Las lecciones que dejó la pandemia en inclusión educativa

La educación a distancia fue una imposición de la pandemia, que obligó a las universidades a transformar la manera en que desarrollaba sus actividades. Los aprendizajes y desafíos de futuro fueron parte del seminario “Pensando la educación superior: Docencia en línea e inclusión”, convocado por los proyectos Docencia en Red Fortalecimiento de la innovación docente de pre y postgrado con recursos y actividades en línea, (UCO 20102) y Fortalecimiento de la política, cultura y prácticas de inclusión y atención a la diversidad en la educación superior de Biobío (UCO 2095).

Los invitados fueron Manuel Joao Costa, Pro-rector de Asunto Estudiantiles e Innovación Pedagógica de la Universidad do Minho, Portugal, Michelle Lapierre, académica de la Universidad Católica de Temuco, y Rodrigo Fuentes, Coordinador del Programa de Tutores de la Universidad de Bío-Bío (UBB).

La Directora de Docencia, Carolyn Fernández Branada, dio el inicio a la conversación, asegurando que “para nosotros es importante que estos proyectos se desarrollen bajo nuestra repartición. La educación tiene por objeto el pleno desarrollo de las personas. Cada objetivo de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible requiere de la educación para entregar a todas las personas el conocimiento necesario para construir vidas dignas y colaborativas con la sociedad”.  

Un nuevo escenario

La necesidad de transformar las actividades a la modalidad online trajo importantes beneficios a la hora de impartir educación a distancia. Manuel Joao Costa comentó la experiencia de Idea Uminho, un espacio para la innovación de la enseñanza, que entrega capacitación a los docentes universitarios. Con un sistema de tutorías de estudiantes y académicos, se impartieron clases digitales, seminarios, clases por YouTube y se reforzó el trabajo en redes sociales, aumentando de 1.250 participaciones a 3.251, en solo un año. Una de las innovaciones fueron los “flipped webinars”, o seminarios donde se parte al revés de un seminario común; desde las necesidades y preguntas del público a los expertos que las responden. “Nuestro objetivo es que los productos que desarrollamos sean pragmáticos y que los participantes vayan incorporando sus nuevas ideas al proyecto”.

Cambios y desafíos

Por su parte, la académica experta en inclusión, Michelle Lapierre, comentó algunas de las experiencias de educación online en universidades chilenas. Señaló que la enseñanza virtual ha tenido grupos de estudiantes que se han visto beneficiados. Comentó el caso de una estudiante y madre que podía compatibilizar el cuidado de sus hijos, un estudiante sordo que podía leer mejor los labios del profesor al tener la opción de agrandar la pantalla, o un estudiante mapuche que pudo continuar viviendo con su familia mientras estudiaba. También, habló de quienes no tienen acceso, ya sea por condiciones tecnológicas desfavorables, porque trabajan a tiempo completo o porque no cuentan con buenas condiciones en el hogar. “Esas personas tienen las mismas barreras que se contraban antes de la pandemia”, explicó Lapierre. “La pregunta de fondo es si la inclusión es capaz de cambiar la política universitaria y es lo mismo que nos debemos preguntar para la educación online”.

El cierre estuvo a cargo de Rodrigo Fuentes Castillo, académico de la UBB, quien a partir de cifras de matrícula y retención universitaria, evaluó la inclusión en términos de nivel socioeconómico de los estudiantes. Así, comentó que “pareciera que hoy hay un contexto más heterogéneo en las universidades, pero las cifras indican que no es tan así”. Esto, porque al interior de las instituciones se observa que hay carreras más diversas que otras, lo mismo entre instituciones. Es decir, los estudiantes con menos ventajas socioeconómicas tienen mayores barreras de acceso a ciertas instituciones.