Humanos en lo más profundo del mar: el primer descenso tripulado a la Fosa de Atacama
Crédito: IMO–UdeC
El 20 de enero de 2022, los académicos UdeC Osvaldo Ulloa y Rubén Escribano protagonizaron el primer descenso tripulado a la Fosa de Atacama, a cuya máxima profundidad que supera los 8 mil metros solo habían accedido dispositivos sin presencia humana.
Uno de los grandes episodios de la ciencia en 2022 que tuvo como protagonista a la Universidad de Concepción fue el descenso tripulado a la Fosa de Atacama. La misión fue comandada por el Dr. Osvaldo Ulloa y el Dr. Rubén Escribano, ambos académicos del Departamento de Oceanografía, en conjunto con el estadounidense Victor Vescovo, permitiéndoles el 20 de enero convertirse en los primeros seres humanos en acceder a los más de 8 mil metros de profundidad del lugar.
El océano es el epicentro de las grandes inquietudes de investigadoras e investigadores en todo el mundo. El 70% de nuestro planeta está cubierto por el agua, pero apenas el 20% del suelo marino está mapeado en alta resolución. Por ello, existe un gran interés científico en torno a su exploración, ya que estas iniciativas, además de la recolección de evidencia importante, permiten despejar las incertidumbres que aún persisten sobre el fondo del mar.
Osvaldo Ulloa dirige el Instituto Milenio de Oceanografía –IMO—, institución que lideró el descenso que, para el académico, fue una experiencia imborrable.
“Tener la posibilidad de ser protagonista de esta expedición y el poder explorar el lugar donde nunca antes había llegado el ser humano indudablemente es un honor, un privilegio, y va a marcar un hito dentro de mi vida”, dijo el docente al transcurrir un año del hecho que fue una noticia mundial.
El primer descenso a la Fosa de Atacama se realizó en febrero de 2018 a través de un sumergible no tripulado, en donde anotaron una profundidad record de 8.081 metros. La misión, denominada “Atacamex”, preparó el terreno para un nuevo viaje, esta vez con científicos a bordo del submarino autónomo DSV Limiting Factor.
Según explicó el Dr. Osvaldo Ulloa, “en la primera expedición pudimos, como Chile, financiar el desarrollo tecnológico y la implementación tecnológica. En el segundo caso tuvimos que depender 100% del desarrollo, en este caso, de un empresario y explorador que financió la exploración y el vehículo tripulado”.
El investigador añadió que estas acciones han alimentado la atención desde otros países por estudiar la Fosa de Atacama de manera más activa, dando lugar a nuevos viajes en donde se integraría el equipo de la UdeC.
“Esperamos que a fines de este año o comienzos del próximo haya nuevas expediciones internacionales donde podamos participar. Además de nuestras expediciones propias que haremos desde Chile, también hay interés de la comunidad internacional de venir a trabajar aquí con nosotros”, afirmó.
Los siguientes desafíos son alimentados por las hazañas previas, indicó Ulloa. Para 2023 están previstos avances en el proyecto de Observatorio Integrado del Océano Profundo en la Fosa de Atacama.
“En febrero pondremos parte del componente de ese observatorio, que son sensores geodésicos, para medir la deformación del fondo marino debido a la acumulación de energía, que es la que da origen a los grandes terremotos y tsunamis”, adelantó el director del IMO.
En tanto, para mediados de este año en el mismo sector se contempla la instalación del componente oceanográfico de este observatorio. “Sin la previa experiencia que hemos ganado en estas dos expediciones anteriores no estaríamos haciendo lo que vamos a hacer ahora”, subrayó.
Entre las lecciones que Osvaldo Ulloa considera como más relevantes en las dos misiones está la experiencia positiva de colaboración y estar pendiente de los avances.
“A raíz de esa experiencia pudimos interactuar con la comunidad que estaba estudiando fosas a nivel mundial y, de ahí, se gestó la posibilidad de poder bajar en forma personal a la fosa. Es una combinación entre lo que veníamos haciendo nosotros, lo que queríamos hacer, con la colaboración internacional y también la importancia que significa el desarrollo tecnológico”, resumió el académico UdeC
Pero también los aprendizajes abarcan un terreno más allá de lo técnico. La transgresión de las restricciones y la disposición a asumir nuevos desafíos son parte de los requerimientos para seguir en una posición de vanguardia, a juicio del director del Instituto Milenio de Oceanografía: “Una de las lecciones importantes es que hay que atreverse y correr ciertos riesgos si uno quiere estar en la frontera de la exploración y de la investigación oceanográfica. Hay pocas oportunidades que tenemos como país de estar en esa frontera, pero eso requiere tomar ciertos riesgos”.
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