La vida deportiva de Joaquín Herrera Urzúa a través de su entrenador del Vóleibol UdeC
Crédito: Carlos Ávalos Jiménez
Juan Ignacio Armoa repasa la carrera del estudiante de Geología, quien tuvo una gran importancia en la obtención del Campeonato Nacional Universitario del año pasado en la Casa del Deporte.
5 de octubre de 2022. En el Hotel Terrano de Concepción, Juan Ignacio Armoa, jefe técnico del Vóleibol UdeC y su ayudante, Miguel Dávila, pasan por las habitaciones de sus jugadores.
Hace un par de horas acaban de sellar el paso a semifinales del Campeonato Nacional Universitario, que se jugaba en la Casa del Deporte, tras dejar en el camino a la Universidad Católica del Maule por 25-12, 25-19 y 25-9.
En una de las habitaciones está Francisco Navarrete, Hugo Valdivia, Américo Gutiérrez y Joaquín Herrera. Hay dos elementos: una consola de play station y una enorme pizza. Antes de que el entrenador pudiera expresar alguna palabra, Herrera le dice: “Profe, esta es la cábala. Con una pizza y un partido de play station ganamos mañana 3-0”.
Tan compenetrado y convencido vio Armoa a ese pequeño grupo de sus jugadores, que no tuvo mayor resistencia ante la situación y se animó a jugar un partido contra su ayudante. Dos de sus jugadores hinchaban por él y dos por Dávila, mientras todos compartían un trozo de pizza. Había que ver al día siguiente si la cábala funcionaba.
Joaquín Herrera Urzúa estudiaba Geología. En enero de 2022 se presentó a las pruebas de la selección de Vóleibol UdeC, que se preparaba con miras al Campeonato Nacional Universitario en el que serían locales en octubre de ese año.
Llegó junto a Américo Gutiérrez Córdova, estudiante de Ingeniería Civil Industrial, quien se convertiría en su mejor amigo. “Joaquín se mostró como un jugador muy dedicado, con técnicas aprendidas muy avanzadas, con un nivel y ritmo de juego propio de un jugador que tiene mucho entrenamiento”, señaló Juan Ignacio Armoa.
Joaquín con el dorsal 6, ese que lo acompañó en su paso por la selección universitaria masculina UdeC / Crédito: Carlos Ávalos J.
“Fue preseleccionado nacional, seleccionado regional, universitario, siempre muy laborioso, respetuoso”, añadió. Era el único que no tuteaba al entrenador. Nunca pudo. Siempre lo trató de usted, quizás por respeto, quizás como costumbre de respetar la jerarquía. Los principales recuerdos de Armoa en lo deportivo sitúan a Joaquín queriendo mejorar siempre, al principio en la posición que solía ocupar, la de opuesto.
Un cambio que demostró sus cualidades
Con el paso del tiempo, el cuerpo técnico se dio cuenta de que aparte de atacar mucho, Joaquín tenía también cualidades para recibir y lo fueron llevando hasta esa posición en la que terminó jugando: pasó de ser un opuesto a un punta.
“No es muy común que esto pase, ya que al opuesto solo le gusta atacar y el que es punta tiene que ser un poco más completo. Él pudo reunir esas cualidades, escuchar mucho a sus entrenadores y cambiar de posición, lo que representó un desafío para él”, recordó.
A todos les gusta entrenar en cancha, da lo mismo el deporte que sea, no así en el gimnasio. El año 2022, el compromiso de Herrera en este último ítem, a pesar de no ser becado, fue de un 95%, lo que representa casi 70 sesiones, “70 horas fuera de la cancha de vóleibol dedicados a ser el mejor jugador que podía ser. Una prueba de su constancia y perseverancia para con sus objetivos; no desaprovechaba ninguna oportunidad, se autoexigía mucho, se imponía obligaciones como un adulto, se tomaba muy en serio su deporte”, complementó Armoa.
Antes del Campeonato Nacional Universitario (CNU) viajaron a Santiago, donde disputaron algunos partidos ante rivales como la selección nacional y la Universidad Católica, donde Herrera tuvo un excelente cometido.
