Conocer al enemigo: los estudios genéticos para trazar el viaje del Coronavirus
Crédito: Dirección de Comunicaciones UdeC
“Hace 20 años era impensado realizar este tipo de estudios. Hoy se sabe la información biológica del virus. Al conocerlo, idealmente, se puede diseñar algún tipo de terapia”, explica el académico UdeC Andrés Opazo-Capurro.
Es como reconstruir la ruta de un viajero. Investigadores de todo el mundo se encuentran analizando las huellas que deja el nuevo Coronavirus (SARS CoV-2), causante de la enfermedad Covid-19, que tiene en ascuas a la población y a los sistemas de salud. A través de estudios filogenéticos, buscan identificar sus características para proponer vacunas o tratamientos, además de obtener conclusiones epidemiológicas.
Es decir, comprender cómo este virus logró traspasar la barrera entre especies y luego diseminarse por el planeta.
Hasta ahora, se sabe que al menos ocho variantes del virus circulan por el mundo, aunque hay muchos países que no cuentan con recursos para hacer estos análisis, por lo que se trata de la punta del iceberg. Estas variantes, tal como indican expertos, son mutaciones menores, que no implican hasta el momento un efecto en cómo se desarrolla la enfermedad.
“El virus es un 99,9% igual en todo el mundo, las variantes dan cuenta del 0,1% restante”, explica el microbiólogo UdeC Andrés Opazo-Capurro, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas.
Entre los esfuerzos mundiales, esta semana se conoció el trabajo de un grupo de investigación del Instituto de Salud Pública de Chile, publicado en el Journal of Medical Virology. Los expertos del ISP identificaron dos variantes del virus presentes en los cuatro primeros casos que llegaron al país. Se trata de las variantes S y G.
La primera se encontró en tres casos: una pareja que viajó por Asia y Europa (variante S asiática) y una persona que viajó a Europa (variante S española). La variante G (que se corresponde con el virus encontrado en Alemania y Países Bajos), se halló en el cuarto caso, descubierto en Santiago, luego de una visita Milán, Italia.
“Hace 20 años era impensado realizar este tipo de estudios. Hoy se sabe la información biológica del virus, para entender su estructura, ver a qué otro virus se parece, inferir cómo funciona, qué proteínas tiene. Al conocerlo, idealmente, se puede diseñar algún tipo de terapia”, señala el profesor Opazo-Capurro.
Qué es y cómo funciona
Un virus es una partícula más pequeña que una célula bacteriana, conformada por un genoma de ADN o ARN, que necesita ocupar una célula viva para reproducirse. El SARS CoV-2 hizo su aparición entre noviembre y diciembre de 2019 en Wuhan, China. Desde entonces, se sabe que está compuesta de ARN, lo que le da la característica de mutación rápida.
Opazo explica que la diferencia de este Coronavirus con otros, es que el SARS CoV-2 tiene una mayor afinidad con la célula humana y, por ello, se requieren menores cantidades para generar la enfermedad. Esto sería posible gracias a los receptores de su membrana, que se unen de manera más firme a las células humanas.
Respecto a los estudios filogenéticos, otra cosa que pueden mostrar es si el virus tiene una variante local, es decir, si mutó en el lugar donde se encuentra. En Chile, las cuatro muestras analizadas indican que el virus proviene del exterior. En otros lugares, como San Francisco, California, los análisis muestran que la mayoría de los virus proviene de Washington y estos, a su vez, de Wuhan.
En cuanto a la posibilidad de mutación hacia una variante más letal, Andrés Opazo-Capurro considera que esto es poco probable. El virus en su forma actual puede calificarse como “exitoso”, pues tiene una alta tasa de transmisión entre humanos y una baja mortalidad (1%), por lo que no presenta presión evolutiva para mutar, explica.
Vacunas y tratamiento
Desarrollar una vacuna contra el SARS CoV-2 en un año sería considerado como un éxito rotundo. Ello, porque hay casos en que este tipo de tratamiento preventivo puede tardar décadas. Hoy, la OMS tiene 19 candidatos potenciales, pero la mayoría está en una fase preliminar.
“El cuello de botella suelen ser las pruebas clínicas”, señala académico UdeC, quien cuenta que en Chile hay capacidad de desarrollo de vacunas, pero no para la fase de testeo en humanos. Por lo mismo, cuando se trabaja en una vacuna, las pruebas se realizan en otros países, como Estados Unidos.
En lo que respecta a los fármacos, actualmente se realizan pruebas con algunos como la Cloroquina y la Hidroxicloroquina, que sirven al tratamiento de la Malaria, o el Remdesivir, que se utiliza para el Ébola. Sin embargo, ninguno todavía resulta efectivo para tratar el Covid-19. Por el momento, lo que hay es evidencia anecdótica de pacientes que han reaccionado bien y algunos indicios positivos en pruebas de laboratorio.
“Por ahora, se sabe que las medidas de aislamiento, lavado de manos y desinfección son las que han resultado más efectivas en el combate del virus. Tenemos que asumir que una gran cantidad de personas va a tener el coronavirus, porque es lo que ha pasado en otros países”, sentencia el Dr. Opazo-Capurro.
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