Futura Ingeniera Aeroespacial es candidata a astronauta de la Misión Asclepios
Crédito: Facultad de Ingeniería
Tatiana López Miranda, alumna de segundo año de Ingeniería Aeroespacial UdeC, se encuentra en la fase final para convertirse en la segunda generación de astronautas análogos de la misión Asclepios con ESA.
El camino al espacio de Tatiana López Miranda partió en su infancia, cuando comenzaron a llamarle la atención las naves espaciales y los artefactos voladores. Todo eso tomó fuerza con el incondicional apoyo de su familia, pero también de su colegio (SSCC Concepción), en especial de su ex profesora Roxana Díaz Pincheira, quien, al darse cuenta de su pasión por las estrellas y el espacio exterior, incentivó su participación en ferias de ciencias, charlas, eventos científicos y congresos de astronomía escolar tanto de nuestra Universidad, como de Explora de Conicyt y otros.
Previo a llegar a Ingeniería Aeroespacial, en 2018 ingresó a Ingeniería Civil Biomédica, donde descubrió los grupos de interés auto gestionados por los estudiantes de Aeroespacial, e ingresó al de Cohetería. “Quedé fascinada de inmediato; propulsión de cohetes fue fantástico, como una llamada a seguir ese camino”.
Un compañero le contó de la Misión Asclepios, un programa exclusivo para estudiantes que busca entrenar astronautas de forma análoga, liderado por el Instituto Federal de Tecnología de Lausanne (EPFL) con la Agencia Espacial Europea (ESA). La iniciativa, supervisada por destacados profesionales del área, entre ellos Claude Nicollier -el primer astronauta suizo y el primer comandante que tuvo la ESA en la Estación Espacial Internacional-, apunta a contribuir al mundo de la exploración espacial y capacitar a los astronautas del mañana.
Los participantes deben superar tres largas y complejas fases antes de llegar a la final, en la que debe realizar pruebas físicas y psicológicas en el Instituto Federal de Tecnología de Lausanne en marzo de 2021. Una vez superada esta etapa, Tatiana entrenaría durante seis meses para llevar a cabo la misión Asclepios II (abril 2022) en una base espacial en los Alpes suizos y cuyas condiciones extremas están simuladas como si fuera Marte y la Luna. “La misión consiste en 10 días confinados en la estación lunar, con comunicación únicamente con Lausanne, para simular que estamos en el espacio, y se realizan diferentes tipos de experimentos”, comentó la joven.
Tatiana, con 21 años, es la única chilena finalista en esta segunda versión del programa, y actualmente se encuentra entre los 18 candidatos a astronautas que clasificaron para la última fase que se subdivide en tres partes.De clasificar entre los siete seleccionados, sería la primera chilena y la segunda estudiante de nuestro país en certificarse como astronauta análogo. Su antecesor es Sebastián Ogalde (26), quien quedó seleccionado en la primera versión y actualmente es el primero del país.
“Esta experiencia me abrirá muchas puertas; es el primer paso que estoy dando en esa dirección. El entrenamiento y la certificación quedarían en mi currículum, para que, en el futuro, cuando postule a alguna agencia espacial, tenga ya el camino adelantado. Además, esto podría significar algún día ir al espacio”, sostiene Tatiana.
En busca de un sueño
“Nunca me ha gustado mucho ser el centro de atención, pero me encantaría que, si alguien ve que soy de Chile, mujer, estudio ingeniería y siempre soñé con ir al espacio y ser astronauta, sepan que nada es imposible, que finalmente solo es trabajo duro. Hay que ponerse la meta en frente y seguir; si te caes hay que levantarse, sin tener miedo a pedir ayuda, porque al final mientras más gente conozca tu sueño, más personas pueden ayudarte a cumplirlo. Creo que de verdad así es como está pasando conmigo, y el solo hecho de haber llegado hasta aquí demuestra que es posible”, dice Tatiana.
El primer filtro en el camino fue enviar su currículo junto a una carta inspiracional, que además complementó con una carta de recomendación de su Jefe de Carrera, el docente Alejandro López.
Para pasar la segunda fase debió enviar un video respondiendo preguntas a situaciones bajo estrés, tales como, “si algo se rompe en la luna cómo reaccionas, cómo solucionas el problema y cómo trabajarías con tus compañeros”, todo ello en inglés. En esta segunda debió presentar además exámenes médicos que certificaran que ella se encuentra apta para realizar todo tipo de pruebas y que podía bucear, ya que las simulaciones en micro gravedad se realizan con traje de buzo.
La tercera etapa fue más técnica. “Fueron diferentes tipos de pruebas; las primeras de lógica, donde validaron nuestras habilidades matemáticas y la capacidad de responder bajo presión, ya que todas eran con tiempo. La segunda fue más técnica, con preguntas sobre los componentes de la Luna o de Marte; cómo se toman pruebas en el suelo; o el tipo de experimentos que ellos realizan. Para esto tuve que estudiar mucho, pero conté con el apoyo de mi familia y amigos, quienes me ayudaron a practicar las preguntas y respuestas, por lo que finalmente todo fue como un juego”.
“La última parte de la fase tres fue mi favorita: Nos separaron en grupos y tuve la oportunidad de conocer al resto de los candidatos que quedaban en esta etapa. Era gente de verdad sobresaliente; entre ellos había algunos que tenían hasta dos doctorados, o que trabajaban para organizaciones espaciales. Nunca imaginé llegar a este nivel; compartir experiencias con personas con tanta experiencia en el área. Así que estuve trabajando mano a mano con ellos en la misma situación, tuvimos que realizar una actividad y presentarla a los jueces, entre los que se encontraba el astronauta Nicollier, un profesional realmente destacado, muy conocido mundialmente, y tener la oportunidad de haber estado frente a él fue de verdad, fuera de serie”.
Para Tatiana, querer ir al espacio no es distinto a preocuparse por lo que ocurre en el planeta Tierra. “Si hemos logrado ver la tierra desde el espacio, es porque como sociedad somos capaces de solucionar los problemas que actualmente tenemos. Si incluso hemos logrado que algo crezca en el espacio, por qué no creer que podemos hacer lo mismo con nuestro planeta. Al final es lo único que tenemos y es nuestro deber cuidarlo. Que la comunidad vea esto, sirve también para que todos nos demos cuenta que podemos llegar muchísimo más allá”.
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