Investigadores UdeC mejoran observación satelital de deformaciones previas a posibles erupciones volcánicas
Crédito: Contexto.
Departamento de Geofísica de la U. de Concepción, Sernageomin y el Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales crean base de datos de libre acceso, de uso rápido y sencillo, para seguimiento en tiempo real de erupciones o para el estudio científico de volcanes; la que fue publicada por “Nature Scientific Data”.
Una investigación desarrollada desde la Universidad de Concepción hará una relevante contribución para observar los cambios que se producen en los volcanes debido a sus procesos internos, especialmente antes o durante una erupción volcánica. Estos procesos incluyen la sismicidad, la emisión de gases y la deformación volcánica, siendo esta última la que requiere observación desde satélites para mejorar lo que ya se realiza por medio de, por ejemplo, GPSs instalados sobre los volcanes.
El trabajo liderado por la investigadora del Doctorado en Ciencias Geológicas de la U. de Concepción, Fernanda López Pozo, junto a los científicos Rodrigo Abarca del Rio, del Departamento de Geofísica de la UdeC; y Luis Lara Pulgar, del Sernageomim y miembro del Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (Cigiden), generó una base de datos que mejora sustancialmente la calidad y la rapidez de la observación satelital denominada Interferometría de Radar de Apertura Sintética (InSAR). Este es un método de investigación que permite monitorear un área mayor que los instrumentos instalados sobre los volcanes, o de difícil acceso por tierra, al tomar imágenes de un mismo lugar en momentos diferentes, comprobando los cambios milimétricos que se produzcan en la superficie de los volcanes y sus alrededores.
La relevancia de esta base de datos es que permite que la información obtenida en un volcán sea comparable en el tiempo, como también respecto de otros volcanes de Chile e incluso de América. Además de que es de fácil acceso y lectura, evitando engorrosos y repetitivos cálculos, pues tiene información adquirida previamente y para todos los días del año. Lo que es clave en caso de necesitarse información inmediata para la ocurrencia de movimientos que indiquen la inminencia de una erupción volcánica o para su desarrollo eruptivo.
¿Y cuál es la información que entrega esta base de datos? Es atmosférica. Sucede que para obtener las imágenes satelitales se emite una señal de radar hacia la Tierra y que al retornar al satélite recibe la información del terreno, pero con la distorsión que generan las partículas de la atmósfera, factor que debe ser posteriormente corregido a un costo elevado en tiempo y trabajo por medio de complejos softwares. Y para realizar esa corrección se necesitan datos de la atmósfera sobre el terreno que se tomó la “fotografía” satelital, lo que genera nuevas complejidades como obtener los datos en el lugar o usar modelos computacionales.
Entonces, la nueva base de datos denominada ADTC-InSAR entrega información atmosférica de un lugar y día específicos, pues allí están todos los datosnecesarios para realizar la corrección atmosférica. Antecedentes que se sustentan en el cálculo previo de la climatología promedio, la que fue validada científicamente, siendo posteriormente aceptada por “Nature Scientific Data”, la revista de mayor reputación mundial en la publicación de bases de datos. Esto significa que cumple con ser de alto interés para la comunidad científica y con las exigencias de calidad, utilidad y usabilidad.
Por tanto, la investigación y la observación del ascenso o cristalización del magma volcánico o del ascenso de gases, que deforman la superficie de un volcán, ahora tendrán un aporte clave para su más rápido monitoreo. Por ahora, la base de datos incluye las regiones sobre 10 volcanes de América del Sur: Nevados del Ruiz y Galeras en Colombia, Reventador en Ecuador, Hualca Hualca en Perú, Uturuncu en Bolivia, Robledo en Argentina, y Copahue, Llaima, Cordón Caulle y Chaitén en Chile. Se espera extenderla a todos los volcanes chilenos y a otros de Sudamérica, para luego intentar cubrir todo el arco de volcanes del Océano Pacífico.
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