Más de la mitad de los desperdicios generados en el país proviene de los hogares. Mientras que los desechos industriales están regulados, los residuos domiciliarios dependen de la conciencia individual. Por ello, especialistas de la Universidad de Concepción advirtieron que fomentar la educación y facilitar oportunidades de reciclaje personal resulta fundamental para un manejo sustentable de la basura.
Según el Reporte del Estado del Medio Ambiente 2023, elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente, en 2021 se generaron más de 19 millones de toneladas de residuos en Chile. De ellos, el 49 % correspondió a origen industrial, mientras que el resto son desechos municipales.
El desperdicio generado por las personas —según el mismo reporte— alcanza un promedio de 0,99 kilos de basura diaria por habitante. En este contexto, el reciclaje y la gestión responsable de los desechos se vuelven cada vez más necesarios para proteger el medioambiente. Sólo el 20,9 % de los desechos fue recepcionado en instalaciones de valorización, y de ese pequeño porcentaje, el 62,75 % se recicló.
La académica del Departamento de Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ciencias Ambientales UdeC, Dra. Patricia González Sánchez, explicó que, a diferencia de los residuos personales, los industriales cuentan con un marco normativo que las empresas están obligadas a cumplir, mientras que los domiciliarios dependen de la responsabilidad individual de las personas.
“No existen requerimientos específicos en cuanto a la cantidad producida, ni tampoco incentivos para su minimización, ya que depende exclusivamente de la conciencia de cada individuo”, indicó la Dra. Patricia González.
Reciclaje personal: una práctica cada vez más necesaria
Además, el Director del Centro de Ciencias Ambientales EULA-Chile de la Universidad de Concepción, Dr. Ricardo Barra Ríos, explicó que el panorama del reciclaje personal en Chile se limita principalmente a los materiales más fáciles de procesar, como el papel.
Sin embargo, los desperdicios más complejos, como el plástico, presentan mayores dificultades para las personas. Por ello, el Dr. Ricardo Barra plantea que “si diseñamos materiales más simples, es probable que el procesamiento de residuos sea mucho más efectivo en la sociedad”, comentó.
Por otro lado, la académica del Departamento de Ingeniería Ambiental destacó que esta práctica “ permite reducir la presión sobre los recursos naturales que constituyen materias primas, las cuales son reemplazadas por los residuos reciclados”. De esta forma, no solo se disminuiría la carga sobre los sitios de disposición final, como los rellenos sanitarios, sino que también se extiende su vida útil.

El Director del Centro de Ciencias Ambientales EULA comentó que en la actualidad la gran mayoría de la población chilena vive en ciudades, lo que implica que la cantidad de basura generada se ha transformado en un problema de contaminación tan relevante como el producido por el área industrial.
“Aquí contaminamos todos. Por supuesto, la industria tiene una responsabilidad en el control de las emisiones y está siendo regulada. Pero el control de la contaminación es una tarea de toda la sociedad”, indicó el Dr. Ricardo Barra.
La importancia de la educación en la sociedad
Por esta razón, la concientización sobre el tema se vuelve cada vez más necesaria para reducir la cantidad de desechos. “Creo que, en general, para una población como la chilena necesitamos que estos procesos sean lo más simples posible y que el reciclaje sea accesible para todos”, mencionó el académico.
Esto se debe a que “resulta más complejo gestionar los residuos generados por el consumo individual, debido a la dispersión territorial y a la dificultad de regular conductas personales. Por ello, la educación juega un papel fundamental para promover cambios de comportamiento que faciliten la implementación de políticas públicas que fomenten el reciclaje”, explicó la Dra. Patricia Gonzalez.
El Dr. Ricardo Barra explicó que la práctica individual tiene un impacto gradual. Si las personas reducen el volumen de basura que generan, contribuyen al traslado y acopio de residuos en los centros de disposición final. “Si reducimos la cantidad de basura, se abre una gran oportunidad para que esos recursos ahorrados puedan destinarse a otros fines”, agregó.
De esta forma, la educación sobre estas prácticas se vuelve cada vez más necesaria. Ambos especialistas coincidieron en la importancia de instruir a la población, con el fin de generar los cambios necesarios.
“No se deben escatimar esfuerzos para fortalecer una cultura de respeto al medio ambiente en toda la sociedad, con particular énfasis en el manejo de los residuos para lograr conductas individuales y colectivas que nos permitan viabilizar un mejor uso de los recursos y una protección efectiva de los territorios”, puntualizó la Dra. Patricia Gonzalez.







