Homeostasis del riesgo: cuando se aumenta el riesgo al intentar prevenirlo
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Si usted reconoce su tendencia a tomar conductas de mayor riesgo, por sentirse más protegido al usar elementos profilácticos, entonces, lo mejor es que no use ni mascarilla ni guantes, ya que así será consciente de los riesgos a los que estaría sometido y tendrá una conducta más precavida.
Una de las principales medidas para prevenir el contagio con el Covid-19 corresponde al distanciamiento social, que se podría resumir en un “no se acerque a otras personas”, siendo la distancia mínima recomendada un 1,20 metros.
Una segunda medida se asocia con evitar tocar objetos en los que podría estar el virus, como son pasamanos, muebles, dinero, etc. Como es difícil que esto no ocurra, entonces la recomendación es lavar rigurosa y frecuentemente las manos con jabón, usando alcohol gel si el lavado no es posible. En este caso, la instrucción viene con un llamado de atención: mientras no lave sus manos o no use alcohol gel, no toque su boca, nariz y ojos, pues si lo hace, y el virus está en sus manos, este podría ingresar al cuerpo por las mucosas.
Una tercera recomendación se asocia con el uso de mascarillas y guantes, particularmente para las personas que sospechan que podrían ser portadoras y que no están afectas a una cuarentena.
Respecto de esta última indicación, llama la atención que el uso se recomienda a quienes se sospecha podrían ser portadores y no a las personas sanas o de bajo riesgo. Esto es repetido frecuentemente por los especialistas en salud. ¿Por qué?
Acá aparece la denominada “homeostasis del riesgo”, que básicamente establece que “el exceso de precaución para reducir un riesgo puede volverse contra nosotros mismos, aumentando el riesgo general”.
Esto refleja una tendencia psicológica de los seres humanos, pues una vez que se ha introducido una medida de seguridad concreta, en relación con un riesgo percibido, las personas parecen reajustar su conducta, tornándola más peligrosa e incrementando su exposición al riesgo.
El investigador Gerald Wilde equiparó con un termostato nuestra manera psicológica de afrontar el riesgo y, en ese marco, los humanos tenemos nuestro propio termostato del riesgo y cada persona lo tiene establecido a un nivel determinado. Así, hay personas que adoran el riesgo y otras que huyen de él.
Esta homeostasis del riesgo aparece con frecuencia en el área de la seguridad vial, donde la implantación de medidas preventivas de accidentes puede llevar a que las personas se desplacen menos conscientes de su entorno. Por ejemplo, el peatón que usa un paso cebra, sin estar alerta de las condiciones del tránsito, porque está usando un diseño que se supone seguro.
En otras palabras, entre más seguros nos sentimos, de manera más arriesgada nos comportamos.
En el marco de la pandemia del Covid-19, si usted está sano o no pertenece a un grupo de riesgo o alta exposición y usa mascarilla o guantes como una medida de prevención, podría pensar que es poco probable que se enferme porque se ha protegido, pudiendo adoptar conductas de mayor riesgo. Por ejemplo, no respetar debidamente la distancia mínima de acercamiento, tocar objetos donde el virus podría estar presente, ayudando a transmitirlo a terceros y a usted mismo.
Más aún, si a lo anterior agregamos una mala manipulación de las mascarillas y un inadecuado retiro de los guantes, entonces, finalmente, usted se estará colocando en riesgo y estará contribuyendo, eventualmente, a propagar el virus.
Por lo tanto, si está sano o sana y debe salir obligadamente de su zona segura, e insiste en usar guantes o mascarilla, aun así debe realizar las otras medidas preventivas. Esto es: mantener el distanciamiento mínimo, evitando tocar los objetos, con la adecuada disposición de estos dos elementos al final del viaje, y realizar el lavado de manos.
Si usted reconoce su tendencia a tomar conductas de mayor riesgo, por sentirse más protegido al usar elementos profilácticos, entonces, lo mejor es que no use ni mascarilla ni guantes, ya que así será consciente de los riesgos a los que estaría sometido y tendrá una conducta más precavida.
Ahora bien, si su actitud y adherencia hacia las medidas de prevención recomendadas por los especialistas sanitarios es muy baja, por los otros, por sus cercanos y por usted, lo mejor es que se quede en su casa.
Columnista(s)
Dr. Alejandro Tudela Román
Director de Servicios
Académico Facultad de Ingeniería
Universidad de Concepción
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