Pedro Núñez Arriagada: un ejemplo de vida a través del fútbol
Crédito: Juan Pablo Barraza Pardo
Con 60 años a cuestas, el espigado stopper no da ventajas en el Campeonato Interfacultades de la Universidad de Concepción. Más allá de su impecable condición física, el funcionario es destacado por transmitir valores que van más allá del fútbol.
42 años exactos separan a Pedro Núñez Arriagada —Don Pedro para los futbolistas universitarios aficionados— del delantero que le ha tocado marcar, un habilidoso mechón de 18 años. 42 años exactos son los que completó Don Pedro trabajando en la Biblioteca Central Luis David Cruz Ocampo de la Universidad de Concepción.
Todo esta coincidencia ocurrió el año pasado. Una de tantas, como los 101 años de la casa de estudios y los 60 de Don Pedro, que remeció el camarín del Sindicato 3 a principios de 2019 al anunciar su retiro de las canchas. Nadie contaba con un gran estallido social y con la peor pandemia del último siglo, así que todo quedó congelado.
El trayecto ha sido largo, igual que el que emprendía día tras día desde su casa, ubicada cerca de los Campos Deportivos Ricardo Keller, casa de Deportes Concepción. Solo la cercanía física lo posiciona ahí, porque su corazón futbolístico es amarillo y negro, ya que Don Pedro es hincha de Arturo Fernández Vial, el club más antiguo de la ciudad.
Una de las claves de su excelente condición física está precisamente en aquel detalle, el trayecto. Lejos del titanio, el grafito o la fibra de carbono, su bicicleta —su fiel compañera— requiere de una fuerza de piernas considerable para pedalear en ella; pero ahí está Don Pedro, quien ante cualquier condición climática no renuncia a su medio de transporte.
Inicio del partido
En noviembre de 1976, Pedro Antonio Núñez Arriagada entró a trabajar a la Universidad de Concepción. En los primeros meses estuvo alejado del Campus, puesto que ingresó al Departamento de Revista Atenea, ubicado en Calle Caupolicán, a un costado de la Plaza Independencia. Meses después se traslada al edificio de calle Ongolmo, justo antes de llegar a la Diagonal Pedro Aguirre Cerda, donde se encontraba Extensión.
Fue en la Revista Atenea donde se encontró con un coloso del periodismo nacional. Tito Castillo Peralta, Premio Nacional de Periodismo 2001, fue su jefe y la persona que lo recomendó a Juan de Luigi Lemus, Director de la Biblioteca Central UdeC. Así, 1977 fue el año oficial de la llegada de Don Pedro hasta el hermoso edificio donde se atesoran documentos fundamentales e invaluables.
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En el Departamento de Circulación, ubicado en el tercer piso de la Biblioteca Central, es donde se desempeña actualmente. Siempre con una sonrisa, dispuesto a ayudar a quien se lo solicite y a quien no, su palabra de aliento está a la orden del día. Es un personaje inmensamente reconocido en la Universidad de Concepción, pero al igual que muchos de sus trabajadores, tuvo que partir desde lo más elemental hasta llegar al tercer piso.
“Agradezco enormemente a mis antiguos compañeros que me enseñaron el oficio, a trabajar ahí en la Biblioteca. Mi empeño por aprender y mejorar siempre fue grande; en mi horario de colación me demoraba menos para aprender cómo se guardaban y buscaban los libros”, recuerda Pedro Núñez, quien también ha visto el proceso de modernización en su lugar de trabajo. “Ya no se llenan las papeletas para pedir los libros”, añade.
Un día de gloria
Sábado 21 de diciembre de 2013. El clásico entre los dos sindicatos de la Universidad de Concepción que participan del Campeonato Interfacultades está fijado para las 15:00 horas. El día que oficialmente da la bienvenida al verano se presenta con un calor asfixiante. Los que han jugado en la cancha sintética UdeC saben que el suelo quema, literalmente. Pero ahí están los 22 en cancha, recubiertos en protector solar.
Pedro Núñez, capitán del Sindicato 3, va al sorteo. El día antes se retiró temprano del asado de camaradería de los delegados de la Rama de Fútbol. El compromiso con su equipo siempre podía más, pero tampoco quiso faltar a la actividad de fin de año. Siempre trata de estar en todos lados. Su presencia es bienvenida y le da un realce especial a todo evento. Todos buscan conversar con él y el tiempo siempre alcanza para todos.
El partido está imposible. Cerca de 30 grados y un viento tibio impiden un despliegue físico sobresaliente de alguno de los participantes. Eso no impide la pierna fuerte, las enormes ganas de triunfar y soportar el calor que sigue en aumento. En la mitad del segundo tiempo, Pedro Núñez sube —como la hace habitualmente— al tiro de esquina. Este se ejecuta, la pelota queda en el área y él no perdona. Se abre el marcador y no se mueve más.
