Jóvenes de Alto Biobío vivieron completa experiencia en Escuela de Otoño impulsada por UdeC Campus Los Ángeles
Crédito: Campus Los Ángeles
La Universidad de Concepción, a través de la Escuela de Otoño 2024, ha implementado diversas actividades educativas y de orientación en el Liceo Ralco en Alto Biobío, lo que ha permitido a sus estudiantes conocer más sobre la educación superior y crear lazos con la comunidad universitaria.
El trabajo bidireccional y la interculturalidad son ejes relevantes dentro del Plan de Desarrollo 2022-2030 de la Universidad de Concepción (UdeC), generando una serie de acciones significativas. Entre ellas, destacan los proyectos desarrollados en Alto Biobío, que han permitido conocer mejor a la comunidad local y atender algunas de sus necesidades.
En este contexto se enmarca la Escuela de Otoño 2024, una iniciativa liderada por los académicos Dr. Rubén Abello y Dra. Xeny Godoy, con la colaboración del coordinador de Interculturalidad de la UdeC, Rodrigo Herrera. Este esfuerzo ha contado con el apoyo de educadores tradicionales de la comuna, como Eva Tranamil, Néstor Quepil y Norma Tranamil del Liceo Ralco, además del Director del mismo establecimiento, Rodrigo Toro.
Tras meses de preparación, la Escuela de Otoño 2024 se llevó a cabo en el Liceo Ralco, acogiendo a decenas de jóvenes de diferentes niveles educativos de Alto Biobío para una jornada de orientación sobre educación superior.
La Directora general del Campus Los Ángeles, Dra. Helen Díaz, se refirió a la labor de quienes lideraron este plan, indicando que “ellos han sido capaces de comprometer y encantar a facultades de Chillán, Concepción, y académicos del Instituto Virginio Gómez, que se sumaron a esta iniciativa y que les acompañaron. Creemos que la relevancia está en estos dos hitos, que es acercarnos al Alto Biobío y la capacidad de nuestros académicos de comprometer, encantar y sumar más voluntades para llegar a este sector”.
El profesor asociado y Director del Departamento de Teoría Política y Fundamentos en la Educación, Dr. Rubén Abello, explicó que la actividad en el Liceo Ralco consistió en recorridos por salas donde se presentaron diversas áreas del conocimiento, como educación, enfermería, arquitectura y ciencias sociales. Los asistentes pudieron conocer, preguntar e informarse sobre las diferentes carreras. Abello subrayó el impacto positivo y el ambiente motivador que se generó durante la jornada. “Fue fuerte el impacto, hubo mucho movimiento, tanto de estudiantes como profesionales, eso fue emotivo. El ambiente fue positivo, en general me fijé que profesores y estudiantes estaban contentos y motivados”, aseguró.
Mientras que el encargado de la Unidad de Interculturalidad de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, Rodrigo Herrera, agregó que “la importancia tiene que ver con la forma de articulación del territorio que tiene que ver con recoger las demandas, ir conversando cómo implementarlas, y fue así como nació la Escuela de Otoño. Es un trabajo conjunto y colaborativo, y eso es lo más rescatable”.
Una actividad que también fue valorada desde la propia comuna, ya que Eva Tranamil coordinadora EIB, enfatizó que quienes asistieron “tuvieron la posibilidad de informarse y crear lazos. Esto facilitó el acceso a la educación superior a los jóvenes de nuestra comuna, de Alto Biobío, y también la Universidad creó y mostró el compromiso para vincularse más en las comunidades locales y también entregar colaboraciones para el desarrollo territorial”.
Expectativas superadas
Fueron alrededor de 6 meses los que antecedieron a la Escuela de Otoño impulsada por docentes del Campus Los Ángeles, lo que significó un arduo trabajo en todo el territorio de Alto Biobío, haciendo recorridos por comunidades, entablando diálogos con los loncos y las familias, e incluso concretando jornadas de trabajo para, de manera exclusiva, recoger las opiniones, proyecciones y expectativas de la comunidad.
Ante esto, la académica Xeny Godoy, quien además trabaja en un proyecto de anamnesis en la misma comuna, comentó respecto de la Escuela de Otoño que las expectativas fueron realmente superadas, y que además se logró un trabajo bidireccional caracterizado por una pertenencia territorial cultural que “implicó 6 meses de conversación, de mucha escucha, de mucha ruca y de reflexión. En este trabajo las y los académicos hemos aprendido a tener una actitud de escucha activa y nos hace muy bien, porque generalmente somos nosotros quienes hablamos, pero en Alto Biobío, escuchamos”.
De este modo, la académica también proyectó nuevas coordinaciones con otros profesionales y el territorio, con el fin de mantener los importantes lazos que se forjaron, siempre con una mirada de aporte y trabajo conjunto hacia la comunidad y por sobre todo a las nuevas generaciones que se abren a continuar hacia alguna profesión que a futuro pueda seguir impactando positivamente a la cordillerana zona de Alto Biobío.
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