Exposición “Canción para mi bosque muerto” de Sandra Santander llega a la Casa del Arte UdeC

Sandra Santander estudió Licenciatura en Arte con mención en Escultura en la Universidad de Concepción, y posee una larga trayectoria artística, con más de 12 exposiciones individuales, proyectos escultóricos en espacios públicos y exposiciones colectivas. Además, desde 2004 hasta 2021 se desempeñó como curadora de la Pinacoteca de la Universidad de Concepción, realizando una destacada labor en la conservación, exhibición y difusión de una de las colecciones de arte chileno más importantes del país.

Así, “Canción para mi bosque muerto” constituye el regreso de la escultora a las salas de arte desde la vereda artística, con una propuesta paisajística que presentará 24 esculturas en madera en la Sala 5 de la Casa del Arte UdeC.

-¿Cómo se gestó la exposición “Canción para mi bosque muerto”?

Esta es una exposición que tenía pensada desde hace mucho tiempo. Mi trabajo en la Pinacoteca, el horario laboral, me impedía dedicar el tiempo completo a trabajar en las obras y eso me significó reflexionar mucho sobre el tema de la exposición. Yo no exponía hace más de 10 años un proyecto nuevo y el proceso implicó renovar el discurso, porque ha cambiado el mundo y mi manera de ver el arte.

-¿Qué significa para usted esta exposición?

La primera vez que monté esta exposición fue en Santiago y me dejó conforme. Fueron ocho años de trabajo, pieza por pieza, porque cada obra individual es un mundo único. Después, al armar la puesta escena, tiene un hilo que se reconoce y se logra ver en la sala montada. Me hace ilusión mostrar esta exposición en Concepción, porque aquí está el entorno desde donde trabajé esta obra. Además, hay un factor emocional de exponer en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción. Es donde estudié y fue mi lugar de trabajo por más de 20 años. Yo había expuesto individualmente acá, pero hace muchísimo tiempo.

-¿Qué temáticas aborda “Canción para mi bosque muerto”?

Yo me considero una paisajista de la escultura, aunque no en el sentido tradicional, sino que tomo elementos para reconstruir el paisaje. En este caso, el bosque quemado, la naturaleza agredida, que de alguna manera nos dice todos los días que los ciclos son circulares, siempre se repiten y vuelven a nacer, a pesar de lo que ocurra por la mano del hombre. Hay un proceso de cambio y de reciclarse. Eso me pareció algo que había que observar. Lo que hago es detenerme en una parte de ese proceso y reproducirla en las 24 esculturas que voy a presentar.

-¿Esto implicó viajar o buscar locaciones específicas?

En parte. Encuentro todo a mi alrededor. Uno va almacenando un catastro de imágenes que se manifiestan cuando me enfrento al trabajo de taller. Hice 24 esculturas, pero podrían haber sido 200. Estuve siempre generando ideas y posibles trabajos y en algún momento hay que cerrarlo para poder completar la exposición. Uno nunca sabe cuándo está lista, cuándo hay que detenerse. Es parte del desafío artístico.