Solo como anécdota, Don Pedro relata que a principios de los años ochenta fue a presentarse al equipo de fútbol del Sindicato 1. El encargado le dijo que no necesitaban más gente, que estaban completos. Él, fiel a su estilo, dio la mano como el hombre educado que es y se despidió. Así fue como llegó al equipo del Sindicato 3, que antiguamente era conocido como Deportivo Personal y Administrativo. De ahí solo se movería en una oportunidad.
Ese cambio de equipo fue obligado y tuvo lugar a causa de la muerte. Una muerte ficticia de algún familiar —que casi siempre resulta ser la abuela o el abuelo; el tío o la tía—, un clásico de la idiosincracia chilena en todas las esferas, provocó la salida por secretaría del Sindicato 3 del Campeonato Interfacultades. “En esos años también participábamos de la Liga Bancaria. Ya nos habían pasado un W.O. y no llegamos nuevamente. Tuvimos que irnos”, señala.
En una primera instancia, la muerte del familiar de un integrante del equipo no tuvo reparos y se decidió no aplicar el castigo, pero con el transcurso de las horas se filtró que aquella persona gozaba de buena salud, por lo que el equipo fue suspendido por una temporada. Ofertas no le iban a faltar. Así, los muchachos de Ingeniería 85 llegaron y lo incorporaron, año del que Pedro Núñez guarda los mejores recuerdos.
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Desde camarines
Eduardo Quiroz Gallegos es kinesiólogo y se desempeña en el Centro de Salud Familiar Víctor Manuel Fernández. No han sido días fáciles para él, pero el tema lo saca un poco del trabajo incesante de los últimos meses. Como capitán del equipo de Kinesiología por muchos años, tuvo que enfrentar un par de veces a Pedro Núñez y además en muchas ocasiones se encontró con él en la Biblioteca Central.
“Como exalumno UdeC, egresado el año 2015, debo decir que uno a Don Pedro lo conoce en distintas facetas y puede compartirlas a nivel estudiantil, por ejemplo, donde él con su calidad de servicio nos facilitaba todo el material que necesitábamos de la Biblioteca Central para poder estudiar; y en la parte futbolística uno lo ejemplifica con una sola palabra, que es caballerosidad. Es una de las personas que inspira lo que es la Universidad de Concepción, con un respeto único hacia los estudiantes en su calidad de funcionario”, relata Quiroz.
“Siempre fue muy cercano al alumno, y a pesar que en el fútbol hay ciertos roces, él siempre mantuvo ese respeto por alguien que podía ser menor, no por eso lo pasaba a llevar. Todo el mundo tiene como denominador común que Don Pedro se destaca por su caballerosidad. Destaco su compromiso con la Universidad y con su equipo, uno añora a esas personas con tal grado de compromiso”, añade.
“La primera vez que vi a Don Pedro fue en la Biblioteca Central no tenía idea que jugaba fútbol, me comentaron que jugaba de central y que era ‘seco’. Aunque físicamente se veía bien, me dejé llevar por las canas y me pregunté si realmente era tan bueno como lo describían; hasta que lo vi jugar un día y quedé impresionado. Destacaba muy por encima de sus compañeros y se notaba que tenía una voz de mando innata”, señala Patricio Solís González, abogado y excapitán del equipo de Derecho UdeC.
Pedro Núñez Arriagada en 2012 | Cedida
Después tuvo la oportunidad de enfrentarlo. “Siempre fue muy duro, llegando bien a los cruces, pero un caballero; iba fuerte a una pelota, pero nunca mala clase, solo vive intensamente el fútbol. Luego tuve la suerte de ser su compañero en el Sindicato 3 y sirvió para ratificar todo lo que pensaba de él. Una persona muy noble, un caballero, un líder dentro de la cancha, que a pesar de todos los años que llevaba en el equipo y siendo capitán, nunca sentí que fuera alguien que quisiera imponer sus ideas sobre el resto, siempre velaba por el bien del grupo. Es muy escaso que exista gente así en un equipo de fútbol, siempre el ego es el que manda y eso es lo que le destaco; porque a pesar de tener todo para ser una ‘vaca ultra sagrada’, nunca hubo ego de su parte y siempre fue muy humilde en todo sentido. Un gusto haberlo enfrentado y ser su compañero”, remata el expresidente de la Rama de Fútbol UdeC.
Finalmente, su compañero en la zaga del Sindicato 3, el Dr. Fernando Cruzat Cruzat, docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas UdeC, afirma conocerlo por lo menos hace 25 años. “Me tocó enfrentarlo como rival en una primera instancia en Canadela (Canal Nacional Deportivo Laboral). Era un tipo muy rudo, pero muy leal con sus compañeros y también con el equipo contrario. Desde el año 2009 comparto camarín con él. Tenerlo al lado, con su calidad personal, es un orgullo; lo único que haces es aprender todo el tiempo”.
