Etiquetas de caducidad: respetar fechas protege la salud y ayuda a reducir el desperdicio de alimentos
Crédito: Esteban Paredes Drake/DirCom UdeC.
Ingerir productos que han pasado su fecha de expiración puede exponernos a riesgos como intoxicaciones alimentarias causadas por bacterias, virus o parásitos que aparecen en los procesos de descomposición.
Alimentos que nunca caducan o que se pueden consumir sin problema más allá de su fecha de vencimiento, son una de las dudas más comunes.
La académica del Departamento de Nutrición y Dietética de la Facultad de Farmacia, Elisa Capurro Jerez, afirma que para fijar estas fechas la industria realiza estudios en los que se evalúa el punto de degradación del producto y que, desde esa perspectiva, es importante entender las definiciones que se aplican internacionalmente.
“Una es la fecha de vencimiento, donde el producto no debe consumirse posterior a la fecha indicada ya que puede ser perjudicial para la salud. La segunda es la fecha de consumo: el producto no es perjudicial, pero puede perder cualidades específicas como su sabor, consistencia, propiedad nutricional, etc.”, señala la nutricionista y magister en Nutrición Humana.
En Chile, el Reglamento Sanitario de los Alimentos -que regula la rotulación de los productos- solo menciona el vencimiento, “por ende, es una fecha tajante y no debe existir extensión para su consumo”, indica.
Los alimentos enlatados son, en general, los que tienen un mayor tiempo de conservación, de dos a cuatro años, siempre y cuando, como anota la especialista, se observe que los envases estén en buenas condiciones.
No deben estar abollados, ya que en algunos casos puede producir botulismo, que -dice- es una enfermedad rara, pero grave. “Afecta a los nervios, provocando visión borrosa, dificultad para hablar, debilidad en el cuerpo, entre otras; pero, insisto, es muy poco frecuente en Chile”.
Los alimentos refrigerados (bandejas de carne, pescado, cecinas) y los lácteos tienen una duración más limitada y, de acuerdo a la académica, hay que ser mucho más estrictos con ellos. Aquí es relevante controlar los factores externos para asegurar su conservación; es decir, las condiciones de almacenamiento.
“Si no se controla, el alimento podría perder las características organolépticas (sabor, olor, textura) y de inocuidad. El peligro (de consumirlos en mal estado) es tener alguna enfermedad que puede ir desde una simple gastroenteritis hasta complicaciones mayores de salud”, destaca la especialista.
Carnes y pescados
En alimentos como carnes o pescados es más fácil distinguir cuando un producto no está en buenas condiciones, porque esto se notará en su aspecto, olor y sabor. Pero existe una duda recurrente en relación a lo que pasa con la leche y el yogurt, luego de pasada la fecha impresa en el envase.
Junto con insistir en que siempre se debe respetar el vencimiento, la nutricionista dice que estos se han mantenido cuidadosamente refrigerados y se percibe que sus condiciones organolépticas se mantienen, es posible consumirlos uno o dos días luego del vencimiento.
Hay otros productos que no tienen fecha de vencimiento, como la miel. Para ellos existe un plazo de consumo preferente que rige siempre que sean almacenados de manera correcta, ya que con el tiempo pueden ir perdiendo sus propiedades nutricionales.
“Siempre se aconseja consumir dentro de los primeros dos años de la cosecha. Lo mismo pasa con el aceite de oliva; pero independiente del tiempo de la fecha de vencimiento, se deben respetar las condiciones de almacenamiento. Cada producto lo señala”, agrega.
En el caso de los vegetales, la recomendación es elegir los que están completamente sanos, lo mismo que la fruta, en las que hay que poner atención a manchas atribuibles a hongos.
“Hay que tener en cuenta que estos hongos tienen raíces finas que van creciendo por dentro del alimento y que no son visibles a simple vista. Por esto no se recomienda consumir alimentos que presenten hongos”.
Si bien congelar los alimentos permite alargar su vida útil, en esta práctica se deben obviar productos próximos a vencer. Por otro lado, la académica advierte que “una vez que empieza el proceso de descongelación, el alimento debe ser consumido o preparado de manera inmediata”, y señala que no puede volver a congelarse.
Otros alimentos a los que hay que poner atención son las conservas caseras, guardando en primer término las precauciones en las medidas de higiene e inocuidad en su preparación, y asegurando un correcto sellado.
La nutricionista comenta que, en el caso de los encurtidos, el consumo no puede ser más allá de los seis meses -la mermelada tiene una duración mayor- y que, una vez abierto, el producto debe mantenerse refrigerado.
Es importante, además, desechar aquellas conservas que no mantengan el sello hermético.
Consumo responsable
El consumo responsable de comestibles está relacionado con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 12.3) que busca reducir a la mitad el desperdicio de alimentos hacia 2030.
Varias son las iniciativas que dan cuenta de una mayor conciencia en esta materia, como la medida en algunos supermercados de habilitar góndolas con productos próximos a vencer, que las personas pueden adquirir a precios más económicos.
La también académica de Nutrición y Dietética, Manola Olea Vidal, advierte que en estos casos las personas deben tener la precaución de adquirir solo lo necesario y consumir los productos lo más pronto posible, respetando siempre la fecha de caducidad.
“Los locales que comercializan productos próximos a vencer deben ser transparentes al momento de vender los alimentos, informando al consumidor lo que está comprando y que las fechas de vencimiento se vean claramente. Por otra parte, el consumidor también tiene la responsabilidad de informarse de lo que está llevando a su hogar, procurando respetar la fecha de vencimiento”,
También contribuye a este objetivo una buena práctica de almacenamiento de los abarrotes. La idea es ordenarlos por fecha de expiración, dejando siempre adelante los que están próximos a caducar e ir revisándolos constantemente “para que no se nos pase la fecha de caducidad y respetemos la fecha de consumo”.
La nutricionista cita algunas cifras sobre desperdicio de alimentos en Chile, como una encuesta de 2011 de la Universidad de Talca, en el que el 44,1% de los entrevistados mencionó que botaba comida, un 24,4 desechaba verduras y un 12,9%, pan. Por otro lado, en 2021 un estudio de la Universidad de Chile estableció que el peso promedio de alimentos eliminados llega a 3,65 kg por hogar en la semana, principalmente frutas y verduras.
Otro punto que destaca la especialista es la existencia de los tres bancos de alimentos existentes en Chile -uno de ellos en Biobío- y el trabajo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, Elige Vivir Sano, el Observatorio del Mercado Alimentario y ferias libres en la implementación de 79 microbancos de alimentos a lo largo del país, 38 de los cuales fueron abiertos en 2023.
El propósito de estos microbancos es entregar alimentos saludables y en buen a la población más vulnerable, contribuyendo a la reducción del desperdicio de comida. La experta insiste en que, en cualquiera de estos casos, no hay que perder de vista que los alimentos que se entreguen, no hayan perdido sus características organolépticas.
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