Recepcionando en los partidos iniciales del CNU jugado en la Casa del Deporte / Crédito: Carlos Ávalos J.
“Me tocó el gran desafío de conducir a un equipo que tenía una obligación autoimpuesta, que era llegar a la final del CNU y tratar de utilizar todas las herramientas trabajadas durante el año.
«Cuando empezamos a jugar el Nacional, era sabido que Joaquín iba a jugar poco, porque en su lugar había jugadores más experimentados, con más torneos de esa envergadura encima; todos creíamos que no iba a haber cambios por ese lado», rememoró el jefe técnico del Voleibol UdeC.
Un trámite accesible en los primeros partidos permitió que todos pudieran jugar y tomar confianza para la recta final. Joaquín entendió su rol, que era entrar a hacer una cosa en específico y en todos los partidos lo hacía y destacaba.
La cábala se cumplió y llegó la gran final
Terminada la pizza y los partidos de play station en el Hotel Terrano, el 6 de octubre había que salir a jugar el paso a la final, ya con una Casa del Deporte repleta.
Como era costumbre, Armoa se acercó antes del juego a chocarle las manos a sus jugadores, tratar de conectar con buena energía. “Él me abrazó, nos quedamos abrazados como dos amigos, miramos a la tribuna que da a la salida de la Casa del Deporte, donde levantaban carteles con el número seis. Todos sus amigos estaban gritando por él. ‘Toda esa gente que está acá quiere verte feliz, quiere verte campeón’, le dije. Se emocionó, porque aterrizó en la importancia de lo que estaba viviendo”, apuntó Armoa.
Joaquín en faceta ofensiva / Crédito: Carlos Ávalos Jiménez
La cábala se cumplió. 25-18, 25-14 y 25-16 se impuso la Universidad de Concepción a la Universidad de Viña del Mar, por lo que se ganó el derecho a jugar la final del certamen ante la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
El viernes 7 de octubre de 2022, la Casa del Deporte estaba colmada. No había espacio para nadie más. Exjugadores, niñas de las series menores, apoderados, todos y todas alentando. La presión se sintió. La UdeC perdió el primer set y caía 10-18 en el segundo parcial. Ninguno había experimentado algo de esa magnitud.
“Miraba las caras del banco de suplentes: mucha desilusión, frustración y enojo, pero ahí había dos o tres que no paraban de aplaudir, de alentar a los compañeros, que se rompían las cuerdas vocales aunque no se escuchara nada de lo que gritaban, por las miles de personas que repletaron el recinto”, recordó el coach.
Un héroe clave en la final que remó desde atrás
Uno de los de la banca era Joaquín. “Fue el capitán de los suplentes a la hora de aplaudir, de alentar, era el primero que se quería meter a la cancha. Lo noté. El jugador en su posición no estaba haciendo el mejor partido, el segundo set estaba tremendo y necesitábamos un cambio de aire”.
Con su ingreso se dio un vuelco clave en el partido final ante la PUC de Valparaíso. Acá celebrando un punto / Crédito: Carlos Ávalos J.
Ese chico, que en silencio mejoró considerablemente su salto vertical, que aprendió a pegar la pelota alta que venía de atrás, que era guapo dentro de la cancha, que no le importaba que estuviera el mejor jugador de la selección enfrente o quien fuera, ingresó.
“Entró, recibió mal y le hicieron un punto. Agachó la cabeza, se sacudió un poco, se pegó en las piernas y dio vuelta la página. Resiliencia pura. En la segunda pelota, primer punto. Tercera pelota, otro punto, quinta pelota uno más y Joaquín Herrera ya estaba en el partido; el público se había levantado, con dos defensas de Fabrizio Ugarte de repente estábamos 18-18, sin poder creer lo que había hecho Joaquín, que por ahí no lo hizo en todo el año: pegar la pelota alta, la pelota más alta que le tocó pegar, que pasó casi por encima de las vigas del gimnasio A. Salimos adelante, levantamos el set, ganamos el partido, salimos campeones, nos abrazamos. No me olvido más del abrazo que nos dimos con Joaquín, las gracias que me dio en ese momento, tan humilde que me agradecía el poder haber jugado”, narró Armoa.