Cruzat destaca una de las facetas más reconocidas de Don Pedro. “Para mi gusto, es uno de los mejores cabeceadores del Campeonato Interfacultades. Tanto nosotros —que lo tenemos ahí en el camarín— como los rivales, compartimos un cariño y una admiración única por él. Será doloroso cuando se retire. Siempre le estamos pidiendo un año más, porque no queremos ver al Sindicato 3 sin Pedrito”, confiesa.
“Tiene un amor muy grande por sus compañeros, su señora, hijos y nietos. Es un orgullo tenerlo al lado como compañero, amigo y colega de la Universidad. Siento mucho cariño hacia él y ojalá podamos seguir compartiendo más años en la defensa del Sindicato 3”, sentencia Cruzat.
¿Retiro?
Este 2020 Pedro Núñez Arriagada cumple 61 años. Estará solo a cuatro de la jubilación. En un hombre tan activo como él, es de esperar una respuesta que abra la puerta a una continuidad, a seguir trasladándose en su bicicleta por muchos años más a un lugar de trabajo donde se le reconoce, sobre todo por quienes han compartido con él en una cancha de fútbol, que son miles de estudiantes cada año.
Pero no. Don Pedro no tiene intenciones de extender su estadía en la Universidad de Concepción y las razones son más que entendibles. “Quiero llegar a mi edad de jubilación y cumplir con mi retiro. Quiero descansar, disfrutar de mi vejez. Trabajo desde los diez años y mis vacaciones muchas veces igual las trabajé, en lo que viniera, de peoneta, rompiendo pavimento, con machete en mano. Quiero salir con mi señora, visitar familiares y todo aquello que tenga pendiente”, expresa.
Equipo Sindicato 3 | Cedida
Respecto a su retiro de las canchas, admite que le da nostalgia el dejar de jugar. Y cómo no, si se nota que es algo que ama. Partido a las 13:30 horas, es el primero que llega, siempre a las 13:00 horas, con toda la vestimenta del Sindicato 3. Después, es el último que se va, siempre con una sonrisa, no importando el resultado. Si bien en cancha quiere ganar como todos, es el más claro ejemplo de ‘gana sin orgullo, pierde sin rencor’”.
Si tiene que salir al entretiempo, sale sin problemas. Entrega su jineta y apoya desde la banca. Si ninguno de sus 30 compañeros se ofrece para ir a cumplir con el tema administrativo en las reuniones de la Rama de Fútbol UdeC, ahí está él, siempre tranquilo y jamás pidiendo un asiento, aunque todos se paren para ofrecérselo. Si faltó el arquero, no hay problema, se calza el buzo y hace lo mejor que puede.
Sobre las palabras de todos quienes lo alaban, que demuestran admiración y cariño, Don Pedro afirma que se sintió “siempre muy respetado. Doy las infinitas gracias por dejarme jugar aún a mi edad. En medio de la juventud uno se siente más joven y eso da más energías para intentar competir. Los comentarios me alegran mucho, siempre he intentado ser respetuoso con todo el mundo y a cambio he recibido lo mismo”, señala.
En alusión a sus características como jugador de fútbol, se autodefine como “un jugador firme, pero nunca mal intencionado. Si de repente se pasa un poco la pierna, al estudiante se le para, se le da un abrazo y no hay problema; y cuando se recibe, tampoco. Todo queda ahí. No tengo mucha habilidad, pero sí soy muy empeñoso y jamás olvido el compañerismo”, sentencia.
En las actividades de reunión de exalumnos y exalumnas universitarios, es común recordar el primer certamen, el primer carrete mechón, etc. Dentro de los futbolistas aficionados de la UdeC, siempre el primer choque con Don Pedro —sobre todo en una pelota aérea— es un tema recurrente. Una especie de bienvenida al torneo universitario, donde muchos se confían de ver un jugador bastante mayor del otro lado, pero el resultado siempre es el mismo, una aplastante derrota y una de las primeras lecciones que se aprenden en la cancha UdeC.
Sin lugar a dudas, el día que Don Pedro no esté más en la Biblioteca Central, una buena parte de su capital humano se habrá perdido. Una sonrisa y una disposición a toda prueba sacó por un momento de un mal día a más de algún estudiante. Para qué decir en la cancha, donde cuenta con el cariño y admiración de todo aquel que ha jugado el Torneo Interfacultades. El día que Don Pedro decida colgar su impecable delantal blanco y sus chuteadores de fútbol, ahí estarán todos para rendirle el homenaje que se merece y que se ha ganado con creces.
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