UdeC y su último podio a nivel nacional en el fútbol masculino
Crédito: Cedida
Fue el año 2012 en Antofagasta. Con una excelente camada de jugadores, el cuadro de la Universidad de Concepción llegó al Norte Grande dispuesto a quedar en la historia.
Se acababa de jugar la final del Torneo de Invierno de primera división del Campeonato Interfacultades 2012. En ella, el equipo de Pedagogía en Educación Física superaba a Ingeniería Civil Metalúrgica y llegaba al tricampeonato.
Los mejores jugadores de los distintos equipos del torneo interno de la UdeC pusieron todo fecha a fecha, sobre todo en esos playoffs. Pero había una instancia donde todos remaban para el mismo lado: la selección de fútbol masculina, en la cual años antes se había empezado a escribir una gran historia.
Desde 1953, año de fundación de la Rama de Fútbol de la Universidad de Concepción, el torneo interno no se había detenido. Primero fue en la cancha donde hoy está emplazado el Hospital de Campaña, construido especialmente por la emergencia sanitaria que hoy se vive, y desde mediados de los años 80 en el recinto actual, a los pies del cerro que sirve de frontera natural para el Campus Concepción.
Pero en 2007 no hubo torneo, al menos de fútbol. ¿La razón? Ese año empezaron las obras de construcción que darían vida a la cancha sintética que hasta el día de hoy —con una nueva carpeta desde hace un par de años— alberga el Campeonato Interfacultades y las distintas competencias donde se hace presente el fútbol masculino y femenino UdeC.
En honor a la verdad, eran tantas las ganas de jugar de los estudiantes, que se realizó un entretenido campeonato de futbolito en Calama, donde una bella cascada adornaba el escenario que con lluvia se transformaba en un barrial.
Volviendo al año 2012, el objetivo de la selección de fútbol de la Universidad de Concepción estaba fijado casi dos mil kilómetros al norte. En Antofagasta se jugaría el Torneo Nacional Universitario de Fútbol, competencia en la que la casa de estudios penquista ganó el título en 1985 (Valdivia) y obtuvo el subcampeonato en 1977 (Valparaíso).
El recorrido completo
Fernando Cabrera Mendoza ingresó el año 2006 a la Universidad de Concepción. Durante toda su carrera de Ingeniería Civil Industrial fue seleccionado de fútbol y vivió un par de interesantes procesos. Por dos años (2006 y 2007) intentó sin éxito clasificar al Nacional Universitario, lo que era una tónica por aquella época en la UdeC, ya que el nuevo milenio no trajo buenos resultados en el fútbol.
Pero con la construcción de la nueva cancha se abrió la oportunidad de recibir como anfitriones el Nacional Universitario. Junto con esto, un nuevo grupo de trabajo llegó a dirigir a los muchachos. Alejandro Padilla, quien trabajaba en el Club Deportivo Huachipato, se hizo cargo del equipo en 2008.
Fernando relata que “ese año se empezó a formar el grupo que culminaría con el Nacional de 2012. Estaba Nibaldo Hernández, José Gutiérrez, Pablo Vargas, entre otros. Al año siguiente ingresarían Pablo Ortega, Nicolás Fernández, Manuel Vergara, por mencionar algunos. Esos dos años con el profe Padilla, para mí fueron el inicio de todo” comenta el ingeniero civil industrial UdeC.
En ese Nacional Universitario 2008, donde fueron locales, obtuvieron un meritorio cuarto lugar, en lo que Cabrera califica como una buena experiencia, pero nada que ver con clasificar en cancha y más encima viajar a otro lugar. Eso llegó dos años después, cuando con un golazo de tiro libre al último minuto de Nibaldo Hernández Santis, la UdeC abrochaba en casa la clasificación para el Nacional Universitario 2010 de Valdivia.
“Para mí fue una vivencia inolvidable el viaje a Valdivia. Una semana con tus compañeros, habiendo entrenado para estar ahí, es lo más cercano a la experiencia de ser un futbolista, sumado al hecho de la gran amistad que había, ya que —a diferencia del fútbol profesional— acá no existía ese ambiente de competencia tan grande por un puesto”, rememora Cabrera.
Pero allá sintieron el peso de la realidad, ya que se encontraron con equipos que marcaban mucha diferencia. Aun así pasaron a semifinales, pero la diferencia era bastante grande. “En particular, a ese Nacional fueron bastantes integrantes que no fueron constantes en el entrenamiento a lo largo del año, incluyéndome”, apunta Cabrera.
