Investigador UdeC señala que el ciclo solar está entrando en fase de máxima actividad
Crédito: www.nasa.gov
La auroras polares son también producto de las llamaradas del Sol que, cuando son más intensas, hacen que el fenómeno atmosférico sea visible en latitudes más bajas
Fenómeno recurrente del ciclo natural del Sol, las tormentas solares han tomado protagonismo mediático a propósito de la difusión de un estudio que prevé grandes “apagones” de internet desde 2024 a 2028.
“Aunque parezca una novedad en estos días, el Sol está en constante actividad”, dice el Director del Departamento de Astronomía de la UdeC, Sandro Villanova, anotando que esto es así desde su nacimiento. “De hecho cuando nació, su actividad era mucho más intensa”, agrega.
Lo que ocurre es que en estos momentos el Sol está entrando en la fase alta de su ciclo que dura 11 años -siendo éste el vigésimo quinto contado desde 1755, cuando comenzaron los registros sistemáticos de las manchas solares-, por lo tanto, las tormentas solares o geomagnéticas se están intensificando.
En estos eventos, el astro que gobierna nuestro sistema planetario produce llamaradas en su superficie, una suerte de erupción de material electromagnético y otros componentes.
“En este proceso lanza al espacio una gran cantidad de partículas con carga eléctrica, llamados iones, que viajan en todas las direcciones, llegando también a la Tierra. Pero esto no es nada extraño, ocurre constantemente, con ciclos más o menos intensos a lo largo de los años”, explica el astrónomo experto en poblaciones estelares.
El Dr. Villanova señala que el campo magnético de la Tierra la protege de los efectos de estas llamaradas que, de este modo -afirma- no tienen impacto sobre el suelo terrestre ni sobre la vida.
Sí puede producir interferencias, por ejemplo, a nivel electrónico, como las comunicaciones radiales y las conexiones de internet, a las que el académico resta dramatismo, indicando que “pueden ser muy puntuales”.
En un entorno hiperconectado, la pérdida de internet puede sonar catastrófico, pero -de acuerdo con Villanova- serán situaciones temporales. “Se puede recuperar, no es que vaya a echar a perder todo el sistema, sino que va a interferir las comunicaciones, la parte electrónica”.
Asimismo, las tormentas geomagnéticas podrían generar alteraciones en el funcionamiento de los sistemas GPS y las redes eléctricas, y también en los satélites “que están más expuestos, pero que están construidos pensando en estos eventos ocurren”.
Por otro lado, el especialista añade “que tendría que haber una llamarada inusualmente grande para que nuestros aparatos tecnológicos puedan verse afectados de manera importante”.
La auroras polares -boreal en el norte y austral en el sur- son también producto de las llamaradas solares que, cuando son más intensas, hacen que el fenómeno atmosférico sea visible en latitudes más bajas. Es lo que pasó con la aurora boreal hace un par de semanas, “que se vio en Italia y España”, comentó el Dr. Villanova.
El ciclo solar 25 tuvo su fase más baja en 2020 y ha comenzado el período de incremento en su actividad que, se proyecta, llegará a su máximo en el lapso de uno y medio a dos años; es decir, entre 2025 y 2026 “pero ya estamos subiendo”, indica el especialista.
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