Rossana Martel y su lazo con la UdeC: "Es mi casa de estudios, la defiendo y represento en todas partes"
Crédito: Facebook Sammis Reyes
Con toda una vida ligada al básquetbol, tanto como jugadora y entrenadora, la deportista rememora sus años como estudiante en la Universidad de Concepción, donde además fue seleccionada de balonmano, actividad donde conoció a sus mejores amistades, que siguen hasta hoy junto a ella.
Rossana Martel Cid, seleccionada de básquetbol y de balonmano de la Universidad de Concepción, ingresó el año 1985 a la casa de estudios penquista, desde donde se graduó como Licenciada en Educación con mención en Educación Física.
El lazo con el baloncesto vino desde su padre y también fue transmitida a su hijo, Sammis Reyes Martel, el famoso primer chileno en llegar a la NFL, que también tuvo un destacado paso por las selecciones menores del baloncesto chileno.
Rossana llegó como seleccionada de básquetbol a la UdeC. Es alera. “Mi papá jugaba básquetbol cuando era más joven y la verdad es que a mí me gustó desde siempre. Vivía en Maipú, me acerqué a un club deportivo y ahí me encanté doblemente con el básquetbol”, dice.
La deportista vivió 17 años en Concepción, en los cuales tuvo un paso imborrable por la casa de estudios penquista. “Tanto los Nacionales Universitarios y el Campeonato Interfacultades los recuerdo con mucho cariño. Me encantaba jugar por la UdeC. Le tengo un amor especial a la Universidad de Concepción, es mi casa de estudios, la defiendo y represento en todas partes”, afirma.
La profesora confiesa que siempre sigue el balonmano y el básquetbol de la UdeC. “Cipriano Núñez jugaba en mi tiempo, así que lo conozco muchísimo. Estoy relacionada con el básquetbol en varios sentidos, también porque Sammis jugó mucho”, cuenta.
Sobre su famoso hijo detalla que junto al padre de Sammis están felices de acompañarlo siempre y que pudiera seguir el rumbo deportivo que vio desde pequeño. “Él nació en una cancha de básquetbol y de ahí viene su disciplina, ya que su padre también fue basquetbolista”, argumenta.
Rossana, la tercera de pie de izquierda a derecha, junto con la delegación que ganó un torneo federado de balonmano en Punta Arenas / Cedida
Luego de su paso por la UdeC, Rossana siguió jugando y después se fue a un club donde, aparte de jugar, posteriormente dirigió por varios años. A continuación retornó a Santiago y estuvo dirigiendo hasta el año pasado en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Junto con esto, es tesorera de la Asociación Gremial de Entrenadores y Entrenadoras de Básquetbol de Chile.
Balonmano
Rossana aprendió a jugar balonmano en la UdeC. “Cuando lo conocí y lo empecé a practicar, me encantó”, recuerda. En plena década de los ochenta, el balonmano era incipiente. Ya en el segundo año de Universidad tuvo al handball como ramo electivo, época en la cual se estaba armando la selección femenina y ella fue invitada a jugar.
“Miré el partido desde la banca en el primer tiempo; en el segundo entré a jugar y marqué algo así como cinco goles. Desde ahí me enamoré del handball, se me hizo muy fácil, tiene mucha similitud en la coordinación y en las habilidades que se requieren en el básquetbol”, explica.
La docente fue armadora central en todos los años que jugó por la UdeC. Más allá de eso, sus mejores amigas, con las que se sigue juntando hasta hoy, las conoció en el balonmano.
Fue capitana del equipo y atesora muchos recuerdos positivos de todos los campeonatos en los que defendió a la UdeC. “Eran muy lindos viajes, teníamos un equipo muy aperrado, divertido, con amistades de la selección masculina y femenina. Las amistades que me dio el deporte son lo más significativo. Fui feliz de haber podido representar a la UdeC”, sentencia.
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