Económicos y sociales: investigador revela impactos del cambio climático en los ríos patagónicos
Crédito: Archivo UdeC
La alteración que genera el cambio climático no solo afecta a los sistemas terrestres, sino también a los océanos. Los ríos de la Patagonia están siendo investigados para encontrar evidencia de este cambio.
Durante el mes de julio se publicó en la revista Nature una investigación sobre el efecto del cambio climático en el color del océano. Las y los investigadores a nivel mundial están preocupados por las consecuencias ambientales, sociales y económicas que pueda tener la alteración en la composición de los océanos producto de fenómenos como la sequía o el derretimiento de los glaciares.
El candidato a Doctor en Ciencias Ambientales, Rodrigo Aguayo Gutiérrez se encuentra estudiando el efecto del cambio climático en los sistemas costeros de la Patagonia occidental. Su tesis se titula “Evaluación de los impactos del cambio climático sobre los patrones espacio-temporales y fuentes de agua dulce al sistema costero de la Patagonia occidental”, trabajo que consiste en comprender cómo los sistemas hidrológicos (ríos que abastecen el sistema costero) podrían cambiar bajo escenarios de cambio climático.
Los ríos de la Patagonia generan preguntas interesantes para la investigación, explicó Aguayo. Esto, porque no presentan un descenso marcado ni constante en las precipitaciones, aunque sí se han registrado el aumento de las temperaturas. Por otra parte, el sistema de glaciares otorga características distintas al ecosistema.
La investigación de Aguayo ha podido establecer que el cambio climático ha ido alterando los caudales, lo que permite proyectar que las crecidas por derretimiento de nieve podrían adelantarse, generando una baja de caudal en los meses de verano y otoño que es cuando más se necesitan. “Por ejemplo, hemos estimado que, hacia mediados de siglo, en la Patagonia Norte (zona cercana a Puerto Montt) podría disminuir un 20% los caudales durante el verano”.
Efectos económicos y sociales
Las consecuencias de este cambio en los caudales se dan tanto al nivel de funciones ecosistémicas que se alteran en la cuenca de los ríos, como en lo que sucede en las zonas costeras. En relación con lo primero, la escasez de agua altera la mantención del hábitat de distintas especies y la disponibilidad para el consumo humano. En el mar, la diferencia en cantidad de agua dulce que va a los fiordos patagónicos regula el nivel de oxígeno, lo que a su vez, puede aumentar las posibilidades de floraciones de algas nocivas.
En 2021, Rodrigo Aguayo publicó una investigación realizada en el río Puelo, afluente binacional -compartido con Argentina-, que desemboca en el seno de Reloncaví. “Ese fiordo tiene una importancia socioeconómica grande para Chile, hay salmonicultura y miticultura. Si cambian las condiciones ambientales, eso genera un problema social. Por ejemplo, en 2016 hubo una crisis importante en Chiloé producto de las mareas rojas, que, si bien son multifactoriales, tuvieron gran influencia del factor climático, pues ese fue el año más seco del que se tiene registro en la zona y eso debió tener un impacto en las condiciones del océano”, dijo.
Otra arista socioeconómica, que apareció con fuerza durante las inundaciones del mes de junio en la zona central, son las consecuencias que tienen los fenómenos atmosféricos extremos en la población. Asimismo, surgió la pregunta sobre qué pasa con el agua que desemboca en el mar y si existe alguna forma de captarla mejor para el consumo humano.
Al respecto, Aguayo plantea que esa visión de que el agua de los ríos “se pierde” en el mar es incorrecta. “Si aprovecháramos todas las aguas disponibles para producir energía o para riego y consumo, va a haber otros sistemas y grupos humanos que se verán afectados. Tras la inundación en la zona centro sur, las imágenes aéreas mostraban una mancha marrón que se proyectaba al menos unos 50 kilómetros. Esa mancha no es solo tierra, representa nutrientes y sedimentos que son la base de la cadena alimenticia de los sistemas costeros. Si lo valorizáramos así, la opinión de la sociedad respecto al uso del agua podría ser muy distinta”, expresó.
Clima y océano
A pesar de la gran cantidad de investigadores que trabajan en el área, Aguayo reconoce que para la ciudadanía es más difícil relacionar el cambio climático con el comportamiento y alteración de los mares. “El océano está presentando tendencias que pensamos que no iban a aparecer tan pronto, como el calentamiento del agua o en el caso de Australia, los blanqueamientos de los arrecifes. Lamentablemente, el sistema climático es el principal impulsor de estos cambios y desde ahí, comienza una larga cadena que termina afectando a la sociedad. Esa cadena requiere ser estudiada para comprender las interacciones que se producen en ella”.
Agregó el investigador que el estudio de los sistemas costeros ha cobrado relevancia, por anomalías que se empezaron a observar y que ya son tendencias. “Hoy tenemos que generar medidas de mitigación y en el caso de Chile, de adaptación, porque se ha mostrado que nuestro país es uno de los que sufrirá un impacto mayor por el cambio climático”.
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