Crédito: Dirección de Comunicaciones UdeC
Si cada uno de nosotros cumple hoy con lo suyo, con el lavado de manos, uso de mascarillas y quedándose en casa estoy segura que mañana nos abrazaremos y esto será solo un mal recuerdo.
La pandemia del Covid-19 nos ha afectado indistintamente y hemos tenido que aprender una nueva realidad. Todos, por igual, debemos enfrentarnos a un pequeño enemigo, invisible a nuestros ojos, pero que está por todas partes y, lo que es peor, puede incluso matarnos en pocos días si logra vencernos. En medio de esa incertidumbre, un concepto habitualmente ignorado se hace presente e imprescindible, la bioseguridad.
Este término, que para muchos era parte de la trama de alguna película de acción, vinculado a lugares clínicos, es muy conocido por quienes laboramos en salud. Sin embargo, es urgente que cada persona pueda integrarlo a su diario vivir.
Sabemos de este coronavirus que su «período de incubación» oscila entre 1 y 14 días, promediando los 5 días, lo que da un margen amplio para que una persona pueda siquiera sospechar que lo tiene. Esto ha permitido su rápida propagación.
¿Qué hay de aquellos sin síntomas que lo portan y deben salir de sus casas a trabajar? Y que de paso ponen en riesgo a sus familias y a todos los que están junto a ellos trabajando. Lo único que ayudaría es que todas las personas se aislaran, pero sabemos que es imposible, ya que, muchos funcionarios de salud, de municipalidades, de farmacias, supermercados y áreas de alimentación, debemos estar presentes para cubrir necesidades básicas.
Por ello es tan importante re conocer la bioseguridad como un concepto que nos puede mantener a salvo porque en sí mismo comprende un conjunto de normas, protocolos y uso de barreras protectoras para prevenir infecciones asociadas al contacto y al manejo de residuos.
Hoy en día es imprescindible cuidarnos de cada cosa que tocamos, de lugares que visitamos y con quienes compartimos. Dejamos de lado el contacto físico, algo que no imaginábamos cuánto podríamos extrañar y hemos dado paso a la necesidad de convivir con mascarillas, guantes, protectores faciales y vestimenta desechable que nunca antes pensamos usar a diario.
Hemos visto como personas sabiéndose contagiadas con Covid-19 salen de igual forma a la calle, colocando en serio riesgo a quien pueda entrar en contacto con ellos, directa o indirectamente. Por eso es necesario no solo pensar en nosotros, sino, en aquel que sufre aún más el aislamiento, en trabajos expuestos día a día, en quienes han perdido a sus seres queridos.
Si cada uno de nosotros cumple hoy con lo suyo, con el lavado de manos, uso de mascarillas y quedándose en casa estoy segura que mañana nos abrazaremos y esto será sólo un mal recuerdo. Saquemos lo mejor de cada uno en beneficio de nuestro futuro, con respeto para la vida, la salud y los derechos de todos.
Columnista(s)
Paula Rozas Muñoz
Jefe de Carrera TNS
Laboratorista Clínico y Banco de Sangre
Instituto Profesional Virginio Gómez
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