Un estudio realizado por la Universidad de Concepción en conjunto con investigadores internacionales, demostró que la remoción temprana de ejemplares jóvenes de pinos es la medida más eficiente para el manejo de especies invasoras, preservar la biodiversidad y mitigar su daño a un menor costo.
La investigación Remove saplings early: Cost-effective strategies to contain tree invasions and prevent their impacts tuvo como objetivo identificar opciones de manejo de de especies invasoras que reduzcan sus efectos sobre los ecosistemas, enfocándose principalmente en el género Pinus, especialmente Pinus contorta.
El académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción y Director del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Dr. Aníbal Pauchard Cortés, participó del estudio y destacó el trabajo colaborativo entre el Reino Unido y Latinoamérica.
“La investigación buscaba fortalecer las capacidades científico-técnicas en el tema de especies invasoras y generar herramientas para soluciones concretas en los territorios”, mencionó el Director del IEB.
Para llevar a cabo el estudio, se utilizó la plataforma RangeShifter, desarrollada por investigadores de la Universidad de Aberdeen, Escocia. La participante del artículo e investigadora del Laboratorio de Invasiones Biológicas, LIB UdeC, Dra. Bárbara Langdon Fornet, explicó que se adoptó esta herramienta para modelar los pinos, considerando sus características reproductivas y su patrón de dispersión de semillas.
Esta metodología no solo tiene aplicación en la estepa patagónica —donde se realizaron los análisis—, sino también en los bosques y matorrales de Chile central. En esos territorios, los pinos amenazan a diversos ecosistemas, especialmente las zonas de protección y las áreas ribereñas, señaló el Dr. Aníbal Pauchard.
El manejo de especies invasoras un beneficio para la biodiversidad
Los principales resultados permitieron identificar la alternativa de manejo más eficiente en un espacio geográficamente delimitado y a un bajo costo. Así, la opción más óptima fue remover los pino juveniles, pues son más fáciles de localizar debido a su reducido tamaño y aún no llegan a su edad reproductiva.
“Esto debe realizarse en el menor tiempo posible, idealmente cuando la regeneración recién comienza, ya que cada año que pasa la liberación de semillas de los individuos que alcanzan la adultez empeora la situación y aumenta los impactos en la estepa”, profundizó la Dra. Bárbara Langdon.
Así, mientras más largo sea el tiempo para quitarlos, más difícil será mantener bajo control la población de especímenes invasores.
El Dr. Aníbal Pauchard reconoció que, aun cuando quitar los árboles antes de que maduren es algo conocido y una regla general, “este paper revela datos empíricos de este proceso”.
Por otro lado, la expansión de especies invasoras se ha posicionado como una de las principales amenazas para la biodiversidad. En consecuencia, se ha trabajado en fomentar el conocimiento académico y, además, el Estado ha contribuido a informar mediante la “Estrategia Nacional Integrada de Especies Exóticas Invasoras” y el nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP).
Igualmente, como explicó la Dra. Bárbara Langdon, los impactos que provocan estas especies son variables y dependen de cada una y del lugar donde se están expandiendo. Algunos de los problemas o efectos negativos que generan son:
“Alterar procesos biogeoquímicos y el ciclo hídrico puede afectar la estructura de un ecosistema, disminuir la abundancia o riqueza de la flora nativa e incluso alterar los ciclos del fuego, entre otros”, mencionó la investigadora.
Proyección: una labor en conjunto
Además, aun con los avances y la preocupación por evitar su propagación, el Director del IEB, precisó que el principal obstáculo para evitar y mantener un adecuado manejo de las especies invasoras ocurre por la falta de gobernanza.
“Los países aún no son capaces de establecer directrices coherentes y transectoriales que permitan prevenir y controlar la llegada y expansión de estas especies. Chile, en ese sentido, con la creación del SBAP está avanzando en la dirección correcta, pero se requiere una aproximación más integrada”, explicó el Dr. Aníbal Pauchard.
Para la Dra. Bárbara Langdon, el uso de estos modelos permite planificar las mejores opciones de contención y priorizar los recursos. Sin embargo, uno de los principales desafíos, además de la falta de información para realizar estas simulaciones, es lograr que dicha información llegue a quienes toman las decisiones y que no quede únicamente en las publicaciones científicas.
“Por eso, en mi opinión, la colaboración entre la academia, el sector público, los privados y las comunidades —ya sea durante la investigación, en la creación de políticas públicas o en la planificación del manejo de estas especies— es fundamental”, profundizó la investigadora.
El Dr. Aníbal Pauchard concluyó que lograr una comunicación bidireccional entre la ciencia y los sectores productivos y públicos es uno de los desafíos más grandes a enfrentar. “El diálogo y la co-construcción permitirán que los resultados tengan una clara aplicación en la búsqueda de soluciones reales a los problemas de biodiversidad”.
Aun así, puntualizó que “lo positivo es que cada vez más existen instancias de colaboración entre academia, empresas y el sector público, y necesitamos más apoyo para seguir fortaleciendo este diálogo”.







