “elaborar el duelo, las familias sienten que su dolor es comprendido y apoyado, los saca de esa invisibilidad o silencio que durante mucho tiempo ha rodeado al duelo perinatal”.
“A partir de la ley y la norma, en nuestro hospital hemos desarrollado un protocolo que se traduce en acciones: acompañamiento psicosocial, trato sensible y empático durante toda la ruta intrahospitalaria, recolección de recuerdos, apoyo en trámites; todas estas prestaciones hacen que la vivencia de la pérdida sea menos traumática, más amorosa y contenida”, detalló.
Si bien la norma estandariza el protocolo de atención, siempre se pregunta a cada familia sus preferencias “respecto a si quiere tener contacto piel a piel con ese hijo o hija fallecida, si quiere estar con su pareja, o si quiere que entre otro familiar. Si quiere tenerlo no solamente esa vez, sino que más veces, o en varias oportunidades, cómo es el proceso del último contacto, todo lo social respecto a la tramitación, de la sepultura y, además, resguardar la preparación de la mayor cantidad de recuerdos de este proceso” explicó la matrona.
¿Cómo apoyar a quienes pasan por una pérdida reproductiva?
“A veces no es necesario decir mucho, solo estar ahí. Probablemente no hay frase que calme o aminore el dolor en un momento tan complejo como la pérdida de un hijo o hija”, reflexionó Cid.
Para la psicóloga, lo primero es comprender que no hay una sola forma o «perfil» de mujer que pierde una gestación. “Hay mujeres que lo viven con angustia, con decepción, con rabia, con desesperanza, con miedo, con alivio, etc.”, identificó. También visibilizó el caso de las mujeres que se acogen a la interrupción voluntaria del embarazo. Este puede ser el caso en que el bebé tenga alguna patología que sea incompatible con la vida, el riesgo de vida de la madre o, incluso, el embarazo por violación. “Al estar mediado por la voluntad de prejuicia que no hay duelo y eso no es estrictamente así”, expresó.
La matrona recomendó “dar tiempo” como el mejor regalo: acompañar -incluso en silencio-, abrazar cuando se pida, ofrecer ayuda en trámites, compras, aseo, alimentación.
“Hay que entender también que el dolor y la pena es parte del proceso. Es una sensación y una emoción válida también”, cerró.
Si estás pasando, pasaste o alguien que conoces está viviendo una pérdida reproductiva y buscas información, la Fundación Dominga tiene a disposición un canal de comunicación e información en sus redes sociales.