Se puso la medalla, fue el que más la merecía. “Es muy fácil ser jugador cuando sabes que serás titular, lo difícil es cuando sabes que corres de atrás; no solo compites contra un rival, sino también contra tus compañeros para poder jugar. Él lo hizo y de muy buena forma. Me quedan grandes recuerdos de eso, de su euforia al momento de ganar, de su familia que estaba ahí, incrédula. Salimos a festejar a la casa de uno de los chicos y a las dos de la mañana ya estaba durmiendo”, puntualizó el nacido en Ciudad Evita.
Año 2023
El año siguió y Joaquín fue protagonista en algunos partidos cuando las papas quemaban, terminando cuartos en la fase regular de la Liga A1. Joaquín siguió tratando de usted a Juan Ignacio Armoa. Para fortalecer aún más los lazos, su DT le pidió a Joaquín y Américo que lo invitaran a jugar por su club amateur, en un partido que se jugaría en el Complejo Deportivo Huachipato.
Con sus compañeros y amigos, acompañados de la copa de campeones nacionales / Crédito: Carlos Ávalos J.
“Un domingo de lluvia desempolvé las zapatillas y me fui a Huachipato, Quería entenderlos dentro de la cancha; fue una experiencia muy bonita, nos reímos y nos acercamos un poco más, eso fortaleció más nuestro vínculo”, contó el DT.
Este 2023 Joaquín siguió entrenando persistentemente. “Nos queda a todos grabado el recuerdo de su valentía, esfuerzo, calidad de persona con la que convivíamos día a día, nunca tenía una mala cara, siempre asumía la responsabilidad como un adulto, cuando se equivocaba se la comía callado, trataba de sacar lo mejor”, contó.
Aprendizaje para todos y todas
“No nos dimos cuenta que no estaba pasando un buen momento, quizás colapsado con situaciones que tienen que ver con obligaciones de un jovencito que quería atacar pelotas, defender, estar con los amigos, entre tantas otras cosas. La noche anterior a su partida, con Miguel vimos en video el partido ante Murano para sacar algunas conclusiones. Nos encontramos con que Joaquín no paraba de hablar, estaba con más ganas de ganar que alguno de los que estaban adentro, tenía un montón de cosas por mostrarnos, por enseñarnos, si bien es una pérdida muy fuerte, el cachetazo es para todos, para toda la Unidad de Deportes.
Muchas veces uno se preocupa por ganar, por el éxito, por conseguir títulos, generar espacios de entrenamiento eficientes, transversalizando el rendimiento como concepto madre y después cuando bajas un poco las revoluciones, o cuando la vida te pega un cachetazo, te das cuenta que lo más importante son los y las estudiantes; esto es infinitamente más fuerte que no haber ganado un CNU durante treinta años, que salir campeón del mundo.
De Joaquín me queda una cosa, es la representación de un concepto que trato de inculcarles a todos y todas: que no se pierdan la fiesta. Jugar es una fiesta, cada vez que vamos a jugar es una fiesta. Supimos ser una salida para él, si bien no pudimos ser su salida de emergencia, durante mucho tiempo fuimos su vía de escape.
A su familia decirles que a nosotros también se nos va una persona muy importante, a los entrenadores nos deja sin saber qué hacer, cómo poder enfrentar una situación así; nos enseñó muchas cosas y lo seguirá haciendo. Todas y todos los estudiantes deben tener un espacio para poder hablar de lo que les pasa, nadie está exento de la depresión y la salud mental de las personas vale más que cualquier título, que cualquier medalla”, cerró quien tuvo bajo su dirección a Joaquín Herrera Urzúa por más de un año.
La velatón realizada el jueves 27 de abril en la Casa del Deporte congregó a cientos de personas. Todos y todas se fundieron en abrazos de consuelo que sin duda no serán suficientes para nadie en este momento, solo el tiempo se puede encargar de enseñar a vivir con el dolor de una partida tan prematura como inesperada.
- Compartir
- Compartir
Noticias relacionadas
Reportajes