El año 2011 el Nacional Universitario no se jugó por las movilizaciones estudiantiles. El equipo estaba aceitado, lo que fue demostrado con un tricampeonato en Adesup obtenido entre 2010 y 2012, este último año el mejor de todos, dado que parte importante del plantel ya estaba concluyendo sus estudios, por lo que se comprometieron aún más y muchos de ellos entrenaban en doble jornada, lo que les valió ganar un fondo físico para hacer frente a la dura competencia que se avecinaba.
Inolvidable experiencia
Bajo la dirección técnica del profesor Claudio Flores, la preparación física del profesor José Luis Gotelli y el trabajo kinésico de Patricio Quezada, la delegación partió rumbo a Antofagasta. El trayecto se realizó en bus hasta Santiago y desde ahí un avión los llevó a la capital de la segunda región. Para muchos de ellos fue su primer viaje en avión, lo que era un incentivo aun mayor para hacer un gran papel.
Cabe mencionar que ese año el histórico formato del Nacional Universitario de dos grupos de cuatro equipos se modificó. Ahora serían 16 equipos divididos en cuatro grupos. Para clasificar, la Universidad de Concepción derrotó categóricamente a la Universidad Católica de la Santísima Concepción, quienes también lograron ir ganando en una instancia de repechaje.
Un modesto, pero acogedor hotel los recibió en plena Plaza de Armas de la ciudad nortina. El fenómeno migratorio, mucho más temprano en esa zona del país, los puso bajo el cuidado y la atención de un personal de hotel constituido en su gran mayoría por inmigrantes, quienes con su excelente disposición y amabilidad se encargaron de que los días no fueran tan largos.
El profesor Gotelli, quien actualmente es el preparador físico del equipo profesional de básquetbol de la Universidad de Concepción, recuerda que las condiciones del hotel potenciaron aún más la consolidación del grupo, ya que solo un par de habitaciones contaban con televisores, donde se reunían los muchachos a matar el tiempo.
Y así llegó el primer partido. Lunes a mediodía, un calor insoportable para la gran mayoría de sureños que componía la delegación y una cancha sintética que quemaba, provocaban las primeras ampollas en los muchachos. Pero lo más importante, se abría el camino con una dolorosa derrota por la cuenta mínima. El panorama desolador indicaba lo siguiente: si se perdía al día siguiente (martes), ya estaban eliminados. Los tickets de vuelta estaban reservados para el día domingo. Había que ganar esos dos partidos.
Y así fue. Fernando señala que vio desde la banca —resultó expulsado en el primer cotejo— cómo sus compañeros se reponían de la primera caída y ganaban con claridad el segundo encuentro. El paso a cuartos de final se definiría ante la Universidad de La Frontera.
En un encuentro casi perfecto, en menos de media hora los del Campanil ganaban por 4-0. Un descuento al final del primer lapso no provocó mucho más que un llamado de alerta. En la segunda mitad se dedicaron a administrar el partido y sellar su paso a la ronda de los ocho mejores. Allí los esperaba la Universidad de Chile.
Triunfo heroico, derrota inesperada
En esa categórica victoria ante la Ufro, llegó la primera mala noticia. Fabián Hernández, Nakata, que como stopper por derecha esa semana había andado muy bien, se desgarró. Fue una baja sensible, pero los muchachos no se vinieron abajo.
Fernando Cabrera hace hincapié en que la Universidad de Chile, rival de turno por el paso a las semifinales, era un muy buen equipo. “Ellos salieron con todo y nos marcaron un gol muy temprano. En el entretiempo, los retos surtieron efecto y gracias a Nibaldo, que se puso el equipo al hombro, pudimos ganar, luego de que hiciera un golazo desde fuera del área y luego definiera el triunfo con un penal”.
Pero las malas noticias seguían. Nibaldo Hernández Santis, capitán del equipo y por ese entonces estudiante de Pedagogía en Educación Física, recuerda que pese a su buena actuación, lamentablemente ese día se lesionó la rodilla y no llegó en las mejores condiciones a la semifinal.
Allí estaba esperando la Ucsc, un equipo al que los auricielos habían superado por años en las competencias regionales. El panorama era auspicioso, ya que el rival, aparte de acumular también el desgaste del torneo, sumaba un viaje en bus desde Concepción a Antofagasta.
