La aparición de tornados y trombas marinas en las regiones del Maule, Biobío y Los Ríos durante las Fiestas Patrias sorprendió a la ciudadanía y reactivó el interés por estos fenómenos meteorológicos poco frecuentes en Chile.
Los reportes compartidos en la tarde del sábado 20 de septiembre evidenciaron viviendas afectadas, cortes de energía y daños en infraestructura, lo que generó preocupación en las comunidades locales.
Para la comunidad científica, estos fenómenos forman parte de la climatología nacional y han acompañado la historia del sur del país desde tiempos coloniales.
Tornados en el centro-sur de Chile: Un sistema frontal inusual
El Director del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, Dr. Martín Jacques Coper, explicó que los eventos estuvieron vinculados a un mismo sistema frontal que se extendió por varios cientos de kilómetros, lo que explica la simultaneidad de sus impactos en distintas regiones.
«Normalmente, los sistemas frontales generan principalmente viento intenso y precipitación. Sin embargo, en este caso particular, las condiciones meteorológicas propiciaron la superposición de los dos factores asociados a tornados en esta zona», dijo.
Estas condiciones, según explicó el climatólogo, son: «energía convectiva, que genera ascenso de masas de aire, y el cizalle del viento en la atmósfera baja, que quiere decir que hay viento de distinta intensidad y dirección en niveles cercanos a la superficie».
Cuándo ocurren los tornados
Aunque los estudios recientes han identificado los meses de mayo y agosto como los más críticos en cuanto a ambientes favorables a la formación de tornados, el Dr. Martín Jacques dijo que la ventana de riesgo es más amplia.
«En abril y septiembre la probabilidad decrece, pero también es considerable. Sin ir más lejos, según el registro de tornados de colegas de la Universidad de Chile, en 2023 hubo registros de eventos similares al menos en San Pedro de la Paz y Mariquina en la primera quincena de septiembre», indicó.
Por lo tanto, subrayó la necesidad de no descartar en primera instancia la posibilidad de tornados fuera del periodo otoño-invierno.
Caso histórico
El tornado de Linares fue clasificado como EF0, la categoría más baja en la escala de Fujita mejorada. Esto implica daños limitados asociados a vientos de menor intensidad.
Pese a que los recientes tornados registrados en el centro-sur de Chile causaron alarma, la historia meteorológica de Chile demuestra que fenómenos más destructivos son posibles.
«El tornado de Concepción de 1934, que dejó 29 víctimas fatales y cientos de heridos, ha sido catalogado como EF3», recordó el climatólogo.
Agregó que la severidad de un tornado «depende tanto de la energía de la tormenta como del nivel de exposición: los daños más graves se producen en áreas urbanas densamente pobladas».
Avances en monitoreo y prevención
A juicio del Dr. Martín Jaques, desde los tornados que afectaron Talcahuano y Concepción en 2019 se han registrados avances importantes.
La Dirección Meteorológica de Chile ha incorporado el monitoreo de ambientes tornádicos en sus pronósticos.
Asimismo, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) ha desarrollado instructivos y protocolos específicos.
Pese a ello, el académico advirtió que los desafíos siguen siendo grandes, en particular en materia de instrumentación.
«Una red nacional de radares meteorológicos permitiría identificar con precisión la estructura de las tormentas y anticipar la formación de tornados, lo que requiere inversión estatal sostenida», afirmó.