Con una alta convocatoria y un creciente arraigo en la comunidad penquista, la Feria del Buen Vivir UdeC volvió a transformar el Foro de la Universidad de Concepción en un espacio de encuentro entre artes, oficios tradicionales y economía solidaria.
En su 15° versión, más de 10 mil personas recorrieron los stands de 72 creadoras y creadores que compartieron artesanía local, manufactura a mano, propuestas interculturales y trabajos inspirados en técnicas ancestrales y prácticas sustentables. La actividad reafirmó el papel de la feria como un puente entre cultura, colaboración y territorio.
Esta 15° versión, compartió con la comunidad productos elaborados a mano, manufactura local, artes visuales, artesanía intercultural y propuestas sustentables que rescatan técnicas ancestrales y procesos respetuosos con el medioambiente.
De esta forma, la feria se afirmó como una plataforma fundamental para visibilizar el trabajo de creadoras y creadores —especialmente mujeres, comunidades originarias y emprendimientos de pequeña escala— que mantienen vivo el valor de los oficios y la identidad territorial.

“Pese a la gran cantidad de eventos que tuvo Concepción este fin de semana, la Feria del Buen Vivir demostró nuevamente su fuerte arraigo territorial. Solo el sábado transitaron alrededor de 5 mil personas y el domingo superamos esa cifra, alcanzando cerca de 10 mil asistentes en total”, señaló Lorene Lerón, parte del equipo organizador. Agregó que “fue una edición muy positiva para las y los expositores, con buenas ventas, una programación artística de alto nivel y una comunidad que valora este espacio por su carácter intercultural, colaborativo y acogedor”.
Destacó, además, que la Feria del Buen Vivir UdeC resalta por su riqueza intercultural, con talleres mapuche de ñocha y herrería, además de espacios artísticos como xilografía, grabado y muralismo “Durante todo el año promovemos el Buen Vivir, la economía solidaria y el valor de revitalizar los oficios. Hoy sentimos que la Feria y el Festival se han consolidado, convocando a más personas, generando una estética propia y formando una verdadera familia sustentada en el trabajo colaborativo”, indicó Lerón.
Luis Toro Contreras, también parte de la organización, valoró que “la Feria se ha posicionado como una de las más importantes de manufactura en la región, con 72 expositores y un público que crece cada año”. Añadió que “nuestra invitación es a valorar el trabajo hecho a mano, especialmente en este periodo. En lugar de comprar en el retail, prefiramos productos creados por artesanos y artesanas, porque llevan la energía y el cuidado de quienes los elaboran y eso marca una diferencia en lo que las personas llevan a sus hogares”.
Por otra parte, desde la organización destacaron el rol de la “moneda social del buen vivir”, la base de una dinámica de trueque que permite el intercambio entre los expositores.

Ciencia y arte en exposición
En medio de la feria apareció un tesoro inesperado: maderas de especies que desaparecieron hace más de un siglo. Estuvieron expuestas en el stand del Dr. Carlos Baeza Perry, docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas UdeC y artesano autodidacta desde hace tres años, quien sorprendió al público con una colección de piezas creadas con maderas nativas como avellano, notro, radal, alerce, araucaria, boldo, entre muchas otras.
Además, presentó piezas elaboradas con verdaderas reliquias botánicas: fragmentos de Lactoris fernandeziana, extinguida alrededor de 1900, y del histórico Sophora toromiro, el toromiro de Rapa Nui, hoy extinto en su hábitat natural. Estas muestras, que el profesor no comercializa, fueron presentadas como tesoros científicos y patrimoniales capaces de transformar la experiencia del visitante.
“Esta es mi primera participación en la Feria. Empecé de a poco, y la perseverancia, junto a un buen trozo de lija, hacen maravillas. Me ha servido como una terapia increíble, mejor que ir al psicólogo”, comentó.

Sobre su stand, destacó que “esta Feria es una muy buena oportunidad para mostrar a la comunidad las maderas chilenas, que es el área donde trabajo. Entonces, el objetivo es mostrar un poco de arte y mezclar un poco la ciencia, con una artesanía bastante rudimentaria, pero que permite mostrar las bondades que tienen estos materiales nobles”.
Para algunos, simples trozos de madera; para otros, la oportunidad de descubrir historias profundas sobre biodiversidad, memoria ecológica y el valor de las especies que alguna vez habitaron nuestro territorio.
Cerámica, creación y comunidad
Isaura Vega Torres, ceramista y fundadora de Milenaria Experimental, llegó a la Feria del Buen Vivir de la UdeC con una propuesta que combina escultura, joyería y objetos utilitarios, todos elaborados en su taller bajo un enfoque experimental que invita a explorar la cerámica desde distintas técnicas y sensibilidades. Su objetivo en esta versión fue acercar este oficio al público y ofrecer piezas únicas pensadas también como obsequios especiales para la temporada navideña.
La expositora valoró la recepción del público y destacó que en la región existe una profunda apreciación por la cerámica y el arte en general: “Concepción tiene excelentes artesanos y artistas; me enorgullece mucho ser parte de ellos. Las personas no solo aprecian la calidad de las propuestas, sino que también confían en el trabajo que se presenta en este espacio universitario, lo que refuerza el vínculo cultural que se ha construido en torno al Foro UdeC”.

Sobre su experiencia en la feria, enfatizó el ambiente cercano y amable que caracteriza al evento: “La Feria del Buen Vivir tiene un ambiente especialmente acogedor, y yo feliz de estar aquí. Esta es mi alma máter también, así que estoy muy agradecida”.
La mirada del público
Entre las y los asistentes, la valoración positiva fue mayoritaria. Jorge Barreda Tapia comentó que “la feria me parece una instancia muy bonita de colaboración, de apoyo, una instancia de solidaridad, en la que vienen personas que trabajan distintas manufacturas y productos; y, además, un espacio para comprar con sentido”.
En tanto, Carolina Parada Ulloa destacó que “hay mucha variedad de artesanías. Es ideal para dejar de comprar en las grandes tiendas y hacer las compras de Navidad acá, para regalar algo hecho a mano, novedoso y con sentido”.
De esta forma, la 15° versión de la Feria del Buen Vivir en la UdeC terminó con un balance positivo, marcada por la masiva asistencia, la diversidad de su programación y el fortalecimiento del vínculo entre la Universidad y la comunidad regional. Un hito que, año a año, continúa construyendo un espacio para las artes, los oficios, la colaboración y el buen vivir como forma de habitar el territorio.





