Estudio advierte que hábitos de alimentación en adolescentes podrían empeorar
Crédito: Archivo
El Centro de Vida Saludable es parte de un estudio observacional que ha evidenciado la persistencia de ciertos hábitos no saludables entre adolescentes chilenos durante el confinamiento, como el consumo de ultra procesados, productos ricos en azúcar y baja actividad física.
La pandemia por Covid-19 ha alcanzado enormes proporciones en todos los continentes, provocando incalculables pérdidas humanas y económicas hasta la fecha. El aislamiento social ha sido una de las principales medidas adoptadas para evitar la propagación del virus. El confinamiento ha cambiado nuestras vidas y la de nuestros adolescentes, quienes han tenido que adaptarse a un nuevo sistema educativo no presencial.
Aunque necesarias, las medidas para disminuir el contacto social han restringido también las actividades en el comercio, restaurantes, mercados callejeros, llegando incluso el cierre de fronteras. Por lo tanto, para muchas personas, las rutinas habituales de compras y la alimentación se han visto alteradas.
La Dra. Natalia Ulloa, directora del Centro de Vida Saludable (CVS) de la UdeC, señala que no debemos olvidar los estilos de vida saludables, una tarea aún pendiente en nuestro país, y considera que es preocupante lo que pueda ocurrir con los hábitos de los niños y adolescentes durante el confinamiento.
Eso es lo que indaga un estudio internacional, liderado por el Dr. Alberto Dávalos del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (Imdea-Alimentación), que tiene por objetivo describir el estilo de vida de adolescentes durante el confinamiento por Covid-19, y los posibles cambios en sus hábitos dietéticos y de actividad física debido a esta situación.
El CVS es parte de este trabajo que incluye a púberes y adolescentes de 10 a 19 años, de países de Europa (Italia y España) y América Latina (Brasil, Chile y Colombia).
Los primeros resultados fueron aceptados para su publicación la revista científica internacional, Nutrients, con el título “Covid-19 confinement and changes of adolescent’s dietary trends in Italy, Spain, Chile, Colombia and Brazil”.
El subdirector del Centro, Dr. Miquel Martorell, explica que los análisis preliminares del estudio han proporcionado la primera evidencia de que la pandemia de Covid-19 ha modificado ciertas tendencias dietéticas y empeorado los niveles de actividad física de los adolescentes incluidos en el estudio.
Las observaciones indican que durante el confinamiento en casa han persistido ciertos hábitos alimentarios no saludables entre los niños y adolescente (consumo de ultra-procesados y bebidas azucaradas) y ha aumentado la ingesta calórica por un mayor consumo de dulces con azúcares refinados.
También se han evidenciado ciertos cambios positivos en los estilos de alimentación, como el aumento de la ingesta de frutas y verduras, aunque esto, aparentemente, no ha mejorado la calidad general de la dieta de los adolescentes. Por ejemplo, la media de consumo de legumbres en Chile no alcanzó a las dos porciones semanales recomendadas.
Los países latinoamericanos (Chile, Brasil y Colombia) mostraron bajos niveles de actividad física antes y durante el confinamiento.
Ya antes de la pandemia, recuerda la Dra. Ulloa, Chile lideraba los rankings internacionales de obesidad infantil; los malos hábitos alimentarios y los bajos niveles de actividad física de los adolescentes chilenos eran un enorme desafío.
Las cifras de exceso de peso y obesidad infanto-juvenil entregadas por Junaeb en 2019 indicaban que un 6% de los niños de prekinder a primero medio presenta obesidad severa, un 17 % obesidad y un 29 % sobrepeso.
En total, un 52% de niños tienen exceso de peso, lo que sitúa a Chile como el país OCDE con mayor tasa de obesidad infantil después de Estados Unidos.
La nutricionista del CVS, Fernanda Carrasco, advierte que existe el riesgo de que los malos hábitos de alimentación y actividad física pre pandemia se arraiguen aún más al término del confinamiento, con un impacto negativo en la salud a mediano y largo plazo.
Sin embargo, a su juicio, quedarse en casa puede ser una gran oportunidad para promover una alimentación saludable y prevenir la obesidad, cocinando alimentos frescos y eliminando el uso de procesados o ultra procesados.
Por otro lado, señala que involucrar a los niños en la cocina, en un ambiente familiar y lúdica, puede ayudar a reforzar la preferencia por alimentos más saludables.
Con ese fin el Centro diseñó un sitio web dirigido a la comunidad, con recomendaciones y recetas para evitar el consumo de procesados y exceso de azúcares refinadas; cocinar de forma saludable y privilegiar los alimentos de alta nobleza nutritiva.
Frente a los resultados del estudio, la Dra. Natalia Ulloa destaca el rol trascendental de padres y tutores en la formación de hábitos saludables en los menores y la familia en general.
Asimismo, recalca que una alimentación saludable es balanceada en contenido de macronutrientes y aporte energético, pero también rica en micronutrientes y fito-compuestos que son imprescindibles como primera barrera para prevenir muchas enfermedades crónicas e infecciosas agudas.
También insiste en que la rutina familiar debe incorporar alimentación saludable, ejercicio físico regular, hidratación suficiente, recreación, sueño y descanso como grandes aliados para la salud y el bienestar.
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