Pensar y aprender en la era de los reels: expertos analizan impactos sociales y emocionales de las tecnologías digitales
Crédito: Esteban Paredes Drake – DirCom UdeC
Durante el Congreso Futuro Biobío 2025, destacados especialistas abordaron los desafíos que plantea la hiperconexión digital, señalando los riesgos del uso excesivo de dispositivos electrónicos en el desarrollo emocional, social y cognitivo.
Las tecnologías digitales han transformado la forma en que las personas perciben el mundo, permitiéndoles superar las barreras del tiempo y el espacio para conectarse entre sí, mantenerse informadas, ampliar su conocimiento y facilitar diversas actividades, entre otros beneficios.
El problema, para algunos especialistas, es que en muchos casos existe un abuso de estas herramientas. Allí se inscribe la socióloga francesa Claudine Haroche, quien ha expresado públicamente su preocupación por los efectos que puede provocar el uso excesivo de dispositivos electrónicos en el desarrollo emocional y social en niñas y niños.
La Directora emérita del Consejo Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) volvió sobre el tema en el bloque «Pensar y aprender en la era de los reels», en el Congreso Futuro Biobío 2025, con un mensaje en el que llamó a evitar que los menores estén permanentemente frente a las pantallas, un consejo que también toca a los adultos.
“Lo que pasa es que hay una gran diferencia entre la continuidad visual que producen las imágenes y la interacción efectiva que se produce en la vida social entre hombres y mujeres”, explicó.
A juicio de la Dra. Haroche, la dificultad es que la evolución de estas tecnologías se ha generado de forma muy acelerada, de manera que las personas están obligadas a un aprendizaje sobre ellas que también va muy rápido.
“Entonces estamos descuidando el estudio de las cuestiones fundamentales, que termina rompiendo las fronteras, en el mal sentido de la palabra, porque se pierden los aspectos psicológicos del aprendizaje y ya no tenemos en cuenta al otro”, asevera.
Claudine anota que en medio de “un cúmulo de datos de cualquier tipo”, hemos perdido la capacidad de conversar, de escucharnos, de mirar los sentimientos de los otros y de darnos los tiempos necesarios para reflexionar en profundidad y desarrollar el pensamiento crítico.
En su exposición, abordó el impacto que las redes tienen en una perspectiva existencial, a partir de la valoración que se da a las personas según están o no visibilizadas en las redes y las posibilidades de resistir a la presión del mundo virtual.
En definitiva, dice, son las personas quienes deben comandar estas herramientas y no al revés.
Distribuir la atención
El mundo hiperconectado en el que vivimos plantea interrogantes en torno a la forma que se adoptan las relaciones entre las personas y cómo ocurre la comunicación en movimiento, “en un contexto en el que convergen la tecnología, las plataformas de redes sociales y la capacidad de estar conectados de manera permanente”, planteó la académica y directora de Comunicaciones UdeC, Dra. Tabita Moreno Becerra, quien además moderó el segundo panel de la jornada.
“La pregunta es cómo nos desenvolvemos y cómo modificamos nuestras prácticas comunicativas en base a estos elementos que exigen una presencia conectada de manera continua y que, por lo tanto, también exige dividir o distribuir nuestra atención en distintas plataformas y, a través de ellas, entre las distintas personas que podemos contactar, pero al mismo tiempo con las interacciones físicas que tenemos alrededor”, comentó la especialista en Comunicación, Retórica y Medios Digitales.
Aquí, de acuerdo a la también Directora de Diario Concepción, hay que “negociar” el tiempo que se otorga a las interacciones digitales y las físicas.
“Esto nos hace cuestionarnos de qué manera, por ejemplo, profundizamos en las relaciones o si mantenemos solo relaciones superficiales en varios frentes. Ahí es donde surgen preguntas desde el punto de vista de la comunicación”, agregó.
En la oportunidad, se planteó que en este escenario de conexión permanente no necesariamente hay comunicación.
En relación con lo mismo, el Director del Departamento de Ciencias de las Comunicación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Dr. Fernando Fuente-Alba sugiere darse tiempos para dejar de lado los dispositivos y momentos para compartir como se hacía antes, por ejemplo, en los almuerzos familiares y, en el caso de los y las menores, educarlos para que administren sus tiempos de conexión, una tarea que -en su opinión- debe partir desde el núcleo más cercano, la familia.
Asimismo, el Dr. en Antropología y académico de la Universidad del Bío Bío, Dr. Héctor Torres Cuevas, también se refirió a la necesidad de educar a las niñas, niños y jóvenes en un pensamiento crítico en torno a las tecnologías digitales. “Este es un desafío, porque hoy tenemos que atender lo que ocurre con las noticias falsas y la enorme cantidad de información que circula y a la que acceden sin tener muchas veces la capacidad de filtrar, cierto, la calidad de esa información”, puntualizó.
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