Bibliotecas UdeC digitaliza centenario archivo con manuscritos de la Colonia: el primero es de 1608
Crédito: Bibliotecas UdeC
Con motivo de su centenario, la Universidad de Concepción ha estado digitalizando los valiosos textos que existen en sus bibliotecas. Recientemente, puso a disposición actas de la Junta de Beneficencia de la ciudad, que datan del siglo XVII.
La Universidad de Concepción tiene 102 años, pero en sus bibliotecas hay documentos anteriores a su creación, anteriores incluso a la Independencia del país, o del traslado de la ciudad a su actual ubicación, en 1752.
Es un tesoro que se fue allegando a las Bibliotecas UdeC gracias a donaciones de académicos, exfuncionarios y exalumnos, según cuenta la directora, Karen Jara.
Los más antiguos, están fechados a comienzos del siglo XVII, cuando recién comenzaba la colonización española del país, y los peninsulares creaban las primeras instituciones para administrar el territorio.
«Son de un tiempo en que el papel era caro y muy difícil de conseguir en el país, donde se escribía con pluma y tintas y donde el acceso a la escritura era muy limitado, tienen un valor patrimonial incalculable», explica Karen Jara.
Un ejemplo de este rol organizador, es la Junta de Beneficencia de Concepción de Chile, la más antigua de Chile. Sus actas están en la biblioteca de la universidad y parten en 1608.
El fondo -como se denomina al conjunto- incluye manuscritos que van desde ese año a 1945, y que contienen las actas originales de la Junta de Beneficencia, que son documentos oficiales probatorios de distintas transacciones a favor de la beneficencia pública.
En 1945 la junta fue disuelta, para convertirse en el Servicio de Salud de Concepción.
«Real Audiencia»
Uno los documentos que ha sido digitalizado sustenta un traspaso de la moneda de la época, «Reales», por artículos de oro.
«Como relator de la Real Audiencia recibi [sic] en la presente, a Doña Camen Varela veinte reales de unos artículos de oro de los testos [sic] que sigue con don Francisco Sanhueza [de] mejoras de la Hazienda Culenco [sic]. Santiago 18 de mayo de 1810», dice uno de los documentos, que data de 1810.
El texto lo firma «Villegas».
La transcripción de dicho documento estuvo a cargo de Rose Espinoza Candia, bibliotecóloga e historiadora del Equipo de Bibliotecas UdeC.
Tesoro para la comunidad
Este tesoro, se ha puesto ahora a disposición de toda la comunidad, pues con motivo de su centenario, la Universidad de Concepción ha estado digitalizando los valiosos manuscritos que existen en sus bibliotecas. Los documentos de la Junta de Beneficencia, el último en que se está trabajando, se dieron a conocer esta semana, como parte del lanzamiento del nuevo Fondo del Archivo Luis David Cruz Ocampo.
Según Ema Rosas Mansilla, bibliotecóloga y coordinadora del archivo, «la Junta es la más antigua del país, y es uno de los primeros organismos gubernamentales que existieron. Su función era recoger las donaciones de la aristocracia de la época, para acudir en ayuda de las personas en situación de pobreza».
«Esto, para garantizar acceso a hospitales o cementerio», añade.
«Con el tiempo esta organización se convirtió en lo que hoy conocemos como servicio de salud», cuenta.
El lanzamiento se desarrolló vía web, a través de un seminario transmitido en las redes de Bibliotecas UdeC, dónde la instancia sigue alojada y disponible.
Según Rosas, «el archivo busca disponibilizar documentos que ya no pueden ser manipulados, que son muy antiguos y frágiles, y que para preservarlos estaban ocultos al público».
Acceso estaba restringido
Karen Jara explica que, previo a la digitalización de estos documentos, el acceso estaba muy restringido y exigía una serie de protocolos bien complejos.
«Los manuscritos están resguardados a una temperatura específica, sin luz directa, con una humedad específica, y si alguien quiere ir a verlos, no puede hacer fotografías porque la luz del flash daña el papel», cuenta.
«Ahora, ya en caso que se quiera dar vuelta una página, y tocar un documento, esto es igual al Covid: se usa mascarilla y guantes, solo que, de algodón, porque el PH del cuerpo humano es muy destructivo», añade.
La fragilidad de los manuscritos, que son centenarios, es tal que su digitalización requiere muchos cuidados.
«Contrario a lo que las personas podrían imaginar, no se escanean. Los documentos se fotografían, pero no con las cámaras que conocemos, esto se hace con cámaras especialmente diseñadas para este tema, en un cuarto especial, con luminosidad especial», relata.
«La imagen digital que se consigue, la trabaja un diseñador con formación en el área patrimonial, y todo lo que es manipulación, está a cargo de personal que tiene competencias en artes plásticas», acota Karen Jara.
Los documentos se fotografían uno a uno, y solo el primer volumen contenido en las actas de la junta, es de 300 páginas, de modo que es una enorme cantidad de trabajo si se piensa que el total llega a 126 volúmenes.
El fondo está disponible en la web del archivo, revise aquí el link
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