Día Mundial del Cáncer de Próstata: diagnóstico precoz asegura una alta efectividad en el tratamiento

La próstata es una glándula reproductiva que tiene como función activar los elementos que vienen desde el testículo, como lo son los espermatozoides y la secreción de las vesículas seminales. Es el órgano que tiene mayor afectación de cáncer en el hombre, seguido del cáncer de colon y el cáncer gástrico.  

La Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora cada 11 de junio el Día Mundial del Cáncer de Próstata, una fecha que busca concientizar y educar acerca de la importancia de prevenir esta enfermedad.

Para su aparición hay factores de riesgo que no modificables como la edad o el componente genético, por ejemplo, si hay un padre, abuelo, algún hermano con cáncer de próstata, esa es una población que debe tener mayor precaución en la pesquisa de las células alteradas.

En los factores modificables el más importante, como siempre, es evitar el hábito tabáquico, “una cosa que uno puede elegir hacer y que es un estímulo también para producir cáncer” definió el urólogo docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Dr. Esteban Quintana Lacoste. 

“De acuerdo con las estadísticas entregadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan) el año 2022, el número de nuevos casos de cáncer de próstata en Chile alcanzó los 9.678 afectados”, identificó el Jefe del Departamento de Gestión Red Oncológica Servicio de Salud Concepción Samuel Riffo Luengo. El enfermero UdeC especialista en oncología sumó que es el cáncer más frecuente entre toda la población chilena, representando un 16% de todos los diagnósticos de cáncer, seguido por el de mama y el colorrectal. 

Se estima que uno de cada siete u ocho hombres en el mundo va a tener cáncer de próstata. “El punto no es tenerlo, sino que es diagnosticarlo temprano, porque tiene una tasa de resolución alta, sobre un 90% con diagnóstico temprano. O sea, los tratamientos son efectivos cuando se detectan a temprana edad”, declaró Quintana.  

Aquí está la tarea difícil: en etapas tempranas no hay síntomas. Por lo tanto, toma preponderancia el examen preventivo y controles médicos. Estos deben empezar mínimo a los 40 años cuando el paciente tiene los factores de riesgo antes mencionados y puede comenzar alrededor de los 45 años si no los cumple.

El Dr. Quintana detalló que consultar con un urólogo, quien ordenará un estudio de próstata, es un proceso integral, “tanto para los elementos que pueden ser considerados como obstructivos prostáticos, como los de riesgo de cáncer. Y ahí toma importancia tanto la historia clínica, el examen físico, que es el tacto rectal, y algunos exámenes complementarios, como puede ser una ecografía, la resonancia, el laboratorio, el antígeno prostático”.  

El antígeno por sí solo no es la prueba definitiva, advirtió el docente. “Un ejemplo más claro es cuando aumenta en el contexto de un cuadro de fiebre y dificultad urinaria, eso muy probablemente sea un aumento debido a una prostatitis”. Por otro lado, si un paciente no tiene síntomas infecciosos y el marcador del antígeno prostático está elevado, es muy probable que tenga relación con cáncer. Si el paciente pasa por un tacto rectal sin novedades, el urólogo recomienda la repetición del examen en dos o tres años.  

El Doctor Riffo recomendó que, frente a la dificultad para iniciar la micción, flujo débil o interrumpido de orina, necesidad frecuente de orinar, especialmente por la noche, dolor o ardor al orinar, sangre en la orina o semen, dolor persistente en la espalda, caderas o pelvis, se debe consultar. 

Diagnóstico y opciones de tratamiento 

“A nivel local, los diagnósticos nuevos registrados por el Servicio de Salud Concepción durante el año 2024, alcanzó el total de 682 personas, el 80% se encontró entre los 60 y 80 años” contabilizó Riffo.  

Si fue diagnosticado con cáncer de próstata “significa que tuvo sospecha clínica o laboratorio, que se hizo una biopsia y que eso es lo que confirma el diagnóstico”, expresó el doctor. El tratamiento va a depender de la etapa en que se encuentre el desarrollo de la enfermedad.  

“En las etapas iniciales incluso puede haber vigilancia activa, ir haciendo chequeos cada cierto tiempo. ¿Hasta cuándo? Hasta cuando hay algún cambio”, explicó, como el aumento del antígeno o una nueva biopsia que cambie la agresividad del tumor. Entre los tratamientos más comunes está la cirugía, la radioterapia, el tratamiento hormonal, “después vienen primeras o segundas líneas de tratamiento quimioterápico, después ya viene el cuidado más de tipo paliativo y algunas drogas que están en estudio como ensayos clínicos. O sea, uno puede dividir el cáncer en 5 etapas, cada etapa tiene una biología distinta y un tratamiento adecuado a cada etapa” contó Quintana.  

El cáncer de próstata es un cáncer de crecimiento lento, por lo que el especialista manifiesta que es un conflicto profesional cuando los pacientes llegan a un diagnóstico tardío, más cuando el tratamiento tiene tan buen pronóstico. “Si uno tiene un tumor de próstata hoy día, y no hace absolutamente nada, la evolución es más o menos entre 10 y 15 años hacia el futuro. Pero esos 10 o 15 años van a ir acompañados de dolor, de hematuria (sangre en la orina), de fracturas patológicas, de sufrimiento, etc.”, amplió.  

La mortalidad por cáncer de próstata “ha ido aumentando sostenidamente en el tiempo, alcanzando para el año 2021, 2547 personas fallecidas por esta causa, localizando en el cuarto lugar de mortalidad por cáncer”, comentó Riffo. La mortalidad local en la región del Biobío fue de 142 personas en 2024, según las estadísticas del Servicio de Salud Concepción.  

Si uno, incluso en etapas intermedias o localmente avanzadas, logra poner un tratamiento para frenar el crecimiento tumoral, la calidad de vida y la sobrevida es bastante buena. “Muchos pacientes se pueden morir de viejo o de otra causa”, declaró el Dr. Quintana.  

Para ambos profesionales la prevención es la clave. Riffo advirtió que “en la medida que seamos capaces de prevenir y detectar precozmente el cáncer de próstata estaremos contribuyendo significativamente a disminuir el avance de esta enfermedad”. “Uno no se puede tocar el páncreas, uno no se puede tocar el hígado así tan fácil, ¿no es cierto? pero sí puede tocarse los testículos, sí puede tocarse las mamas, sí puede tocarse la próstata fácilmente. Prevención, prevención, prevención” fue la reflexión final de Quintana.