Herbolaria memorabile, un nuevo viaje a la botánica imaginaria del artista Claudio Romo
Crédito: Claudio Romo
Los dibujos de Romo y los textos del escritor Alexis Figueroa dan vida al libro de un autor ficticio, el explorador Lázaro de Sahagún, con quien el académico vuelve sobre el tema tratado antes en Flora Imprudente.
Un nuevo libro, que nos asoma a otros fragmentos de sus mundos imaginarios, acaba de publicar el académico de Humanidades y Arte, Claudio Romo, junto a Logos Edizioni, la prestigiosa editorial de Módena (Italia) con la que trabaja desde 2015.
Las ilustraciones de Romo y los textos del escritor Alexis Figueroa dan vida a Herbolaria Memorabile, cuyo autor ficticio es el explorador, naturalista y estudioso de la vida vegetal, Lázaro de Sahagún, que en este libro comparte algunos de sus descubrimientos en torno a plantas fantásticas halladas en sus viajes.
Con Herbolaria Memorabile, Claudio Romo retorna sobre el tema de la “botánica imaginaria” tratada anteriormente en la Flora imprudente (Logos Edizioni) también junto a de Sahagún.
“Volví a la botánica imaginaria para mostrar a las personas que lo lean que la naturaleza es algo súper expansivo y que la realidad es una construcción cultural, esto es algo que me motiva”, cuenta el artista plástico especializado en gráfica.
El texto de 56 páginas se dividide en cuatro partes, la primera de las cuales está dedicada a la infancia del explorador, quien ahora —dice el integrante del Departamento de Artes Plásticas— adquiere “más profundidad” de la mano de Figueroa. “Como no soy escritor, nunca trabajé mucho sobre el personaje”, reconoce.
Las otras secciones están centradas en tres plantas descubiertas por Lázaro de Sahagún: “Una es una biblioteca arbórea, que tiene que ver con una comunidad que entierra a los muertos dentro de los árboles, en cuyas hojas se escribe lo que ellos quieren decir; luego están los árboles golem, creados por un rabino a partir de materia viva, y la tercera es una especie que aparece en Flora imprudente, la Cayetana transfigurada, una planta multiforme que es como un caleidoscopio”, cuenta el artista plástico especialista en gráfica.
El nuevo trabajo del ilustrador está marcado por las exigencias impuestas por la contingencia sanitaria, en la distribución de los espacios para el trabajo y la vida en casa. “Este libro lo dibujé completo durante el encierro. Me tomó más tiempo de lo que pensaba, porque las condiciones han sido complejas por la pandemia; estar en casa ha significado destinar tiempo a la educación de mi hija, a las labores domésticas compartidas con mi esposa y a la adaptación de las clases al teletrabajo, sobre todo el primer semestre; pero resultó un libro lindo, quedó muy bonito”.
El docente destaca el trabajo de Alexis Figueroa en la producción de los textos a partir de las breves descripciones que le fue entregando sobre la continuidad de la historia y que “él (el escritor) fue enriqueciendo con su gran acervo cultural, que es bien vasto”.
Herbolaria Memorabile se suma a los otros seis textos producidos por Romo con la editorial italiana: El viaje por el fantasmagórico jardín de Aparicio Albino (que habla de una suerte de museo en un jardín), Nueva carne (una anatomía ficticia), El Album de la Flora Imprudente (una botánica imaginaria), Tabula esmeraldina (un viaje por el cosmos), Bestiario Mexicano (que recoge seres imaginarios de la tradición mexicana) y Crónica de los mundos subterráneos (una excursión dentro de la tierra).
Todos estos libros responden a una idea de construcción de catálogos, a partir de un planteamiento que se hizo hace unos años sobre los libros, como museos andantes. “A mí me gustan mucho los museos y cuando estuve en México y otros países pensaba que era tan injusto, como hijo de Talcahuano, no tener museos, y cuando empecé a trabajar como ilustrador para el Fondo de Cultura Económica descubrí la posibilidad de que el libro fuera un museo que camina, que viaja. Bajo ese precepto todos estos libros tienen que ver con algo que es una colección”, explica.
“Hay una línea, que tiene que ver con el museo y el viaje, es la idea del conocimiento, la imaginación metida en un libro”, agrega.
Con estos libros, Romo se ha hecho un nombre en Italia, donde sabe tiene seguidores, y en otros países que han traducido sus obras; pero sus intereses —afirma— están en Chile y particularmente en Concepción.
Aquí quiere estimular la producción de narrativa gráfica, vinculando a los alumnos de Artes Visuales con el mundo editorial, como una nueva área de desarrollo.
“Es nuestra labor como dibujantes y profesores; entonces toda la experiencia que he adquirido en la construcción de libros, en las publicaciones en Italia, México y Chile la puedo compartir en clases y en el taller de risografía que armamos el año pasado, tratando que dentro de la Universidad se genere el desarrollo de la producción de narrativa gráfica y libros ilustrados”, asevera.
Claudio Romo afirma que este tipo de producción aún despierta prejuicios en ciertos sectores; hay mucha ignorancia, advierte. “Es como con el cómic que es visto como un arte menor; pero los chicos, los más jóvenes, entienden que la narrativa gráfica es un lenguaje visual, que es gráfico y que es también escritural, que está a la altura de cualquier otro tipo de producción. Hoy esos principios de jerarquías en las artes ya no se entienden mucho; existen quizá para las personas más ortodoxas en literatura o en arte, pero ya no son la mayoría. Por eso, son los chicos a quienes más me interesa llegar”, asegura el artista.
El texto, por ahora, solo está en Italia, pero se puede adquirir a través de Amazon.
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