Las cosas no empezaron bien. La Ucsc abrió la cuenta, pero a los pocos minutos José Gutiérrez empataba y la confianza volvía. Pero el escenario no mejoró. “Nos hacen el 2-1 y nos expulsan a Miguel Villouta. Ellos se echaron atrás, como lo hubiese hecho cualquiera, y nos jugaron al contragolpe. En la banca tenían a Felipe Pedemonte, que se las sabe todas. No podíamos entrar, y estando en ataque, Ricardo López (Ucsc) hace un gol de mitad de la cancha y sentencia el partido. Era un funeral ese camarín, vi a varios de mis compañeros llorando”, añade Cabrera.
«Estuvimos muy cerca de llegar a la final, quizás la confianza nos jugó en contra. Cuando perdimos esa semifinal fue un golpe duro para todos, pero después tuvimos una buena reunión”, aporta Nibaldo, quien como capitán jugó un rol importante en devolverle las ganas de competir a sus compañeros después de una derrota tan dura.
Por su parte, Manuel Vergara Rodríguez, profesor de Educación Física y árbitro profesional de fútbol, con una incipiente carrera que lo tiene dirigiendo ya en primera división como juez central, cree que “faltó repetir lo hecho en los partidos que nos llevaron a la semifinal. Si bien era un rival al que conocíamos muy bien de las eliminatorias regionales y al que habíamos derrotado en varias ocasiones, no se pudo. Quizás faltó convicción, quizás tuvimos algo de exceso de confianza por los resultados anteriores. No hicimos un buen partido, no nos acomodamos en el campo, entre otras cosas, pero hubo mérito del rival que planteó de mejor forma el partido”.
El orgullo de representar a la UdeC
A pesar de todo, al otro día —con los pies destrozados por las ampollas en muchos de sus jugadores— la Universidad de Concepción salió a quedarse con esa medalla. Allí se logró un triunfo inapelable ante la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Umce. Hernández dice que “en esa definición del tercer lugar salimos con todo, marcamos diferencias, era lo mínimo que podíamos obtener en ese Nacional Universitario”.
Con la perspectiva de los años, consultado sobre su capitanía en dicha cita y en tantas otras, Nibaldo lo aprecia. “Es rico que te puedan reconocer con algo tan importante. Uno trata de generar cierto liderazgo en el equipo y se lograba, había un respeto mutuo, el grupo era genial y eso hacía que el hecho de tener la jineta, ese compromiso de representarlos a ellos cuando entraba a la cancha fuera mayor”.
“Debo reconocer que los entrenadores que tuve eran muy buenos (Alejandro Padilla, Claudio Flores, José Luis Gotelli y Rodrigo Melgarejo). Me marcó todo el aprendizaje que obtuve, conocí a muchas personas y también me hice un poco conocido. El hecho de jugar nacionales era muy lindo, jugué en cuatro o cinco de ellos, el viajar y representar a la UdeC marca. Son momentos inolvidables que siempre quedan”, añade Hernández.
En tanto, Manuel Vergara también tiene muy gratos y bonitos recuerdos de ese Nacional. “Fue el único que pude jugar y fue gratificante, una experiencia nueva desde el viaje, ya que era primera vez que viajaba en avión. Fue lo más parecido a una experiencia profesional. En ese viaje aparte compartí con compañeros de generación y de carrera, había harta comunión, era un grupo muy sano”, recuerda.
Finalmente, José Luis Gotelli cuenta que “cuando ganamos el tercer lugar fuimos todos a la playa. Creamos muchos lazos, los muchachos son excelentes personas y en su gran mayoría profesionales exitosos”. Pero ese viaje les tenía preparado un último partido. En el vuelo de vuelta, una tormenta eléctrica trajo algunas dificultades al avión. Afortunadamente, no pasó a mayores.
La delegación UdeC en el Nacional Universitario de Fútbol Masculino 2012 estuvo compuesta por Felipe Dakota, Cristian Riquelme, Álvaro Castro, Fabián Hernández, Edzon Riquelme, Rodrigo Rebolledo, Pablo Ortega, Enrique Llodra, Manuel Vergara, Patricio Martinez, José Gutierrez, Sebastian Sánchez, Miguel Villouta, Daniel Echeverría, Leandro Vergara, Braulio Aedo, Marco Sanhueza, Nibaldo Hernández, Pablo Vargas y Fernando Cabrera, más el cuerpo técnico con Claudio Flores, José Luis Gotelli y Patricio Quezada.
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