Crédito: Corcudec
Ambos hermanos comparten las mismas influencias. Incentivados por sus padres cantantes y su hermano, gran estudioso del cello, sintieron una atmósfera musical desde corta edad. En la actualidad, los dos son integrantes de la Orquesta Sinfónica UdeC.
Muchas veces la música trasciende en las familias por generaciones, convirtiéndose en una tradición el que cada integrante interprete algún instrumento o se dedique a algún área de este arte.
Tal es el caso de Claudio (51) y Jaime Cofré (49), dos hermanos que han estado unidos en la música clásica desde muy pequeños, siendo incentivados por sus padres. En la actualidad, ambos son integrantes de la Orquesta Sinfónica UdeC.
Ambos hermanos comparten las mismas influencias. Incentivados por sus padres cantantes y su hermano, gran estudioso del cello, sintieron una atmósfera musical desde corta edad.
El mayor de los hermanos recuerda con alegría su infancia alrededor de la música y detalla que «desde pequeños hemos estado rodeados de música, nuestros padres tocaban diferentes instrumentos, además mi madre era soprano y mi padre barítono en el Coro Goodyear, al cual nosotros también ingresamos cuando teníamos 4 o 5 años más o menos».
Claudio por su parte, comenta que «nuestros padres eran músicos coralistas y nos llevaban con ellos a sus presentaciones y ensayos, además estábamos influenciados por nuestro hermano, que desde pequeño se dedicó con vocación a estudiar cello, así que directa en indirectamente estábamos conectados con la música».
Estudio y exploración musical
Los hermanos recuerdan que al llegar a la adolescencia sus caminos musicales ya estaban tomando rumbos independientes, pero ambos exploraron varios instrumentos, como guitarra o bajo, antes de llegar a definir su carrera.
En ese sentido, Jaime describe que «comencé estudiando guitarra clásica como a los 12 años, pero me fracturé el brazo en unas vacaciones en el Lago Lanalhue (recuerda anecdóticamente), lo que frustró tempranamente mi carrera de guitarrista y otros instrumentos, ya que el accidente dejó secuelas en mi muñeca lo que me impedía dedicarme 100%».
Pese a eso, Jaime siempre tuvo claro que quería ser músico, hasta que a los 20 años, tras haber experimentado en varios instrumentos y estudiar unos años de tecnología en sonido, recibe un regalo por parte de su hermano que le daría un giro a su carrera en la música.
«Mi hermano me regaló una boquilla de corno francés, me incitó a practicarla durante un verano, porque en marzo había logrado que yo asistiera a clases con el destacado músico Eduardo Browne. Fue un proceso bastante duro porque para empezar a estudiar un instrumento, lo ideal es que se empiece desde pequeño 7 u 8 años, por lo que tuve que esforzarme y estudiar el doble», detalla.
El caso de Claudio es diferente. Si bien experimentó con instrumentos durante su adolescencia, no era claro que quisiera seguir una carrera musical. «Vivíamos en Maipú y por nuestra casa siempre pasaban los aviones de la FACh, lo que despertó mi interés por ingresar a la institución, pero tras rendir las pruebas no quedé aceptado (comenta entre risas) así que debía optar por otro camino».
Finalmente, comenta el actual violinista, «mi padre se contacta con el padrino de mi hermano, Jaime, quien era director de coro y tenía contacto en el mundo de la música clásica, lo que me llevó finalmente a conocer la viola, instrumento que hasta el día de hoy interpreto y también hago clases.»
Orquesta Sinfónica UdeC
Para ambos ha sido una gran experiencia poder ser parte de una Orquesta Sinfónica con la tradición y prestigio que tiene la OSUC.
Jaime precisa que «luego de varios años estudiando y trabajando en otras orquestas, como la Orquesta Nacional Juvenil, llegué a la orquesta de la Universidad de Concepción el año 97 como extra, donde también conocí a mi esposa Pamela Astorga, quien es violinista de la orquesta también. Para mí es un orgullo pertenecer a este grupo de excelentes músicos, hemos tenido la posibilidad de interpretar grandes conciertos y crecer profesionalmente cada uno, en mi caso he crecido enormemente a nivel profesional, cada ensayo es como una clase magistral. Además, pude seguir incursionando en la música y sobre todo en dirección de orquesta, algo que me apasiona hoy en día».
Claudio, por su parte, indica que llegó en 2004. «Vine a probarme al teatro, incentivado por mi hermano Jaime que ya estaba acá, donde estaban buscando primer viola para la orquesta, lo que era todo un desafío porque la música que tocaban era de alta complejidad. Pese a eso quedé en esta tremenda orquesta, mi experiencia hasta hoy ha ido excelente, llena de aprendizaje, mis colegas son tremendos músicos y pude perfeccionar mi técnica como intérprete de viola, además de desempeñarme como profesor de este instrumento».
Continuar el legado musical
Como tradición familiar, ambos esperan que esta pasión por la música pueda continuar con sus hijos.
En el caso de Claudio, detalla que «mi hijo Andrés estudió viola y ha perfeccionado su carrera tanto en Chile como en Alemania, tiene mucha experiencia a su 25 años y ha participado también con la Orquesta Sinfónica UdeC. Actualmente hace clases de viola y también se dedica a crear música de otros géneros».
Al igual que su hermano, Jaime espera que sus hijos continúen con esta tradición y también destaca la trayectoria de su sobrino. «Andrés es un tremendo violista, no porque sea mi sobrino, uno trata de ser objetivo, pero tiene un talento pocas vece visto. Mi hija Daniela, por otro lado, se dedica al cello, ella es muy dedicada y estudiosa, le gusta componer y aprender sobre música. Así que esperamos que este legado continúe».
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