Inundaciones mundiales: impactos del cambio climático y la mala planificación territorial
Crédito: Esteban Paredes Drake
A nivel mundial, intensas lluvias torrenciales han causado devastadoras inundaciones. Porto Alegre, ciudad ubicada al sur de Brasil, recibió en un par de días más de 600 milímetros de precipitaciones, que equivale a todo lo que llueve en Londres en un año. La magnitud del desastre natural también dejó en evidencia la nula preparación de una ciudad grande para hacerle frente.
En el último mes, Rusia, Indonesia, Afganistán, África y Brasil han sufrido devastadoras inundaciones debido a lluvias torrenciales que han dejado centenares de muertos y cientos de miles de desplazados.
En el estado de Río Grande do Sul, en Brasil, las muertes sobrepasan las 150, además de enormes daños en infraestructura, siendo uno de los casos más graves el cierre por tiempo indefinido del Aeropuerto Internacional Salgado Filho de la ciudad de Porto Alegre. Acciones que dan cuenta de la magnitud de daños que presenta esta zona fronteriza del país sudamericano a raíz de las precipitaciones caídas y que se concentraron mayormente en tan solo cuatro días. Según las autoridades del país, se trata del peor desastre natural de la historia del estado.
En esta región del sur de Brasil, en la que se desarrollan estas grandes inundaciones, el último informe del Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) “ya había proyectado con una alta confianza que iban a aumentar las precipitaciones extremas, aumentando con ellas también las inundaciones y las zonas de deslizamiento”, señaló el investigador del Centro Eula de la Universidad de Concepción, Dr. Octavio Rojas Vilches.
El académico aseguró que lo que originó las grandes precipitaciones fue la presencia de un bloqueo atmosférico, lo que imposibilitó el avance (retirada) de un frente frío que venía desde territorio antártico y que obviamente traía precipitaciones, el que no se pudo desplazar debido a una ola de calor que vino desde el centro de Brasil, por lo tanto, las precipitaciones cayeron de forma poco veces vista en el gigante de América del Sur.
Cabe destacar que la precipitación típica para ellos del mes de mayo fue multiplicada por cuatro y además se concentró en pocos días. “Esta condición generó caudales muy grandes dentro de esta región que afectaron a las áreas de baja pendiente, siendo particularmente destructivos en sectores que están cercanos a la costa, donde los ríos ya tienen una pendiente menor”, añadió Rojas.
Importancia de la planificación territorial
El Director del Departamento de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía UdeC, Dr. (c) Leonel Ramos Santibáñez, antes de hacer el análisis propio de su área, mencionó que uno de los factores que no se pueden pasar por alto dice relación con la caída 630 milímetros de agua en esa zona, más del promedio anual de lo que presenta Londres, una ciudad considerada lluviosa.
El académico de la Universidad de Concepción explicó que “a nivel planetario, todas las ciudades que puedan tener algún riesgo, algún agente que ponga en peligro a la urbe, ya sea de índole volcánico, sísmico o climático, deben tomar las medidas pertinentes. Lamentablemente, las ciudades que no lo han hecho, les va a pasar lo de Porto Alegre”.
Inundaciones en Curanilahue ocurridas en el invierno del año 2017 / Crédito: Esteban Paredes Drake
El profesional continúa su explicación asegurando que cualquier ciudad que pretenda tildarse de sostenible o resiliente frente al agente climático debe cumplir tres grandes pilares. “El primero de ellos es el conocimiento de los fenómenos climáticos, el segundo es crear con tiempo la infraestructura necesaria para resistir los embates de la naturaleza, ya sea de lluvia, viento, sismo, tsunami, volcanes, etc. Hay que canalizar bien los ríos, crear un sistema de evacuación eficiente y rápido para que las comunidades puedan salir frente a una emergencia de este tipo. El tercer punto, tan importante como los dos anteriores, es la preparación con las comunidades: estas deben saber los riesgos que corren, deben saber qué tienen que hacer cuando se presenta un fenómeno de estas características. Porque ahora vemos que en el sur del Brasil hay más de 150 muertos. Eso no puede ser, Prácticamente gran parte de la ciudad está bajo el agua”.
El panorama de Chile
Ramos ejemplificó lo expuesto en los párrafos anteriores al recordar lo ocurrido en el Biobío el el año 2006, cuando se produjeron inundaciones, deslizamientos de tierra y afectaciones a los bienes públicos y privados. “Chile es un país resiliente, es un país que aprende de sus errores. Podemos establecer que el segundo pilar que mencioné se ha cumplido: se creó la infraestructura, se canalizaron las aguas y de esta manera podemos pensar que estamos mejor preparados”.
El docente valoró que Chile haya avanzado, pero enfatizó que todavía queda mucho por desarrollar. “Tuve la suerte de ser invitado a Japón y me llevaron a una ciudad que está preparada para los tsunamis, los están esperando hace más de 50 años y todavía no llega. Tiene compuertas gigantescas en las entradas de los ríos, un sistema de evacuación de primera línea. Ellos están confiados que han invertido en esta estructura, han preparado a sus comunidades y están esperando ese momento”.
Por su parte, el Dr. Rojas complementó al señalar que lo primero que se debe considerar es que Chile es un país vulnerable a los efectos del cambio climático. De hecho, se estima que muchas amenazas como las sequías y las marejadas aumentarán su frecuencia en las próximas décadas.
“Particularmente en el caso de las inundaciones —que ocurren en territorio nacional— aún se requieren más estudios que definan en qué forma el cambio climático impactará en su comportamiento. Sin embargo, con el conocimiento actual, es posible indicar que las cuencas asociadas a ríos andinos, como el Biobío, Itata, Maule, Cachapoal, son actualmente las más propensas a sufrir efectos del cambio climático en las inundaciones”, cerró.
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