Investigadores descubrirán secretos sismológicos y oceanográficos de la Fosa de Atacama
Crédito: Equipo
El Instituto Milenio de Oceanografía encabezará este inédito avance, a partir del cual se instalará un sistema integrado de observación del océano profundo por un período de cinco años.
Un consorcio integrado por el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) y las Universidades de Concepción (UdeC), de Antofagasta (UA), Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y Austral de Chile (UACh), se adjudicó cerca de 930 millones de pesos para el desarrollo del proyecto “Sistema integrado de observación del océano profundo para la investigación en geociencias”, postulado en el marco del Primer Concurso de Equipamiento Científico y Tecnológico Mayor Fondequip.
Se trata de un hito único en el país, que permitirá instalar un sistema de sensores para realizar investigaciones de variabilidad temporal de una serie de indicadores, así como la visualización de la deformación del fondo marino por la interacción de las placas de Nazca y Sudamericana. El sistema estará anclado a 8 mil metros de profundidad en el océano profundo del Pacífico Sudoriental, incluyendo la Fosa de Atacama. El equipo espera recoger datos periódicos por un período total de cinco años y para ello contará con la colaboración del centro GEOMAR de Alemania y del centro HADAL de Dinamarca.
El proyecto —uno de los tres adjudicados a nivel nacional— será dirigido por el Dr. Marcos Moreno, académico UdeC e investigador del IMO, y cuenta con la participarán de los investigadores Dr. Osvaldo Ulloa, académico UdeC y Director del IMO; Dr. Daniel Melnick, académico UACh y Director del Núcleo Milenio Cyclo; Dr. Marcelo Oliva, académico UA e investigador del IMO; y el Dr. Juan Díaz, académico PUCV.
Frente a este avance, el Rector de la Universidad de Concepción, Dr. Carlos Saavedra, señaló que se trata de “un reconocimiento a la generación de nuevas capacidades para la exploración del océano profundo. Es un desafío de clase mundial, que se logra mediante una acción asociativa para generar ventajas comparativas basada en la unión de capacidades humanas y tecnológicas del consorcio”.
Naturaleza de los grandes sismos
Los grandes terremotos se generan debajo del mar y en Chile los instrumentos sismológicos están ubicados en tierra, lo que dificulta comprender los procesos que anteceden a estos movimientos. De ahí el carácter pionero del proyecto —que combina la Geofísica, la Geología y la Oceanografía—, en tanto favorece la medición de señales que hasta ahora solo han sido inferidas. “Nos permitirá conocer cómo se produce la acumulación de energía, mejorar las observaciones y ver si encontramos señales precursoras de terremotos”, señaló Marcos. Moreno.
Aun con los apuros de la pandemia, el grupo se alista para instalar los equipos en septiembre del próximo año. La idea es contar con datos sostenidos para observar parámetros físicos, geoquímicos y biológicos; cómo son las corrientes, cómo varían las condiciones ambientales y cómo se desarrolla la actividad sísmica.
Para Osvaldo Ulloa, quien fue director científico de Atacamex —primera expedición en llegar a los 8 mil metros de profundidad en la Fosa de atacama en 2018— esta iniciativa es un paso lógico. “Nos beneficiará como chilenos, pues tenemos kilómetros de océano, además de los grandes terremotos. Es un tema muy propio y eso también nos motivó. El Estado está apostando por nosotros en un momento difícil y haremos lo mejor para demostrar que somos merecedores”.
Este experimento puede tener múltiples ramificaciones. Una de ellas es la posibilidad de contar con un sistema de alerta temprana de terremotos y tsunamis. “Servirá para testear la tecnología, antes de decidir si se hace una inversión costosa en un sistema de este tipo”, explicó Daniel Melnick.
En palabras de Marcelo Oliva, el hito del proyecto es la observación continuada. “Ya no solo veremos lo que pasó en el instante de la medición, tendremos series de tiempo que para este tipo de ambientes es larga”. Asimismo, se podrá continuar el trabajo iniciado en Atacamex.
En tanto, según Juan Díaz, se trata de una experiencia que permitirá entender mejor las variables que afectan la ocurrencia de terremotos. “Podrán detectarse anomalías que normalmente no se miden, porque un terremoto no es solo un fenómeno mecánico”. También destacó que habrá espacio para que estudiantes trabajen con los datos recolectados, ampliando así la formación de las futuras generaciones de investigadores chilenos.
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